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Los sofocos, síntoma fundamental de la peri-menopausia, son conocidos por las mujeres desde antiguo.

Alrededor del 80% de las mujeres al llegar a la época del climaterio, más allá de los 45 años, más o menos, presentan oleadas de calor en la cabeza, el cuello y la zona de la esclavina, en la parte superior del tronco; las que los han sufrido, los identifican bien porque alteran de manera muy importante la calidad de vida de las personas que los sufren.
Efectivamente no matan, pero mortifican en gran manera pues pueden llegar a impedir las tareas habituales de cada día, como el trabajo cotidiano, las labores de casa e incluso pueden alterar la práctica deportiva o condicionar la estancia en determinados lugares o la práctica de diversos deportes. No es infrecuente que incluso consigan modificar lo que hasta entonces era una agradable vida sexual de pareja…..
Algunas actividades los pueden desencadenar más fácilmente que otras como permanecer en espacios cerrado, el exceso de calefacción en invierno….y tratar de evitar situaciones de conflicto, de stress o de nerviosismo pueden ayudar a distanciarlos…; pero cuando se reproducen en número importante, cuando son quince o veinte cada día, cuando impiden dormir bien…, es el tiempo de acercarse a consultarlo con el ginecólogo.
El Dr. Neyro lo explica en su sección médica de prevención de La Vida es Bella en Canal Euskadi de TV.

 

La artrosis y sus dolores se triplican con la llegada de la menopausia

Los problemas de artrosis se triplican con la llegada de la menopausia debido al descenso del nivel de estrógenos, según ha informado el director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer, el Dr. Palacios, quien ha recordado que en «muchos casos» son los ginecólogos los que tienen que identificar los primeros síntomas de la enfermedad.

«Muchas veces nuestras pacientes nos cuentan que sufren dolores articulares de forma habitual y por lo tanto es el ginecólogo el que tiene que detectar estos síntomas para intentar frenar el proceso artrósico lo antes posible», ha apostillado, durante el cuarto Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer.

De hecho sabemos hoy, señala el ginecólogo José Luis Neyro, participante activo también en dicha reunión científica que se celebró en el Colegio de Médicos de Madrid, que los estrógenos administrados a las dosis correctas, pueden disminuir los síntomas de dolor en las pacientes postmenopáusicas con artrosis (ver en http://www.neyro.com/2013/04/10/el-estrogeno-puede-aliviar-el-dolor-en-las-articulaciones-de-mujeres-posmenopausicas/)

Por estos motivos, los expertos han introducido la genética como elemento innovador en el campo de la artrosis, ya que puede ayudar al médico a determinar una pauta de tratamiento de forma personalizada en cada paciente. Y es que, la artrosis tiene un importante componente genético y este influye tanto en su desarrollo como en su progresión. De hecho, la predisposición genética a padecer artrosis de rodilla se hereda en un 40% y la progresión en un 60% o un 70%. Casi más de la tercera parte de la artrosis tiene precisamente ese origen genéticamente determinado.

Además, la evolución de la artrosis es muy variable en función de cada paciente, puesto que hay pacientes que progresan en pocos años a un estado avanzado de la enfermedad, que puede acabar en necesidad de prótesis, mientras que otros se mantienen en el estado inicial durante muchos años.

«Cuando un ginecólogo trata la artrosis de una mujer menopáusica siempre es con el objetivo de evitar que tenga que acabar en una prótesis, por eso es importante que se empiece a tratar desde las primeras etapas de la enfermedad», ha recalcado Palacios. Nos ocupamos de estos asertos en otro legar de este web en http://www.neyro.com/2012/02/26/artrosis-y-climaterio-otra-pesada-carga-en-la-vida-de-la-mujer/

En este sentido, el especialista ha recordado la aparición de ‘Arthrotest’, un nuevo ‘test’ de ADN en saliva para predecir la evolución de la artrosis de rodilla que puede ayudar al ginecólogo a identificar a las pacientes con peor pronóstico y a actuar sobre la enfermedad desde las primeras etapas, mejorando así su calidad de vida.

«Si yo se que la progresión de la artrosis de una de mis pacientes va a ser rápida, tendré que ser más agresivo en las medidas a aplicar e incluso podré decidir derivarla a un reumatólogo para que pueda tratarla con las fórmulas terapéuticas más innovadoras. Por eso, ‘Arthrotest’ me resulta de gran utilidad a la hora de tomar decisiones con mis pacientes con artrosis», ha señalado Palacios.

El análisis se realiza sólo una vez en la vida y consiste en tomar una muestra de saliva de la boca de una paciente ya diagnosticada con artrosis de rodilla. Tiene una precisión del 82% y está basado en un estudio clínico en el que han participado 281 pacientes y 31 hospitales españoles.

REPERCUSIÓN DE LA MENOPAUSIA EN LA CALIDAD DE VIDA

La menopausia sucede en el 95% de las mujeres del mundo occidental; ello supone que la mujer vive en situación de hipoestronismo más del 35 – 40% de su vida. No obstante, la menopausia no puede ser considerada una verdadera endocrinopatía. No todas las mujeres precisan tratamiento hormonal; solo aquellas afectas de un síndrome climatérico que condicione su calidad de vida. De hecho, aunque la terapia hormonal es comúnmente usada para la prevención de enfermedades, sus efectos en la calidad de vida no han sido bien documentados. Los efectos de la terapia hormonal dependen de la presencia de sintomatología menopáusica. Los estrógenos, con / sin adición de bajas dosis de andrógenos pueden mejorar al calidad de vida durante estos años del climaterio sintomático.

Se hace necesario evaluar la calida de vida de las pacientes mediante una adecuada historia y cuestionarios específicos al llegar a la transición menopáusica y hacer un análisis individual de su situación de cara a decidir terapia hormonal y favorecer una atención individualizada que mejore su deteriorada calidad de vida.

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Aprobado en USA el primer tratamiento no hormonal para sofocos asociados con la menopausia

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó el pasado junio Brisdelle (paroxetina) para tratar sofocos moderados a severos (síntomas vasomotores) asociados con la menopausia. Brisdelle, que contiene un inhibidor selectivo de reabsorción de serotonina, mesilato de paroxetina, es actualmente el único tratamiento no hormonal para sofocos aprobado por la FDA.
Existen una variedad de tratamientos aprobados por la FDA para los sofocos, pero todos ellos contienen estrógeno solamente o estrógeno y una progesterona. En Europa, afirma nuestro experto el Dr. Neyro, se viene empleando hace más de cuarenta años diversas combinaciones de estrógenos naturales y progesterona natural también, caracaterística definitivamente diferente de lo que sucede con estos fármacos en los estados Unidos.
Los sofocos asociados con la menopausia se presentan hasta en un 75 por ciento de mujeres y pueden persistir hasta 5 años, o incluso más en algunas mujeres. El 805 de las mujeres que los padecen, comienzan a sentirlos incluso dos años antes de la llegada de su menopausia, señala José Luis Neyro. Los sofocos no constituyen una amenaza para la vida, pero los síntomas pueden resultar muy molestos, causando incomodidad, vergüenza e interrupción del sueño. «Hemos demostrado con nuestros estudios epidemiológicos que el llamada síndrome climatérico altera gravemente la calidad de vida de las mujeres afectas», indica nietro experto ginecólogo titular de este web.
“Existe un número importante de mujeres que sufren de sofocos asociados con la menopausia y que no pueden o no quieren usar tratamientos hormonales”, señala por otro lado  el doctor Hylton V. Joffe, director de la División de Productos Óseos, Reproductivos y Urológicos en el Centro para la Evaluación e Investigación de Medicamentos de la FDA. “La aprobación de este junio 2013 proporciona a las mujeres la primera opción terapéutica no hormonal aprobada por la FDA para ayudar a aliviar los sofocos que son tan comunes en la menopausia”.
La seguridad y eficacia de Brisdelle se establecieron en dos estudios aleatorizados, doble ciego, controlados por placebo y con un total de 1,175 mujeres posmenopáusicas con sofocos entre moderados y severos (con un mínimo de sofocos de siete a ocho por día o de 50 a 60 por semana). El período de tratamiento duró 12 semanas en un estudio y 24 en el otro. Los resultados mostraron que Brisdelle redujo los sofocos comparado con el placebo. El mecanismo por el que Brisdelle reduce los sofocos es desconocido.
Los efectos secundarios más comunes en pacientes tratados con Brisdelle fueron dolores de cabeza, fatiga,  náusea/vómitos.
Brisdelle contiene 7.5 mg de paroxetina y la dosis es de una vez por día a la hora de acostarse. Otros medicamentos tales como Paxil y Pexeva contienen dosis más altas de paroxetina y están aprobados para tratar trastornos como depresión severa, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de pánico y trastorno generalizado de ansiedad. Todos los medicamentos aprobados para tratar depresión, incluyendo Paxil y Pexeva, tienen una advertencia en la caja sobre un riesgo mayor de suicidio en niños y jóvenes. Debido a que Brisdelle contiene el mismo ingrediente activo que Paxil y Pexeva, tiene una advertencia en la caja de riesgo de suicidio y se indica en la etiqueta de Brisdelle.
abanicos_lenguaje[1]Otras advertencias en la etiquetadas incluyen una posible reducción en la eficacia de tamoxifen si ambos medicamentos se toman al mismo tiempo, un creciente riesgo de pérdida de sangre, y un riesgo de desarrollar síndrome de serotonina (señales y síntomas que incluyen confusión, palpitaciones rápidas, y alta presión arterial).
En estos momentos se están analizando los datos de un gran ensayo clínico realizado en España, en el que el Dr. Neyro ha participado, en el que se evaluaron los efectos de una combinación de productos naturales derivados de la soja y del trébol rojo para el tratamiento de los sofocos moderados en pacientes que no deseaban emplear tratamientos hormonales. Probablemente, esos datos se presenten por primera vez en el congreso nacional de Menopausia que se celebrará en Bilbao entre el 12 y el 14 de junio de 2014 presidido por el Dr. Neyro. «Estamos trabajando duro para que esa presentación de datos tenga lugar en Bilbao», señala.

 

Los tratamientos hormonales mejoran la función muscular en mujeres posmenopáusicas

tratamiento-menopausiaLa terapia hormonal sustitutiva (THS) mejora significativamente la función muscular, hasta el nivel de la fibra muscular, en las mujeres posmenopáusicas, según los resultados de un estudio publicado en “Journal of Physiology”.

Algunos estudios publicados en la última década han informado negativamente en torno a la THS, por lo que muchas mujeres son reticentes a usarlo, pero esta investigación ofrece un resultado positivo de esta terapia.

En estudios previos sobre el control de velocidad de la marcha y el salto de altura, se ha sugerido que la THS reduce el impacto del declive relacionado con la edad de la masa muscular y la fuerza. Este nuevo estudio es el primero en explorar estos efectos a nivel celular y molecular, gracias a que el equipo de investigación observó pares de gemelas idénticas posmenopáusicas, de las cuales sólo una de cada par estaba recibiendo THS, con el fin de descartar diferencias genéticas, y luego se realizó un examen minucioso de las biopsias musculares tomadas de ellas.

El Dr. Lars Larsson, de la Universidad de Uppsala (Suecia), quien dirigió el estudio, dijo: «Hemos encontrado que a pesar de que las fibras musculares individuales no cambian de tamaño, los músculos de las usuarias de THS mostraron una mayor resistencia mediante la generación de una fuerza máxima más alta en comparación con aquellas sin THS. Se cree que el uso de terapia de reemplazo hormonal, al menos en parte, reduce modificaciones de las proteínas contráctiles del músculo que están vinculadas al envejecimiento».

«La THS también se asocia con una organización más eficiente de los mionúcleos, que son componentes esenciales para la función de la fibra muscular. En usuarias de la THS, la diferente disposición de mionúcleos optimiza el transporte de proteínas a nivel celular que conduce a la mejora de la función muscular«, agrega el director del estudio.

«Las caídas y las lesiones relacionadas con las caídas son comunes entre las personas de edad avanzada, con consecuencias socioeconómicas importantes para los individuos y la sociedad, y las mujeres se ven más afectadas que los hombres debido a la disminución en la producción de la hormona sexual femenina», prosigue este experto, para quien los resultados del estudio abren nuevas posibilidades para futuras intervenciones farmacológicas destinadas a aumentar la masa muscular y la función en la vejez, así como mejorar la calidad de vida.
Si a todo ello añadimos, como señala nuestro experto en terapias hormonales y titular de este web, el Dr. José Luis Neyro, que los ginecólogos solemos estar «atentos a los niéveles de vitamina D de nuestras pacientes que también refuerza la masa muscular, estaremos en el camino de asegurar una tercera edad mucha más sana y vigorosa» Todo ello no solo reduce el riesgo de caídas y consecuentemente de fracturas, sino que mejor a el perfil general de cada paciente.

El estrógeno puede aliviar el dolor en las articulaciones de mujeres posmenopáusicas

Las mujeres posmenopáusicas, que a menudo sufren de dolor en las articulaciones, podrían encontrar un poco de alivio a largo plazo al tomar sólo estrógeno como medicamento, según un nuevo estudio de la Iniciativa de Salud de las Mujeres (WHI), publicado en la revista “Menopause”.

Estudios anteriores de la influencia de los estrógenos sobre síntomas articulares habían hallado resultados mixtos, por lo que los investigadores examinaron los resultados de la WHI, el estudio más grande de la historia del uso de la terapia hormonal en mujeres posmenopáusicas. En concreto, analizaron los datos de un programa en el que las mujeres que se habían sometido a una histerectomía recibieron estrógeno o un placebo.

«Encontramos que las mujeres posmenopáusicas que recibieron estrógeno sólo como medicamento registraron una frecuencia significativamente menor de dolor en las articulaciones que las mujeres que recibieron un placebo», señaló el Dr. Rowan T. Chlebowski, autor principal del estudio y cientíhormonasfico del Instituto de Investigación Biomédica del Centro Médico Harbor-UCLA (LA BioMed) en Los Ángeles (Estados Unidos). «Entre 3% y 5% más de las mujeres que reciben estrógenos tuvieron menos dolor de las articulaciones que las mujeres que tomaron un placebo», concreta.

Entre las 10.739 mujeres posmenopáusicas inscritas en el programa de estrógeno, el 77%% informó que tenían dolor de las articulaciones y el 40% experimentó hinchazón de las articulaciones. Tras un año de tratamiento, la frecuencia de dolor articular fue menor entre las mujeres que recibieron sólo medicamento de estrógeno, en comparación con el grupo placebo (76,3% frente a 79,2%).

Después de tres años, en un subconjunto de las mujeres en el estudio, loa participantes que recibieron estrógeno siguen teniendo dolor en las articulaciones con menos frecuencia que las mujeres que recibieron un placebo (74,2% frente a 79,8%).

«Estos hallazgos sugieren que el estrógeno puede proporcionar un alivio modesto pero sostenido para las mujeres posmenopáusicas que sufren de dolor en las articulaciones», subraya el Dr. Chlebowski. Por ello, aconseja a las mujeres que consulten a sus médicos y equilibren el valor potencial terapéutico de los estrógenos con la información disponible sobre los riesgos y beneficios de la terapia hormonal para la menopausia, incluyendo la advertencia de utilizar la dosis más baja durante el menor tiempo.
Hace ya más de dos años, una publicación indexada internacionalmente recibió un manuscrito que por primera vez atribuía al déficit de las hormonas estrogénicas de los ovarios, a la postmenopauisa en suma, hasta la tercera parte de todas las artrosis de las mujeres. Se hablaba así en el artículo de Herrero-Beaumont por vez primera de la ARTROSIS POSTMENOPÁUSICA.