Cabrían muchas razones para explicarlo, pero ninguna de todas ellas sería ni suficiente ni lo ¡zanjaría como satisfactorio. Tenemos un déficit en este blog (solo uno?) y es que le hemos dedicado poco espacio a los abortos naturales…, si puede ser «natural» la pérdida de un embarazo… No nos referimos a los problemas derivados de los abortos voluntarios o de las dificultades para que sean realizados en las mejores condiciones en nuestra sanidad (ver en https://www.neyro.com/2020/01/22/sobre-las-tecnicas-de-finalizacion-temprana-del-embarazo/), sino a los que se producen en contra de la voluntad de la gestante.
Uno de los temas a los que desde el punto de vista profesional el creador de contenidos de este web, el ginecólogo José Luis Neyro, más tiempo y esfuerzo ha dedicado en los últimos años ha sido la destrucción de los mitos que se han extendido entre la población y entre los propios profesionales alrededor de los métodos anticonceptivos.
En realidad más que extrauterino, debiéramos decir realmente embarazo ectópico pues algunos embarazos intrauterinos son también ectópicos; de hecho, los localizados en el cuerno uterino o en el cérvix son intrauterinos, pero están fuera del lugar ideal y por ello deben ser llamados ectópicos que solo significa (nada menos) que está fuera del sitio (correcto). Viene etimológicamente del griego ec (= fuera) y topos (= lugar). Por tanto, fuera del lugar (ideal).
Durante muchos años, décadas más bien, los médicos en particular, los sanitarios en particular (y ello incluye a enfermería, farmacéuticos…., en fin) e incluso nuestras (siempre respetadas) autoridades sanitarias nos hemos empeñado en que los pacientes no se auto-medicaran, que los tratamientos médicos debían ser prescritos por un profesional de la medicina adecuadamente validado y certificado…., pero parece que esas recomendaciones no son tan estables ni tan siquiera en el sentido de la seguridad de los tratamientos.