No son realmente muchas las veces que un artículo científico publicado además en una revista indexada, de prestigio es primero refutado, luego retirado y aún menos frecuente que los autores reconozcan su error, se retracten y afirmen que participaron (nada menos…) que en un engaño. Pero a veces sucede. Si los lectores recuerdan en este mismo blog y en plena pandemia dedicamos mucho esfuerzo, espacio y análisis a un producto que acababa de ser aprobado por la FDA nada menos (la agencia americana reguladora de los alimentos y los medicamentos o por sus iniciales en inglés, Food and Drugs Administration), para el tratamiento (no la prevención…) del maldito SARS-CoV2 (y aún puede leerse en https://www.neyro.com/2020/04/10/un-conocido-farmaco-antiparasitario-inhibe-la-replicacion-de-sars-cov2-in-vitro/)
Sin duda ninguna, serán las vacunas las que nos saquen de este atolladero que supone una pandemia que ha paralizado el mundo, su economía y durante más de dos largos años ha matado ya a casi 5 millones de personas (entre los casi 410 millones de casos de Infección CoVID19 en todo el mundo, con datos concreto de finales de febrero de 2022); de este aserto, no nos cabe duda alguna. Otra cosa distinta que ya parece que se va dilucidando es si la combinación de distintas vacunas es realmente adecuada y ya tenemos respuesta también para ese interrogante (ver en https://www.neyro.com/2021/11/12/pasara-el-futuro-de-la-proteccion-frente-a-covid19-por-la-combinacion-de-distintas-vacunas/)
No es la primera vez que abordamos el aspecto virológico de nuestro gran y reciente enemigo el famoso ya SARS-CoV2, una estirpe de CoronaVirus causante de esta pandemia por CoVID19; de hecho, en este mismo blog le dedicamos un amplio post cuando descubrimos cómo era en realidad y lo expusimos en el ahora lejano marzo de 2020, al incio de esta patética historia de dos años ya (ver en https://www.neyro.com/2020/03/09/un-virus-nuevo-el-coronavirus-2019-ncov/)
Fue en el (ya) lejano marzo de 2021 cuando nos planteábamos si SARS-CoV2 , el agente productor de esta maldita enfermedad llamada CoVID19 seguía siendo el mismo o si de acuerdo a las leyes de la naturaleza y la evolución, se había permitido el lujo de cambiar mucho, de mutar en suma (ver en https://www.neyro.com/2021/03/18/sigue-siendo-el-sars-cov2-el-mismo-de-siempre-desde-el-principio-de-esta-pandemia/). De hecho, confirmados los peores (y atinados) presagios de los virólogos sobre la constante evolución de los seres vivos (¿realmente un virus lo es por sí mismo si precisa indefectiblemente infectar a otro ser vivo para su propia supervivencia?), en las últimas semanas de 2021 y los primeros meses de este 2022 hemos tenido la oportunidad de padecer lo que en España ha representado una sexta ola (!) con una variante totalmente novedosa como es Ómicron (a la que retratamos con detalles en https://www.neyro.com/2022/01/20/una-nueva-alerta-mundial-de-la-oms-tras-la-aparicion-de-la-variante-omicron-del-virus-sars-cov2/)