Menopausia inducida

Un articulo publicado en http://www.ellayelabanico.com

 

Las personas tendemos a ponerles nombres menopaaa todas las cosas, las personas, los acontecimientos, incluso a nuestras mascotas; los ginecólogos también suscribimos esa conducto de nombrarlo todo. Llamamos menarquia a la primera regla; menopausia a la última. Nadie por lo tanto puede «ser menopáusica» o estar menopáusica»; se ha tenido o no se ha tenido aún lamenopausia, sin más. Entre la una y la otra los ciclos se repiten con (a veces) cansina normalidad; es más, desde el momento de la menarquia, la mujer espera que exceptuando los periodos relacionados con los embarazos, la menstruación va a estar presente, más o menos cíclicamente precisamente hasta la menopausia.

Aunque ésto es así para la mayoría de las mujeres, en algunas circunstancias puede faltar la regla durante más de tres meses (amenorrea) y hacerles pensar que la menopausia natural es la causa. Veamos a continuación algunas circunstancias en que ésto sucede, naturalmente o como consecuencia de la actuación médica y que es necesario conocer para no alarmarse primero y para relativizar lo sucedido, en segundo lugar:

1. Hay ausencias de regla que podríamos llamar fisiológicas:
• Después del parto, hasta que los ovarios reanudan su actividad normal, que ha estado anulada durante el embarazo desde los días 90 a 100 del mismo.
• Durante la lactancia materna. La duración de la falta de regla, está condicionada por el número de tomas, por los minutos que el bebé succione del pezón al día y no es constante en todas las mujeres. Ojo aquí con la anticoncepción que puede no ser efectiva con menos de seis tomas al día.

2. Otras aparecen durante el uso de anticoncepción hormonal:
• Con anticonceptivos hormonales combinados que pueden usarse en comprimidos orales, anillo vaginal o parches. Sucede solo en el 0,8 % de las pacientes y es debido a que pueden provocar una atrofia endometrial (y tanto más cuanto más bajas son las dosis).
• Con contraceptivos con solo gestágenos (CSG). Estos pueden ser de administración oral diaria, implantes sub-dérmicos cada tres años o inyecciones trimestrales. Aquí es muy frecuente la amenorrea.
• En este mismo grupo de CSG de depósito intrauterino, podemos esperar una reducción de la cantidad del sangrado cíclico, pero también una ausencia total de menstruaciones en el 30% de las mujeres. Es siempre reversible en el tiempo. Es el famoso DIU hormonado.

3. A veces la amenorrea sucede con el uso de medicamentos de acción antiestrogénica:
• Inhibidores de aromatasa usados principalmente en el tratamiento del cáncer de mama. Estos actúan impidiendo a todos los niveles la fabricación de estrógenos
• Análogos de GnRH; se emplean en enfermedades como la endometriosis, previamente a la cirugía de los miomas uterinos y en algunos tratamientos de esterilidad. Actúan sobre la hipófisis y bloquean temporalmente la secreción de gonadotropinas.
• Danatrol es un medicamento de acción antiestrogénica que a determinada dosis provoca amenorreas, también temporales.

4. Falta de menstruación por ausencia de endometrio:
• Secundaria a legrados uterinos demasiado vigorosos; tiene difícil solución.
• Secundaria a infecciones, afortunadamente muy poco frecuentes en nuestro medio.
• Después de tratamientos trans-histeroscópicos que empleamos para evitar los sangrados excesivos, como la ablación o resección endometrial (se pretende sea definitiva).

5. Secundarias a quimioterapia (QMT) y radioterapia (RDT) que directa o indirectamente provocan una depleción folicular.
• El efecto de la radioterapia depende de la dosis y de la edad de la mujer.
• El efecto de la quimioterapia va a depender del tipo de medicamento y también de la edad (los llamados fármacos alquilantes son los más tóxicos para el ovario).
• En ninguna de estas dos situaciones podemos prever lo que va a suceder en cada mujer.
Pero pongámonos un poco oficiales en este punto; si tenemos en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la menopausia como «la cesación permanente de la menstruación y de la capacidad reproductiva como consecuencia de la pérdida de la actividad folicular del ovario», vemos que todas las situaciones anteriores, exceptuando los casos secundarios a radioterapia y quimioterapia no son realmente «menopausias», sino ausencia de menstruaciones, temporales o permanentes y con diferentes repercusiones hormonales según su causa.
Así, si reevisamos algunas de la anteriores veremos que las cuestiones son a veces, muy poco problemáticas:
• no hay motivo de preocupación cuando sean amenorreas fisiológicas o secundarias al uso de anticonceptivos.
• cuando la causa sea el uso de medicamentos antiestrogénicos las menstruaciones volverán a la normalidad al interrumpir su administración. Este tipo de medicamentos tienen siempre, además, una indicación temporal.
• en las situaciones de ausencia de endometrio el nivel de hormonas circulantes es el que le correspondería por edad y no suele producirse problema alguno en ese sentido.
• tanto la RDT como la QMT sí actúan sobre el número de folículos ováricos, disminuyendo su número y provocando una falta de actividad folicular. En los demás casos la amenorrea es consecuencia de una actuación sobre el útero o a una interferencia en la adecuada función del ovario a distintos niveles (hipofisario, ovárico) sin que podamos hablar realmente de menopausia.

Por tanto, la menopausia inducida es menor en número de ocasiones y en gravedad de lo que al principio podría pensarse.

En medicina, hoy…., casi cada caso tiene una solución.

La AEEM (Asociación Española para el Estudio de la Menopausia) recomienda: VIDA SALUDABLE

La influencia que modificaciones del estilo de vida pueden tener sobre patologías propias de la menopausia ha sido evaluada en diversos estudios observacionales [1], [2].

Algunos factores no son susceptibles de modificación como la raza, la presencia de enfermedades concomitantes o la menopausia quirúrgica. Otros son susceptibles de cambio a través de diferentes estrategias preventivas. Entre ellos, la dieta, ejercicio físico y evitar los hábitos tóxicos han sido los mas estudiados y los que tienen una mayor repercusión sobre las patologías propias de la menopausia.

¿Qué papel tiene la dieta y el ejercicio físico en la prevención de patologías propias de la menopausia?

 

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Dieta.

 

Síndrome vasomotor

 

Estudios observacionales señalan que el aumento de peso y la obesidad actúan como factores predisponentes para que los sofocos sean mas frecuentes y de mayor intensidad 1, 2

 

                       El riesgo de padecer sofocos es mas elevado en mujeres con alto índice de masa corporal[3] aunque no esta probado si la pérdida de peso se traduce en una disminución de los sofocos.

 

Existen referencias anecdóticas respecto a que los alimentos calientes, picantes o muy especiados pueden desencadenar los sofocos, teniendo un efecto positivo su eliminación

 

Prevención osteoporosis

 

Una alimentación durante la etapa de crecimiento, que incluya cantidades adecuadas de calcio, proteínas y vitaminas se considera importante para alcanzar un correcto desarrollo de la densidad mineral ósea y el mantenimiento de la misma en etapas posteriores. Efecto nocivo para el hueso sería la dieta hiperproteica o la ingesta excesiva de fosfatos.

 

En relación a efecto en la prevención de fracturas, aunque en un metaanálisis [4] se señala un efecto positivo ya que una ingesta de 1000 mg/día de calcio reduce en un 12% el riesgo de fractura de cadera, otros estudios prospectivos no han podido confirmar este beneficio [5], [6].

 

Sin embargo, los principales organismos relacionados con la salud de la mujer recomiendan una ingesta adecuada de calcio (1000 – 1500 mg/día) para la prevención primaria y secundaria de la osteoporosis.

 

Recomendaciones en cuanto al control del peso: recomendación universal de mantener o mejorar el peso haciendo prevención del  sobrepeso incluso si la mujer se encuentra dentro del rango saludable (IMC entre 18,5 –24,9 Kg/m2). El ritmo de pérdida ha de ser gradual, no siendo superior la perdida del 10% de la masa corporal en un periodo de tiempo inferior a seis meses [7]

 

¿Son efectivas las recomendaciones?

 

El consejo oral ha mostrado tener escasa repercusión sobre poblaciones no seleccionas por patologías para producir modificaciones tanto en la cantidad como en el tipo de alimentos[8]. Así, una revisión de 17 trabajos cuyo objetivo final era evaluar la repercusión de los consejos dietéticas sobre población no seleccionada, indicó que el consejo oral no tiene apenas repercusión, e incluso intervenciones de alta intensidad como el seguimiento personal directo con entrevista solo tiene una eficacia media[9]. Sin embargo en poblaciones específicas como hipertensas, diabéticas o hipercolesterolemicas[10], la eficacia del consejo oral es alta, con una respuesta moderada-alta.

 

Ejercicio físico.

 

 

Sofocos y sintomatología climatérica

 

No ha podido ser mostrada una asociación en estudios caso-control entre la práctica de ejercicio y los síntomas vasomotores. Algún estudio transversal, indica el  efecto beneficioso mostrado en las mujeres que realizan ejercicio frente a las que tienen una vida sedentaria[11], teniendo estas el doble de sofocos[12]. Se ha sugerido que el efecto beneficioso producido por el ejercicio ocurre inmediatamente después de su realización, en los siguientes 45 minutos, pero no más allá y sería consecuencia del efecto que la  liberación de endorfinas producida por el ejercicio tendría sobre el humor[13]. Sin embargo, otros estudios no han mostrado este efecto beneficioso. En el momento actual, no hay evidencia respecto a que el ejercicio tenga un efecto consistente en los síntomas vasomotores.

 

Osteoporosis

 

La realización de ejercicio aeróbico o ejercicio de resistencia, son efectivos tanto en la prevención de la pérdida de densidad mineral ósea así como para obtener incrementos en diferentes lugares como columna o calcáneo[14]. También el ejercicio físico de impacto se ha mostrado efectivo en incrementar la DMO en cadera tanto en pre como en posmenopáusicas[15]. Se ha comprobado cómo aquellas mujeres que realizan ejercicio de manera regular como caminar, tienen mayor DMO  en columna y cadera que aquellas que no lo realizan. Además, previene la pérdida de masa magra y por tanto de fortaleza resultando eficaz hasta en mujeres ancianas[16].

El efecto del ejercicio físico en la prevención de fractura ha sido recientemente evaluado mediante cuestionario a 61000 mujeres posmenopáusicas de entre 40-77 años encontrando que aquellas mujeres que caminan 4 horas semanales tienen frente a las sedentarias un 40% menos de fracturas de cadera [17] señalando los autores que todos los niveles de ejercicio tienen un impacto positivo.

 

Pero además, el ejercicio produce una mejora en la coordinación motora lo que lleva a un menor número e caídas y a desarrollar mejores mecanismos de protección frente a las caídas.

 

Enfermedad cardiovascular

 

Las mujeres que realizan ejercicio mantienen sus niveles de c-HDL, mientras que en las sedentarias tienden a disminuir relacionándose estos cambios más con la cantidad que con la intensidad del ejercicio[18]. Se ha señalado una relación inversa entre la practica de ejercicio y mortalidad por enfermedad coronaria en mujeres posmenopáusicas [19]

 

El efecto beneficioso se ha comprobado incluso con modestos programas de entrenamiento como es caminar 30´ tres veces en semana y en cualquier edad[20], e incluso, tan solo tener un ocio activo ha mostrado que estas mujeres tienen tres veces menos patología arterial coronaria que las que tienen un tiempo de ocio sedentario[21]

 

¿Son efectivas las recomendaciones de ejercicio?

 

En una revisión de 15 trabajos cuyo objetivo principal era evaluar el efecto de las recomendaciones, se concluye que el consejo oral de realizar ejercicio es entre poco y moderadamente efectivo[22]. La asociación de otras intervenciones como la entrega de material escrito o las reuniones grupales, incrementan la eficacia del consejo[23].

 

Hábitos tóxicos.

 

El consumo de tabaco se asocia a un incremento del riesgo de sofocos, estando relacionado con el número de cigarros consumidos al día2. Sin embargo, no está establecido el beneficio de dejar de fumar sobre el alivio de los sofocos.

 

El efecto del tabaco en la salud ósea indica que la DMO es similar para fumadoras y no fumadoras en la premenopausia, pero en la postmenopausia, las fumadoras tienen menor DMO[24], incrementándose en las fumadoras el riesgo de fractura en cadera y columna aunque no de muñeca[25]

 

Estudios observacionales habían señalado el papel del abuso crónico de alcohol como factor asociado a la disminución de la DMO y al incremento de fracturas, aunque parece que la ingesta moderada de alcohol protege frente a la pérdida de DMO en mujeres posmenopáusicas[26], aunque sin embargo, el consumo de alcohol se relaciona con incremento de fractura de cadera posiblemente debido a un aumento de las caídas.

 

El consumo de cafeína tiene una asociación inconsistente con una menor DMO y con el riesgo de fractura.

 

¿Qué papel tiene la fitoterapia como arma terapéutica en la peri y post menopausia?

 

Aunque la terapia hormonal es el remedio mas efectivo en el alivio de los síntomas vasomotores, habiendo demostrado además otros beneficios, la preocupación por la aparición de posibles efectos adversos, ha estimulado la investigación de otras opciones alternativas.

 

En nuestro medio, recientemente ha adquirido gran popularidad la utilización de remedios naturales para el alivio sintomático o para preservar la salud de la mujer peri y postmenopáusica fundamentalmente a través de los fitoestrógenos, la cimicífuga racemosa, y sustancias antioxidantes como la vitamina E.

 

El estudio de estas sustancias en cuanto a efectividad y seguridad[27] es uno de los campos mas fructíferos en cuanto a publicaciones se refiere. Esto da idea del interés de la comunidad científica por ellas.

 

Los datos de que disponemos, sugieren que los fitoestrógenos brindan beneficios a la mujer postmenopáusica. Los efectos más claros estarían en el alivio sintomático[28] la modificación beneficiosa del perfil lipídico[29] y por tanto del riesgo cardiovascular. El efecto en hueso, apunta hacia beneficios en DMO y marcadores de remodelado óseo, pero no se dispone de datos de prevención de fractura.  El efecto de la cimicífuga racemosa se centra en el alivio de los síntomas vasomotores[30] a través de un mecanismo de acción independiente del receptor estrogénico[31]. El efecto en otras áreas como cardiovascular o hueso, es motivo de estudio y en el momento actual disponemos de limitada información. En una revisión de los efectos secundarios asociados a su utilización se pone de manifiesto que estos, son escasos, de poca intensidad y reversibles, siendo la queja mas frecuente las molestias intestinales inespecíficas[32]

 

Cada vez es mayor el número de evidencias que indican que algunas enfermedades crónicas pueden prevenirse o retrasarse mediante cambios dietéticos señalándose que los nutrientes antioxidantes jugarían un papel en la prevención del cáncer y enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, no está establecida la cantidad óptima de  estos nutrientes que la dieta debe contener para conseguir estos fines[33]. Así, la recomendación de incrementar el consumo de frutas y vegetales, resulta unánime, sin embargo, aunque los resultados son prometedores, no parece haber en este momento evidencia suficiente  para recomendar la utilización de suplementos antioxidantes para prevenir procesos crónicos como envejecimiento, cáncer o enfermedad cardiovascular.

 

¿En que pacientes sería óptima la utilización de fitoterapia ejercicio físico y dieta?

 

La recomendación de ejercicio físico y dieta es universal y la primera medida a señalar a las mujeres en la peri y postmenopausia. Todas las mujeres deben conocer los beneficios sobre la salud que reportan la practica de ejercicio físico, incluso los modestos programas de actividad, asociado a una adecuada dieta basada en alimentos bajos en grasas, ricos en fibra y con una abundante ingesta de lácteos vegetales y fruta.

 

La decisión de asociar un tratamiento hormonal para el alivio sintomático debe basarse en la frecuencia, intensidad y tolerancia a los sofocos, asociado a una valoración de riesgos / beneficios y actitud personal ante la menopausia.

El abanico de posibilidades terapéuticas contempla desde no tomar ninguna actitud hasta la utilización de terapia estrogénica, con la consideración intermedia de la fitoterapia.

 

La utilización de fitoterapia seria útil en aquellas mujeres con síntomas vasomotores leves o moderados especialmente en aquellas que no puedan o no deseen utilizar terapia estrogénica ya que a  pesar de la falta de consistencia en cuanto a resultados, la carencia de efectos secundarios relevantes hace que esta sea una  posibilidad terapéutica a considerar.

 

El potencial efecto beneficioso en la prevención de patologías crónicas, puede ser el objetivo que anime a algunas mujeres a su utilización.

 

La AEEM (Asociación Española para el Estudio de la Menopausia) recomienda durante el climaterio:

 

v  Información a todas las mujeres .sobre los beneficios del ejercicio y dieta para la salud.

 

v  Continuar con las revisiones periódicas en orden a realizar una correcta prevención primaria de cáncer de cérvix así como diagnóstico precoz de cáncer de mama.

 

v  Estimular la práctica deportiva aeróbica y de reducción del peso si fuere preciso así como al abandono de hábitos tóxicos como el tabaquismo, el exceso de alcohol o café.

 

v  Utilización de la terapia con estrógenos, idealmente naturales, por la vía más cómoda para la paciente en cuestión y a baja dosis (con-sin gestágenos a poder ser naturales, según que la paciente conserve intacto su útero o no) y durante el tiempo que sea preciso como para poder suprimir la sintomatología climatérica.

 

v  Posibilidad de contemplar la fitoterapia como alivio para los síntomas vasomotores leves o moderados, o bien, para la mejora del perfil lipídico en el caso de los fitoestrógenos.

 

v  Sean cuales sean las decisiones que se tomen en esta etapa de la vida, las terapias deben ser personalizadas.

 

 

 

 

Bibliografía



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Prevención en cáncer de mama: algunas reflexiones

El cáncer de mama (CM) es una enfermedad maligna de prevalencia media en nuestro país y que sin embargo arrastra una percepción social de mucha mayor entidad que lo que las estadísticas realmente le atribuyen.

De hecho, comparando datos epidemiológicos de los países de nuestro entorno sociológico y cultural, el cáncer de mama en España (15.7 casos por 100.000 mujeres) es escasamente el doble de prevalente que entre las mujeres mexicanas (7.2 casos por 100.000), pero vez y media menos prevalente que en USA (22.4 por 100.000). En el entorno europeo, los países sajones y del norte soportan prevalencias mucho más elevadas (29.3 para Gales-Gran Bretaña, 27.0 para Irlanda, 26.8 en Bélgica y en Holanda, 22.3 en Alemania), tal y como se expresa en la figura 1. Probablemente si consideramos que la enfermedad cardiovascular, en general, agrupando la enfermedad coronaria y los accidentes cerebro-vasculares matan al 42 % de las mujeres y el cáncer de mama a menos del 6 % estaríamos más cerca de entender la enorme repercusión de cada una de ambas.

Figura 1. Epidemiología del cáncer de mama por países-estados en orden decreciente. Nótense las enormes diferencias entre los países sajones y del norte-centro de Europa y el resto, señalándose entre los de moderada prevalencia los de la cuenca mediterránea, como España, Grecia, Yugoslavia y otros países.

No es intención de este trabajo hacer un abordaje poblacional del problema sino tan solo leves referencias a las consecuencias generales para enmarcar su importancia. Así, desde un punto de vista más personalizado, puede afirmarse que, en el ámbito de nuestro país, una de cada veinte mujeres desarrollará cáncer de mama (CM) antes de los 75 años de edad. La edad media al diagnóstico de la enfermedad es de 57-58 años, estando el 66 – 67 % de todas las pacientes diagnosticadas en status postmenopáusico (Ministerio de Sanidad y Consumo); la mayoría de los casos se agrupan en la franja de edad de entre 56 y 60 años, seguido por el grupo etario de los 61 a 65 años.

Una vez inicialmente enmarcado el problema del CM, los anteriores datos epidemiológicos dan una idea aproximada de la importancia del tema, habida cuenta de que la identificación de los diferentes factores de riesgo para CM (expresados resumidamente en la tabla 1) no sirve por sí solo para discriminar adecuadamente a la población total que va a ser afecta por la enfermedad. De hecho, el 85 % de las mujeres que desarrollan un CM no tienen otro factor de riesgo que su edad. Otros intentos de identificación de mujeres de alto riesgo tampoco han dado los resultados apetecidos.

Así, la aplicación del modelo de Gail, diseñado con este fin para la población americana inicialmente de raza blanca y revisada anualmente (Pastor Clemente et al, 2005) (y que se expresa en la tabla 2), a una población diferente que para la que fue diseñada, concretamente en Valencia, solo habría permitido identificar al 40 % de las mujeres diagnosticadas de CM como población de “alto riesgo” (Gail et al, 1998). De hecho, sólo una minoría de pacientes con CM presenta alguno de los factores de riesgo relacionados en la tabla 1 y, por el contrario, en aquéllas en las que estén presentes uno o más, no van a desarrollar nunca la enfermedad. Puede argumentarse así, que el modelo de Gail es un buen instrumento como predictor del riesgo de una población determinada dedujeres pero es un mal predictor del riesgo de una mujer determinada, tan solo levemente superior que el poder predictor de la suerte; en este sentido, el propio Gail afirmaba que el modelo proporciona “unas probabilidades proyectadas en un intento por proveer una ayuda en la toma de decisiones clínicas y, a pesar de considerable incertidumbre, puede servir como un complemento útil a la experiencia clínica y a la intuición” (Gail et al, 1998). Ello obliga a aplicar criterios muy selectivos a la hora de decidir cualquier tipo de prevención primaria aplicada a población general (Montero 2004). Además, en esta época los criterios de eficacia e incluso los de efectividad clínica están continuada y cada vez más obligadamente condicionados por la eficiencia de dichas medidas que se aplicarán o no en función de las posibilidades presupuestarias y de los recortes en los catálogos de prestaciones que la coyuntura económica aconsejen realizar en cada momento.

Prevención en epidemiología

Resumidamente sabemos que CM es el tumor maligno más frecuente y primera causa de muerte por cáncer (de momento) entre las mujeres españolas (Ministerio de Sanidad y Consumo, 1998) y que una de cada 8 mujeres desarrollará un CM invasivo a lo largo de su vida. Como anotábamos arriba los dos más significativos FRs son el sexo y la edad. De hecho, la mayoría de las mujeres diagnosticadas de CM no presentan ningún factor de riesgo y tampoco tienen historia familiar de CM (www.komen.org). Sin embargo, el 48% de todas las mujeres diagnosticadas de CM invasivo morirán de su enfermedad en los próximos 20 años y se sabe que algunos tumores pueden existir 6 a 10 años antes de alcanzar el tamaño como para ser detectados en las mamografías (Mx) de screening (www.natlbcc.org), basándonos en algunos casos de CM diagnosticados 20 años atrás.

Con los antecedentes epidemiológicos que se apuntan consideramos pertinente profundizar siquiera brevemente en los conceptos de prevención en epidemiología, toda vez que, precisamente para el CM, a veces, entre determinados grupos de población pueden confundirse conceptos como prevención primaria y secundaria, cribado poblacional y selección de grupos de riesgo, detección precoz, ¿temprana?, prevención, etc. Parece pertinente repasar brevemente esos conceptos:

Prevención primaria: tiene como objetivo fundamental disminuir la incidencia mediante la intervención sobre la prevalencia de los factores de riesgos en la población

  • Factores no modificables (genéticos, raza, edad, sexo, etc)
  • Factores modificables (hábitos de vida, ingesta grasa, ejercicio físico, etc)

Con la detección de los FRs se trata de evitar el primer accidente de la enfermedad en cuestión, mejorar la supervivencia con calidad de vida y, al tiempo, disminuir los costes sanitarios del tratamiento de la enfermedad gracias a la intervención preventiva.

Debe entenderse por quimioprevención toda intervención farmacológica con nutrientes específicos o agentes químicos para suprimir o invertir la carcinogénesis y prevenir el desarrollo de cáncer invasivo (Mavne y Lippman, 1997)

Prevención secundaria: tiene como objetivo fundamental detectar en población aparentemente sana a las personas que pueden estar enfermas. Se trata por lo tanto de detectar precozmente el trastorno con toda una serie de pasos consecutivos:

  • Establecer un diagnóstico temprano.
  • Tratar pronta y adecuadamente la enfermedad.
  • Evitar nuevos accidentes, nuevas apariciones del trastorno.
  • Conservar la calidad de vida.
  • Retrasar la muerte.
  • Disminuir los costes globales, tras los objetivos previos.

En nuestro país los programas de prevención secundaria con cribados poblacionales se iniciaron hace ahora más de 20 años (Navarra en primer lugar en 1990) y en el momento actual hay 12 comunidades autónomas que lo aplican a la población diana de mujeres de entre 50 y 64 (65 a veces) años, con despistage bienal en ese periodo; las otras cinco adelantan el reclutamiento a los 45 años. Navarra lo extiende hasta los 67 años y, recientemente, Castilla y León lo lleva hasta los 70 años. La técnica universal de cribado es la Mamografía bilateral en doble proyección y en periodos bienales independientemente de los FRs que se consideren (Ministerio de Sanidad y Consumo, 1998).

Debe tenerse en cuenta que el riesgo relativo (RR) de muerte por CM en una mujer que no realiza Mx comparado con la que hace periódicamente, es 1.3 (30% de incremento sobre el riesgo teórico de la unidad)

Evaluación del cribado poblacional

Se hace necesario evaluar de forma objetiva los cribados poblacionales toda vez que en nuestro país jamás hasta la fecha, se han tomado medidas en absoluto para la prevención primaria de CM. El argumento sería el alto coste sanitario, en secundarismos quizás, y económico, pues los presupuestos se dedican a la prevención secundaria y que todavía no existiría evidencia suficiente como para poder argumentar esa determinada medida de prevención primaria (Neyro, 2006)

Para la evaluación de la efectividad clínica de los programas de cribado se emplean diversos parámetros entre los que resultan particularmente informativos los dos que siguen:

  • Tasa de participación: nº de mujeres examinadas finalmente por cada 100 citaciones válidas. Se considera aceptable > 60 % y deseable si es >75 %.
  • Tasa de recitación: nº de mujeres citadas para exploraciones complementarias por 100 mujeres examinadas. Es aceptable si es < 7 % y deseable si es < 5 %.

La primera informaría de la bondad de los procedimientos administrativos de gestión del procedimiento en la medida que las citaciones, de forma universal, se realizan de acuerdo con los censos poblacionales y mediante carta de citación de envío domiciliario. La segunda, de la adecuación y la calidad del proceso de lectura e interpretación de las Mx (procedimiento universal de screening en nuestro país), así como de la calidad técnica de su realización en función de las cuales se precisarían o no diferentes procedimientos diagnósticos (ecografía mamaria, magnificación radiológica, etc) (Ministerio de Sanidad y Consumo, 1998).

La tabla 5 recoge algunos de los resultados de entre los comunicados por las propias comunidades autónomas en lo que respecta a las citadas tasas de participación y recitación en orden a apreciar de modo global el estado actual de la cuestión en España.

NC: no comunicado por la propia comunidad autónoma.

Resumen

El CM es una patología de terrible impacto social y personal, muy por encima de lo que su prevalencia en nuestro país parecería permitir comprender. No obstante, permanece como el tumor maligno más frecuente entre las mujeres y aún hoy sigue siendo la primera causa de muerte por cáncer para ellas.

Tras más de 20 años de iniciados los programas de cribado poblacional en nuestro país, siempre de competencia autonómica, se observan extraordinarias diferencias entre los resultados de estos diversos programas.

Este puede ser un buen momento para plantearse la oportunidad de identificar a las mujeres de alto riesgo de sufrir CM, de cara a estudiar la conveniencia de realizar sobre ellas intervenciones del tipo de la prevención primaria en orden a intentar reducir la sangría que suponen alrededor de 5600 muertes de mujeres por esta enfermedad cada año en nuestro país.

Referencias

  • Ministerio de Sanidad y Consumo. Servicio de Publicaciones. Serie informes Técnicos nº 13. Ministerio Sanidad y Consumo 1998.
  • Pastor Climente IP, et al. Clin Transl Oncol 2005;7:336-43.
  • Gail MH, Brinton LA, Byar DP, et al. Projecting individualized probabilities of developing breast cancer for white females who are being examined annually. J Natl Cancer Inst, 1989; 81:1879 – 86.
  • Montero JM. Prevención primaria del cáncer de mama. SEGO Boletín informativo, nº 19-2º semestre 2004.
  • Ministerio de Sanidad y Consumo. Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias. Cribado poblacional de Cáncer de Mama. 1998.
  • Breast Cancer Q & A/Facts & Statistics, www.komen.org, March 24, 2003.
  • National Breast Cancer Coalition, www.natlbcc.org/, March 10, 2003.
  • Herranz M. El riesgo de cáncer de mama. Conceptos practicos. Med Int 2001 38: 424-36.
  • Mavne ST, Lippman SM. Retinoids and carotenoids. En: Devita VT, Hellman S, Rosemberg SA (eds): Cancer Principals and Practice of Oncology, 5ª ed. Philadelphia. Lippincott-Raven 1997; 585-9.
  • Neyro JL. Presente y futuro de la prevención del cáncer de mama; de la plausibilidad biológica a los hechos clínicos. www.doctoractive.com 2006. Consultado por última vez el 06.01.07.

El estrógeno puede aliviar el dolor en las articulaciones de mujeres posmenopáusicas

Las mujeres posmenopáusicas, que a menudo sufren de dolor en las articulaciones, podrían encontrar un poco de alivio a largo plazo al tomar sólo estrógeno como medicamento, según un nuevo estudio de la Iniciativa de Salud de las Mujeres (WHI), publicado en la revista “Menopause”.

Estudios anteriores de la influencia de los estrógenos sobre síntomas articulares habían hallado resultados mixtos, por lo que los investigadores examinaron los resultados de la WHI, el estudio más grande de la historia del uso de la terapia hormonal en mujeres posmenopáusicas. En concreto, analizaron los datos de un programa en el que las mujeres que se habían sometido a una histerectomía recibieron estrógeno o un placebo.

«Encontramos que las mujeres posmenopáusicas que recibieron estrógeno sólo como medicamento registraron una frecuencia significativamente menor de dolor en las articulaciones que las mujeres que recibieron un placebo», señaló el Dr. Rowan T. Chlebowski, autor principal del estudio y cientíhormonasfico del Instituto de Investigación Biomédica del Centro Médico Harbor-UCLA (LA BioMed) en Los Ángeles (Estados Unidos). «Entre 3% y 5% más de las mujeres que reciben estrógenos tuvieron menos dolor de las articulaciones que las mujeres que tomaron un placebo», concreta.

Entre las 10.739 mujeres posmenopáusicas inscritas en el programa de estrógeno, el 77%% informó que tenían dolor de las articulaciones y el 40% experimentó hinchazón de las articulaciones. Tras un año de tratamiento, la frecuencia de dolor articular fue menor entre las mujeres que recibieron sólo medicamento de estrógeno, en comparación con el grupo placebo (76,3% frente a 79,2%).

Después de tres años, en un subconjunto de las mujeres en el estudio, loa participantes que recibieron estrógeno siguen teniendo dolor en las articulaciones con menos frecuencia que las mujeres que recibieron un placebo (74,2% frente a 79,8%).

«Estos hallazgos sugieren que el estrógeno puede proporcionar un alivio modesto pero sostenido para las mujeres posmenopáusicas que sufren de dolor en las articulaciones», subraya el Dr. Chlebowski. Por ello, aconseja a las mujeres que consulten a sus médicos y equilibren el valor potencial terapéutico de los estrógenos con la información disponible sobre los riesgos y beneficios de la terapia hormonal para la menopausia, incluyendo la advertencia de utilizar la dosis más baja durante el menor tiempo.
Hace ya más de dos años, una publicación indexada internacionalmente recibió un manuscrito que por primera vez atribuía al déficit de las hormonas estrogénicas de los ovarios, a la postmenopauisa en suma, hasta la tercera parte de todas las artrosis de las mujeres. Se hablaba así en el artículo de Herrero-Beaumont por vez primera de la ARTROSIS POSTMENOPÁUSICA.

10º curso de Formación Continuada de Salud de la Mujer

Una veintena de especialistas analizaron  en el paraninfo de la Universidad del País Vasco en
Bilbao, la salud de la mujer en el siglo XXI desde una perspectiva científica. Para ello, se abordaron aspectos
como la artrosis, la revisión global de la salud vaginal y la salud general.

curso2013
Los organizadores de esta décima edición del curso de formación continuada sobre ‘Salud de la Mujer’ han
explicado que esta jornada se desarrolló  en un contexto en el que, según reconoce la Organización Mundial
de la Salud, «aunque las mujeres tienen mayor esperanza de vida que los hombres en la mayoría de los
países, hay una serie de factores sanitarios y sociales que se combinan para hacer que la calidad de vida de
las mujeres sea inferior».
Los riesgos para la salud de la mujer se ven afectados por factores como las desigualdades en el acceso a la
información, la atención y las prácticas sanitarias básicas. Entre los «peligros» que genera la discriminación
sexual, se encuentran la violencia física y sexual, las infecciones de transmisión sexual, el VIH/SIDA, el
paludismo o la neumopatía obstructiva crónica.
Además, la OMS destaca que el consumo de tabaco representa «una amenaza cada vez más importante»
para la salud de la mujer, y en los países en desarrollo las tasas de mortalidad durante el embarazo y el parto
siguen siendo elevadas.
La jornada analizó cuestiones de salud general de la mujer como la incontinencia urinaria,
nutrición y alimentos funcionales, las necesidades de hierro de la gestación al climaterio o la osteoporosis.
También se estudiaron  la artrosis en la mujer y la revisión global de la salud vaginal.
Entre las cuestiones que se abordaron se encuentra el virus del papiloma humano (HPV), «una cuestión
esencial dado que por primera vez en la historia se puede vacunar contra un cáncer», ha explicado uno de los
coordinadores de la iniciativa, el doctor Ricardo Franco, que considera que «existen razones» para
mantenerla «más allá de la adolescencia».
Además, ha resaltado que «se ha descubierto que el gen de este virus no solo incide en el cáncer de cuello
de útero sino que, en determinados caso, tiene su peso en el cáncer de próstata, de pene o de pulmón» y, por
tanto, «no es algo exclusivamente femenino».
Más de 200 profesionales asistierona la jornada, que fue inugurada a por
el presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, Juan Goiria, el presidente del Colegio Oficia

de Médicos de Bizkaia, Cosme Naveda, la directora de Osasun Ikaskuntza Fundazioa, Belén Fernández, y el

presidente de la comisión rectora de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, Francisco Albisu,
además de los doctores Ricardo Franco Vicario y José Luis Neyro, coordinadores del curso.