13 Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia

LA MENOPAUSIA ELEVA EL RIESGO CARDIOVASCULAR EN LA MUJER, INCLUSO CUANDO LLEGA DE FORMA PRECOZ

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A partir de los 50 años, el 50% de las mujeres padece hipertensión y una de cada tres, diabetes o trastornos de metabolismo.

Los estrógenos tienen incidencia sobre el árbol vascular, la coagulación y los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Las mujeres no están concienciadas sobre este incremento en el riesgo, por lo que los especialistas han de establecer un perfil individualizado de cada paciente e incidir sobre el abandono del tabaco, la práctica del ejercicio aeróbico, la regulación del peso, de la glucemia y del perfil lipídico.

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Bilbao, 12 de junio de 2014.- Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2011, más de tres de cada 10 fallecimientos en España se deben a una enfermedad cardiovascular. De hecho, en las mujeres es la principal causa de muerte, siendo las responsables del 35,10% de fallecimientos.La edad juega, sin duda, un papel importante tanto en hombres como en mujeres, con un aumento de la prevalencia de enfermedad cardiovascular a medida que se envejece. Sin embargo, en el caso de la población femenina, la aparición de factores de riesgo cardiovascular va asociada más estrechamente a la llegada de la menopausia, según ha puesto de manifiesto el doctor Plácido Llaneza, presidente electo de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), que estos días celebra su 13 Congreso Nacional en Bilbao.

 

Según explica el doctor Llaneza, los datos epidemiológicos y diversos estudios clínicos evidencian la acción protectora de los estrógenos sobre el árbol vascular, la coagulación y los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, de tal manera que si se analizan los datos de fallecimientos por enfermedad cardiovascular separados por edades, “se observa un aumento claro de la incidencia y de la mortalidad después de la menopausia”. Y es que la caída de los estrógenos que ocurre con la menopausia está asociada a diferentes mecanismos relacionados con la enfermedad cardiovascular, como el desarrollo de la arteriosclerosis, la alteración de la actividad de los miocitos, el deterioro de la reactividad vascular o modificaciones en el perfil lipídico. En este sentido, según datos de la Sociedad Española de Cardiología, a partir de los 50 años, el 50% de las mujeres padece hipertensión y una de cada tres, diabetes o trastornos de metabolismo de los hidratos de carbono o colesterol elevado.

 

Además, agrega el doctor Llaneza, por las mismas razones, el riesgo también se ve incrementado cuando la menopausia llega de forma precoz y cita un estudio multicéntrico realizado por investigadores de la Universidad del Sur de California en 3.000 mujeres, en el que se observa que “cuando la menopausia ocurre antes de los 45 años, el riesgo de padecer una enfermedad cardiaca es más alto”. En estos casos, la mujer pasa más años sin la cardioprotección asociada a los estrógenos.

¿Percepción de riesgo?

En opinión del doctor Llaneza, las mujeres españolas no son muy conscientes del aumento en el riesgo. “Suelen preocuparse por el aumento de peso tras la menopausia, pero no lo relacionan con el riesgo cardiovascular”, asegura el experto. Los factores de riesgo cardiovascular en la mujer madura son bien conocidos. Entre los más destacables y que no son modificables se encuentran la edad, la menopausia, los antecedentes familiares o el grupo étnico al que se pertenece, mientras que hay otros factores de riesgo sobre los que sí se puede actuar. Por estos motivos, el doctor Llaneza explica que las medidas más adecuadas que deberían tomar los médicos que manejan estas pacientes son “analizar los factores de riesgo cardiovascular para cada mujer y considerar que la mejor prevención primaria de enfermedad cardiovascular es el abandono del tabaco, la regulación del peso, de la glucemia y del perfil lipídico, así como la práctica de ejercicio aeróbico”.

 

Por último, el presidente electo de la AEEM analiza la relación entre terapia hormonal y el riesgo cardiovascular. Afirma que esta relación ha sido ampliamente estudiada desde los años 90, si bien  aún hoy “no la conocemos en profundidad”. Hay algunos puntos sobre los que existe consenso, asevera, y explica: “Conocemos que la terapia hormonal resulta peligrosa en mujeres mayores o con factores de riesgo cardiovascular, mientras que  en mujeres jóvenes que inician el tratamiento cerca de la menopausia tiene un efecto neutro en la relación beneficio riesgo en caso de la combinación de estrógenos y progesterona y favorable para estrógenos solos”.

 

El doctor Llaneza considera que, en general, hay también acuerdo en que las mujeres sanas que inician la terapia hormonal cerca de la menopausia “no deberían estar preocupadas por el riesgo de enfermedad arterial o cardíaca”.

Asociación Española para el Estudio de la Menopausia

La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) es una organización de profesionales, sin ánimo de lucro, destinada al Estudio del Climaterio. En la actualidad, la AEEM está formada por unos 800 socios de distintas especialidades como Ginecología, Reumatología, Endocrinología, Atención Primaria, Enfermería, etc. y surgió hace más 20 años de la inquietud de una serie de médicos por el estudio de la menopausia.

 

El hecho de que el estudio del climaterio sea multidisciplinar conlleva que la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia siga planteando la potenciación de sus grupos de trabajo, así como la creación de otros nuevos, y la colaboración con sociedades científicas de otras especialidades.

Para más información:

Gabinete de Prensa AEEM (Isabel Chacón / Félix Espoz)

Tfno.: 91 787 03 00/ 687 72 02 82

La lactancia natural y los anticonceptivos orales pueden reducir el riesgo de cáncer de ovario en mujeres con mutaciones del gen BRCA

La lactancia natural, la ligadura de las trompas y los anticonceptivos orales pueden disminuir el riesgo del cáncer de ovario en algunas mujeres con mutaciones del gen BRCA, según un análisis exhaustivo realizado por un equipo del Centro de Investigación Basser para BRCA de la Universidad de Pensilvania y el Centro Oncológico Abramson. Los hallazgos de un metaanálisis de 44 estudios especializados disponibles, son publicados en Journal of the National Cancer Institute.
Los investigadores, de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, descubrieron que la lactancia natural y la ligadura tubaria se acompañaban de una disminución de las tasas de cáncer de ovario en portadoras de la mutación de BRCA1, y que el empleo de anticonceptivos orales conlleva una disminución del riesgo de cáncer de ovario en pacientes con mutaciones de BRCA1 o BRCA2. El análisis también ayudó a definir mejor factores que pueden incrementar el riesgo en esta población, a saber: el tabaquismo, por ejemplo, puede aumentar el riesgo de cáncer de mama en pacientes con una mutación de BRCA2. Conocíamos desde antiguo las innumerables ventajas de la lactancia materna, nos aclara el Dr. Neyro, especialista en Obstetricia y Ginecología y pionero también de los blogs sanitarios en nuestro país, y hemos comunicado sobre ello en varias oportunidades (ver enhttp://www.neyro.com/2005/05/25/ventajas-de-la-lactancia-materna/)
Aunque el equipo redactor del manuscrito advierte que se necesitan más datos para llegar a conclusiones definitivas acerca de estas variables, los hallazgos ayudan a esclarecer las opciones no quirúrgicas para la reducción del riesgo en mujeres que pueden no estar listas para someterse a la extirpación profiláctica de sus ovarios con el fin de disminuir su riesgo de cáncer. «Nuestro análisis revela que la herencia no es destino y que al cooperar con sus médicos y asesores, las mujeres con mutaciones de BRCA pueden implementar pasos proactivos que pueden disminuir el riesgo de que se les diagnostique cáncer de ovario», dijo el autor principal Timothy R. Rebbeck, PhD, profesor de Epidemiología y Epidemiología del Cáncer y Director del Programa de Reducción de Riesgo en el Centro Oncológico Abramson de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania. «Los resultados del análisis muestran que ya se dispone de suficiente información que indica cómo algunas variables podrían afectar al riesgo de cáncer en estas pacientes».
BRCA1 y BRCA2 son genes humanos que producen proteínas supresoras del tumor. El riesgo de presentar cáncer de mama o de ovario en una mujer aumenta notablemente si hereda una mutación perjudicial en el gen BRCA1 o en el gen BRCA2 de uno de los progenitores. Cincuenta y cinco a sesenta y cinco por ciento de las mujeres que heredan una mutación dañina en el BRCA1 y casi 45% de las mujeres que heredan una mutación dañina en BRCA2 presentarán cáncer de mama hacia los 70 años de edad, en comparación con cerca de 12% de las mujeres de la población general. Treinta y nueve por ciento de las mujeres que heredan una mutación nociva de BRCA1 y hasta 17% de las que heredan una mutación nociva de BRCA2 presentarán cáncer de ovario hacia los 70 años, en comparación con sólo 1,4% de las mujeres de la población general. Las mutaciones de los dos BRCA también se han acompañado de más riesgos de algunos otros tipos de cáncer.
La lactancia materna se ha venido recomendando como el mejor método de nutrición de manera exclusiva hasta el sexto mes de vida de los recién nacidos por cada vez más pediatras y ginecólogos en el mundo, señala nuestro experto el Dr. Neyro. De hecho, sus ventajas se extienden incluso más allá de las propias de la nutrición del RN; nos ocupamos hace ya un tiempo en este web en http://www.neyro.com/2013/10/09/la-lactancia-materna-extendida-en-el-tiempo-hace-mas-listos-a-los-ninos/ . Y no solo para los niños amamantados sino incluso para las propias madres en su futuro metabólico como explicamos en este otro link anterior http://www.neyro.com/2012/07/23/amamantar-reduce-el-riesgo-futuro-de-obesidad-de-la-madre/
Aunque los hallazgos del estudio que comentamos ahora apuntan a un papel útil de los anticonceptivos orales en la reducción del riesgo de cáncer de ovario, la relación entre los anticonceptivos orales y el riesgo de cáncer de mama fue ambigua. Los autores dicen que las mujeres y sus médicos debieran sopesar las ventajas potenciales de los anticonceptivos orales (por ejemplo, disminución del riesgo de cáncer de ovario, evitación de embarazo no deseado, regulación de los ciclos menstruales, disminución de las hemorragias y de las anemias, programación incluso de los sangrados mensuales, etc, etc…..) tomando en cuenta los riesgos potenciales (como trombosis o el posible incremento del riesgo de cáncer de mama cuando se toman de manera ininterrumpida por más de diez años seguidos).
Asimismo, en el amplio estudio ahora publicado, fueron insuficientes los datos para llegar a conclusiones en torno a las relaciones entre la lactancia natural y la ligadura tubárica como método de esterilización definitiva, respectivamente, y el cáncer de mama. La investigación futura tendrá como objeto analizar estas cuestiones al igual que cómo otras variables, por ejemplo, el consumo de alcohol, afectan al riesgo de cáncer de mama y de ovario para las portadoras de mutación de BRCA. Puesto que las pruebas de BRCA son relativamente nuevas, los investigadores han hecho lo posible por llevar a cabo estudios extensos para analizar estas tendencias dada la disponibilidad limitada de un gran número de portadoras de mutación en BRCA1/2 identificadas en forma prospectiva.

«Las pacientes merecen mejores opciones para reducir el riesgo de cáncer de la extirpación quirúrgica de sus mamás y ovarios sanos», dijo la doctora Susan Domchek, directora ejecutiva del Centro Basser para Investigación de BRCA y coautora del nuevo artículo (por mucho que se hayan popularizado estas conductas en los últimos años de acuerdo con las opciones tomadas por determinadas personas de notoriedad social pero alejadas de la medicina y del conocimiento científico, señala el responsable de este web, José Luis Neyro). «Es indispensable que continuemos analizando y aprovechando la investigación previa en este campo a fin de que podamos brindar a las portadoras de la mutación de BRCA opciones para cada edad, y en cada etapa de sus vidas».

La Menopausia a lo largo de la Historia

El Dr. José Luis Neyro, especialista en ginecología y obstetricia y muy conocido por ser un colaborador habitual del programa Saber Vivir de TVE,  ha concedido una entrevista muy interesante la magazine «Mujer sin Pausa». En ella se analiza cómo y por qué concebimos la menopausia actualmente. Un salto al pasado que enriquece nuestro presente.

 

 

Nuevo marcador biológico de predicción de la fertilidad femenina

La determinación de los niveles circulantes de hormona antimülleriana (HAM; su nombre proviene de su descubridor Johannes Peter Muller. También ha sido llamada factor inhibidor mulleriano (FIM), hormona inhibidora mulleriana (HIM) o sustancia inhibidora mulleriana (SIM)) se emplea en una amplia variedad de aplicaciones clínicas, principalmente por su capacidad de reflejar el número de folículos antrales y preantrales presentes en los ovarios, lo cual proporciona una idea de la función residual todavía desarrollarse en los ovarios..
El sueño de todos los ginecólogos dedicados a la fertilidad, señala el Dr. Neyro, responsable que fue de la fecundación in vitro en el Hospital Universitario Cruces de Baracaldo en España (ver en http://www.neyro.com/2010/07/05/el-primer-bebe-probeta-vasco-cumple-25-anos/), siempre ha sido encontrar un marcador fiable de la función ovárica que nos permitiera anticipar un pronóstico e incluso discriminar qué tipo de pacientes serían subsidiarias de esperar más o menos en función de muchos parámetros, no médicos muchas veces (ver en http://www.neyro.com/2007/12/19/mas-de-dos-anos-de-espera-para-una-fecundacion-in-vitro-en-osakidetza/)
Así, se ha sugerido que la HAM predice la respuesta ovárica a la hiperestimulación de los ovarios para la fecundación in vitro (FIV) y el comienzo temporal de la menopausia, y es indicativa del daño yatrogénico a la reserva de folículos ováricos. También se ha propuesto como parámetro surrogado del recuento de folículos antrales (RFA) en el diagnóstico del síndrome de ovario poliquístico (SOPQ). HAM es una hormona proteínica estructuralmente relacionada a la inhibina y con la activina, y es miembro de la familia del factor transformante de crecimiento (TGF-β).
Recientemente se ha publicado un artículo resumen (en Hum Reprod Update. 2014 May/Jun; 20(3): 370-385.  por Dewailly D, Andersen CY, Balen A, et al.) de las presentaciones realizadas en un taller sobre la HAM de la European Society of Human Reproduction and Embryology (ESHRE), de la que el titular de este web forma parte activa desde el lejano 1987.

A nivel fisiológico, los datos recientes confirman que la HAM funciona como «guardián de folículos», limitando el inicio de su crecimiento y, por consiguiente, la producción de estradiol por parte de folículos antrales pequeños antes de la selección. La dinámica de los niveles circulantes de HAM a lo largo de la vida puede dividirse en varias fases diferenciadas, con un pico en torno a los 20 años y el declive posterior hasta la menopausia. Hay un aumento más complejo durante la infancia y la adolescencia, posiblemente asociado a diferentes fases del desarrollo de los folículos.

Otra de las grandes ventajas de este marcador, señala el experto José Luis Neyro, es que los niveles de AMH o HAM en español es que son independientes de las variaciones hormonales de cada ciclo y por tanto, su determinación analítica puede hacerse en cualquier momento del ciclo de cualquier mujer y resultar informativo a sus efectos de predicción de senescencia folicular.
Hay pocos estudios sobre la relación entre la HAM y la fertilidad natural en los distintos estados de la vida reproductiva. La HAM podría ser útil en la evaluación de la necesidad de estrategias de preservación de la fertilidad y en la detección de daños postquimioterapia o postcirugía en la reserva ovárica. Son necesarios estudios a largo plazo para determinar completamente el valor del nivel de HAM después de un cáncer para predecir la función ovárica de forma prolongada.
Existe una relación lineal entre la HAM y la producción de ovocitos tras la estimulación ovárica, lo cual es valioso para predecir la hiperestimulación ovárica. Además, puede identificar mujeres con mala respuesta, aunque sería poco apropiado detener la FIV sólo por este hecho. Las mujeres con SOPQ presentan alto niveles de HAM, por el elevado número de folículos antrales pequeños y por las características intrínsecas de las células de la granulosa, lo cual puede contribuir a la anovulación. El papel de la HAM en el diagnóstico del SOPQ es controvertido, pero podría reemplazar el RFA en el futuro.

En conclusión, por primera vez en la biología reproductiva femenina, es posible desvelar la parte oculta del crecimiento folicular, es decir la actividad intrínseca (o acíclica) del ovario, la que no podemos manejar en clínica ordinaria (señala el titular del web, Dr. Neyro). Son necesarios estudios de estandarización y validación para maximizar la utilidad clínica de este prometedor biomarcador de la función ovárica en una amplia variedad de situaciones clínicas, tanto en niños como en adultos.

El embarazo protege contra el cáncer de mama; nuevas pistas reveladoras del mecanismo

Científicos del Fox Chase Cancer Center, en Filadelfia, Estados Unidos, han descubierto nuevas pistas sobre cómo el embarazo reduce el riesgo de las mujeres de desarrollar cáncer de mama. Con una mirada detallada al material genético de las mujeres que habían dado a luz y las que no, estos expertos, cuyas conclusiones se han presentado en la reunión anual de la American Association for Cancer Research, observaron diferencias en los elementos relacionados con procesos clave que, cuando funcionan mal, pueden incrementar el riesgo de desarrollar cáncer.
Hasta ahora, describe el titular de este web el Dr. Neyro, «sabíamos por el seguimiento epidemiológico de grandes grupos de mujeres afectas de cáncer de mama, que el embarazo era un factor protector»; ahora, concluye, «parecen empezar a llegarnos evidencias de los mecanismos biológicos que hacen posible esa protección». Para saber más en estos temas, pueden leer en http://www.neyro.com/2012/11/25/aclarados-algunos-puntos-sobre-el-cancer-de-mama-y-sus-variantes/.
Lo perfecto sería que los científicos tuvieran algún día la capacidad de imitar los cambios señalados en las mujeres que no han estado embarazadas para reducir su riesgo de desarrollar cáncer, señala la autora del estudio, Julia Santucci-Pereira, investigadora asociada en el Laboratorio de Investigación del Cáncer de Mama en el Fox Chase. «Estamos tratando de entender cómo ayuda el proceso natural del parto a prevenir el cáncer -explica–. Si lo entendemos, podremos tratar de imitar este proceso de alguna manera, especialmente en las mujeres que están en alto riesgo de desarrollar la enfermedad».
En el trabajo, Santucci-Pereira y sus colegas utilizaron sofisticada tecnología de secuenciación de ácidos nucleicos para comparar la actividad genética de muestras de tejido libres de cáncer de mama de más de 100 mujeres, 30 de las cuales eran premenopáusicas que nunca habían dado a luz. Los expertos vieron diferencias en la expresión de genes que se asocian con el proceso bajo el cual las células se convierten en especializadas, conocido como diferenciación.
Según Santucci-Pereira, no fue una sorpresa, ya que los problemas en la diferenciación pueden hacer que las células se vuelvan cancerosas. Además, esta experta y sus colegas vieron diferencias claras entre las madres y no madres en la expresión de genes relacionados con el desarrollo de la anatomía del seno, algo que, a juicio de esta experta, también tiene sentido, ya que este proceso debe estar bien regulado para evitar el cáncer.

En otro estudio presentado durante la misma sesión de este foro científico, Santucci-Pereira y su equipo identifican cambios genéticos adicionales que pueden ayudar a explicar cómo el embarazo protege contra el cáncer de mama; el hallazgo epidemiológico nos era conocido y se repite siempre que lo hemos estudiado, describe nuestro experto el ginecólogo Dr. J.L. Neyro, titular de este web (ver también  http://www.neyro.com/2014/02/02/el-consumo-de-tomates-puede-proteger-del-cancer-de-mama-a-mujeres-posmenopausicas/).  Examinando a diez mujeres en la menopausia, encontraron que las madres y no madres muestran diferencias en cómo se modificaron sus genes, específicamente al resultar afectados por grupos químicos, los cuales influyen en la forma en la que los genes son utilizados por el cuerpo. Aquí, de nuevo, hallaron diferencias en los procesos asociados con el desarrollo de la anatomía del seno.

«Aunque esta investigación aporta más información para entender por qué el embarazo protege al cuerpo contra el cáncer, cómo sucede sigue siendo un rompecabezas», reconoce Santucci -Pereira, quien señala como una posibilidad al hecho de que la hormona producida durante el embarazo, la gonadotropina coriónica humana (HCG), induce estos cambios.

De hecho, la investigación anterior en animales y células humanas ha encontrado que la adición de HCG puede producir otros cambios genéticos ligados a la diferenciación y el desarrollo, añade otro autor del estudio, José Russo, que dirige el Laboratorio de Investigación de Cáncer de Mama en el Fox Chase. «Estamos tratando de imitar el embarazo sin hacer que las mujeres se queden embarazadas», agrega Santucci-Pereira.

Finalmente, en otro estudio que presentará también Santucci-Pereira y otros científicos del Fox Chase se analizaron profundamente las diferencias en los tramos de material genético apodados «no codificantes», es decir que no contienen instrucciones para hacer proteínas. Se trata de regiones que los científicos pensaban que eran «inútiles», pero ahora resulta que interactúan con otras partes del genoma y mejoran su función, por lo que el siguiente paso es tratar de entender qué hacen estas regiones no codificantes, incluyendo su papel en el cáncer.
En este último análisis, Santucci-Pereira y sus colegas identificaron 42 diferencias en las regiones no codificantes entre ocho mujeres que habían sido madres y ocho que no habían tenido descendencia. Es posible, dice la investigadora líder, que estas regiones no codificantes trabajen con los genes identificados en los otros dos análisis para inducir cambios en los procesos de diferenciación y desarrollo, protegiendo así a las mujeres que han dado a luz.

Al igual que con la otra investigación, el objetivo es encontrar formas que imiten a estos efectos en las no madres, tal vez mediante la administración de compuestos que se dirigen a regiones no codificantes que experimenten la misma protección contra el cáncer de mama, dice Santucci -Pereira. «Hay maneras, molecularmente, de orientar las regiones no codificantes –añade esta experta–. Estamos tratando de encontrar la forma de que funcionen». Hasta entonces, la vida sana desprovista de tóxicos nos puede ayudar mucho en el empeño (ver en http://www.neyro.com/2014/03/05/nueva-evidencia-de-que-el-tabaquismo-aumenta-el-riesgo-de-cancer-de-mama/)