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Propuesta para una nueva clasificación de los tipos de cáncer atendiendo a cómo las mutaciones afectan a los sistemas genéticos
Los tumores del cáncer casi nunca comparten las mismas mutaciones genéticas exactas. Este hecho ha confundido a los esfuerzos científicos a la hora de clasificar mejor los tipos de cáncer y desarrollar tratamientos más específicos y eficaces.
«La subtipificación es el paso más básico hacia la meta de la medicina personalizada», afirmó el investigador principal, Trey Ideker. Nos ocupamos de estos extremos en relación con el cáncer de mama hace unos meses cuando empezamos a generalizar los estudios de la expresión génica de los cánceres de mama de nuestra pacientes, mediante estudios de biología molecular, señala el responsable de este web el ginecólogo, Dr. Neyro. (ver en el enlacehttp://www.neyro.com/2012/12/
También puede seguirse información relacionado, en cáncer de mama, con este tema de su biología molecular en el enlace http://www.neyro.com/2012/11/
«En base a los datos del paciente, los enfermos son colocados en subtipos con tratamientos asociados. Por ejemplo, un subtipo de cáncer se sabe que responde bien al medicamento A, pero no a la droga B. Sin subtipos, cada paciente tiene el mismo aspecto, por definición, y no se sabe cómo tratar de manera diferente», explicó.
Los recientes avances en el conocimiento y la tecnología han hecho que sea más fácil (y menos costoso) secuenciar genomas individuales, especialmente en el tratamiento del cáncer, que es fundamentalmente una enfermedad de los genes.
Pero los genes son «tremendamente heterogéneos», matizó Ideker. Los genes mutados, influenciados por otros factores, causan enfermedades como el cáncer, una patología que es genéticamente única en cada paciente, un hecho que puede afectar a la eficacia y los resultados del tratamiento clínico.
«Cuando nos fijamos en los datos de los pacientes a nivel de genes, todo el mundo se ve diferente», subrayó Ideker. » Pero si nos fijamos en las redes y los sistemas biológicos afectados, parecen agrupaciones. No hay genes mutados en el mismo lugar, pero las mutaciones aparecen en las mismas vías genéticas», matizó este experto.
En concreto, los científicos observaron mutaciones somáticas, presentes en los tumores, pero no en los tejidos sanos, en datos de pacientes con cáncer de pulmón, útero y ovario compilados por el Atlas del Genoma del Cáncer, un continuo programa de los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses para recopilar y catalogar los genomas de miles de pacientes con cáncer.
Ideker dijo que el enfoque de NBS tiene utilidad clínica inmediata. La secuenciación del genoma de pacientes con cáncer se está convirtiendo rápidamente en una parte estándar del diagnóstico, por lo que, según este científico, los médicos pueden utilizar NBS para adaptar mejor un tratamiento con el subtipo de cáncer y, según los resultados del tratamiento, llevar las conclusiones de vuelta a la base de datos para refinar y mejorar las terapias del cáncer de forma que sean lo más personalizadas posible para los propios individuos.
Amamantar reduce el riesgo futuro de obesidad de la madre
Un estudio del Cancer Research UK y el Consejo de Investigación Médica (MRC, por sus siglas en inglés) del Reino Unido ha demostrado que dar el pecho a los hijos puede ser beneficioso para las madres de cara a evitar la obesidad años más tarde. Los resultados se publican en la revista «International Journal of Obesity».
Investigaciones previas ya habían demostrado que las mujeres que amamantan a sus hijos tienen menos riesgo de desarrollar cáncer de mama y ovario, así como diabetes tipo 2 (la que no es insulino dependiente y que está más ligada a la herencia genética, nos aclara el Dr Neyro). Asimismo, también se sabía que la lactancia podía ayudar a las mujeres a perder el peso que acumulan durante el embarazo.
Ahora, este estudio ha demostrado por primera vez que los efectos beneficiosos para la mujer se pueden extender «incluso 30 años después de haber dado a luz», según ha explicado la profesora Kirsty Bobrow, autora del estudio.
Para la investigación se utilizaron los datos del llamado ‘Estudio del Millón de Mujeres’ (Million women study), que desde hace varias décadas permite conocer los factores reproductivos y de estilo de vida que afectan a la salud de la mujer. En este caso se tuvieron en cuenta la altura, el peso, la historia reproductiva y otros factores relevantes de más de 740.000 mujeres.
De este modo, los investigadores observaron que las participantes tenían en promedio 57,5 años de edad y un IMC de 26,2, que se puede considerar sobrepeso (el IMC se calcula dividiendo el peso en Kg por la altura al cuadrado de un individuo expresado en metros, nos aclara el experto Dr Neyro). Además, la mayoría de las mujeres (88%) había tenido por lo menos un hijo y, de éstas, un 70% había amamantando a sus pequeños durante una media de 7,7 meses.
Aunque el estudio mostró que, en las mujeres premenopáusicas, cuantos más hijos mayor era el índice de masa corporal (IMC), esta relación era «significativamente menor» entre las mujeres que habían amamantando a sus hijos. De hecho, ha explicado Bobrow, por cada seis meses de lactancia el IMC de la mujer era un 1% menor. La pregunta surge de inmediato: en España ahora, ¿podriamos encontrar promedios de lactancia materna en estos tiempos de prisas y culto al cuerpo, de hasta 7.7 meses como los analizados en el MWS?,. se pregunta nuestro asesor el Dr Neyro….
La profesora Valerie Beral, directora de la Unidad de Epidemiología de Cáncer de la Universidad de Oxford y coautora del estudio, explica que si este 1% se traslada a la población del Reino Unido «podría significar 10.000 muertes prematuras menos cada década».
Esto se debe principalmente a la reducción de las enfermedades vinculadas a la obesidad, como diabetes, dolencias cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Realmente, explica el Dr Neyro, el verdadero enemigo de la mujer no es el cáncer de mama como sospechan las mujeres sino las enfermedades cardiovasculares que son las que realmente matan a más mujeres cada año.
Expertos en ginecología recomiendan vacunarse contra el cáncer de cuello de útero a todas las mujeres de hasta 45 años que no tengan relaciones sexuales estables
Mientras en los colegios riojanos la Consejería vacuna a las niñas de 11 y 14 años contra el virus del papiloma humano (VPH) que provoca el cáncer de cuello uterino, las pacientes adultas se preguntan ante sus médicos: ¿Tengo yo también riesgo de infección? Los especialistas riojanos Gónzalez, Echevarría y Muñoz, junto al ginecólogo del hospital vasco de Cruces, José Luis Neyro, que ayer ofreció en Logroño una conferencia al respecto, coinciden en el diagnóstico: todas las mujeres de hasta 45 años que tengan relaciones sexuales inestables o una pareja que les pueda ser infiel deberían vacunarse.
El doctor González llamó ayer la atención sobre «cierta información errónea» que se viene detectando en las consultas sobre cómo actúa y a quién va dirigida esta vacuna. Según explicó, la importancia de este tratamiento radica en que el 70% de la población está expuesta a lo largo de su vida al VPH, si bien en el 80% de los casos remite espontáneamente por efecto de las defensas del organismo. Se trata de la infección de transmisión sexual más frecuente, el uso del preservativo no protege totalmente de ella y es asintomática. A ello se une el hecho de que el cáncer de cuello de útero es el segundo más frecuente tras el de mama entre mujeres de 15 a 45 años y el séptimo en grado de mortalidad.
En este contexto, los facultativos subrayaron que la vacuna recién comercializada actúa contra cuatro de los 180 tipos que incluye el virus: el 6, 11, 16 y 18. O lo que es igual, los que provocan en mayor medida cáncer de cuello uterino y de vulva, verrugas genitales externas, papilomatosis respiratorias recurrentes… La vacuna es recomendable también para las mujeres ya infectadas con uno de los tipos porque podrían infectarse dado que el virus no genera inmunidad.
González apuntó incluso la conveniencia de que varones con relaciones sexuales no estables se inoculen la vacuna. «Aunque no pueden padecer el cáncer, son un alto factor de contagio», justificó. Además, el doctor Neyro abundó en la necesidad de que las mujeres se hagan citologías periódicas. «Estamos, por primera vez, ante un cáncer con el que se puede hacer prevención primaria», dijo.