Consumir mucha fibra en la dieta de la juventud puede disminuir el riesgo futuro de cáncer de mama.

Desde siempre en este blog nos hemos ocupado de los beneficios indudables de mantener una dieta sana en la salud futura a muchos niveles: mejora la salud cardiovascular (ver en http://www.neyro.com/2014/01/19/somos-lo-que-comemos-y-mas-en-el-riesgo-cardiovascular/), pero también tiene otros beneficios incluso en temas de cáncer (como mostramos en http://www.neyro.com/2015/08/20/la-dieta-mediterranea-podria-reducir-el-riesgo-de-cancer-de-utero/).
Ahora se ha confirmado de nuevo que las mujeres que toman más alimentos ricos en fibra durante la adolescencia y la edad adulta joven –especialmente raciones de frutas y verduras– pueden tener un riesgo de cáncer de mama significativamente más bajo que las que ingieren menos fibra dietética cuando son jóvenes, según revela un nuevo gran estudio a gran escala dirigido por investigadores de la Harvard T.H. Chan School of Public Health, en Estados Unidos, cuyos resultados se publican en la edición digital de «Pediatrics».
En 2014, la misma autora publicó un primer artículo sobre el tema analizando los resultados del seguimiento de 88.804 mujeres seguidas entre 1991 y 2011 nada menos (ver en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=M+Farvid+and+Breast+cancer) De hecho, estudios anteriores que el que ahora comentamos relataban que la ingesta de fibra y el cáncer de mama no han sido  significativos en su relación y ninguno de ellos examinó la dieta durante la adolescencia o la edad adulta temprana, un periodo en el que los factores de riesgo del cáncer de mama parecen ser particularmente importantes», afirma Maryam Farvid, científica visitante en la Harvard T.H. Chan School of Public Health y autora principal del estudio.
«Este trabajo sobre el papel de la nutrición en los primeros años de vida y la incidencia del cáncer de mama sugiere que es uno de los pocos factores de riesgo potencialmente modificables para el cáncer de mama antes de la menopausia», añade. Los hallazgos sugieren una asociación positiva entre el consumo temprano (en la época previa a ser adulta) de grasa animal y el riesgo de cáncer de mama, decían en el estudio de 2014.

En esta ocasión, los investigadores estudiaron a un grupo de 90.534 mujeres que participaron en el mismo estudio  ‘Nurses’ Health Study II’, que fue una gran investigación de larga duración de los factores que influyen en la salud de la mujer. En 1991, las mujeres -con edades de entre 27 y 44 años en el momento del estudio– rellenaron cuestionarios sobre su consumo de alimentos y, posteriormente, cada cuatro años.

También completaron un cuestionario en 1998 sobre su dieta durante la escuela secundaria. Los investigadores analizaron el consumo de fibra de las mujeres mientras ajustaban una serie de otros factores, como la raza, los antecedentes familiares de cáncer de mama, el índice de masa corporal, el cambio de peso con el tiempo, la historia de la menstruación, el consumo de alcohol y otros factores dietéticos.

El riesgo de cáncer de mama fue entre un 12 y un 19% menor entre las mujeres cuanta más cantidad de fibra dietética consumieron en la edad adulta temprana. La alta ingesta de fibra durante la adolescencia también se asoció con un riesgo un 16% menor de cáncer de mama en general y un 24% menos de riesgo de cáncer de mama antes de la menopausia. Incluso, desde hace ya unos años, sabemos que el tipo de fibra y de alimento es importante, como se demostró cuando se vio que el consumo de tomates ayudaba a reducir el riesgo de cáncer de mama (ver en http://www.neyro.com/2014/02/02/el-consumo-de-tomates-puede-proteger-del-cancer-de-mama-a-mujeres-posmenopausicas/)

Entre todas las mujeres del estudio que ahora señalamos, hubo una fuerte asociación inversa entre el consumo de fibra y la incidencia de cáncer de mama. Por cada 10 gramos adicionales de ingesta de fibra al día –por ejemplo, cerca de una manzana y dos rebanadas de pan de trigo integral, o aproximadamente la mitad de una taza de judías cocidas y coliflor o calabaza cocida– durante la edad adulta temprana, el riesgo de cáncer de mama se redujo en un 13%.

El mayor beneficio aparente procedía de las frutas y la fibra vegetal. Los autores especularon con que comer más alimentos ricos en fibra puede disminuir el riesgo de cáncer de mama, en parte, al ayudar a reducir los niveles de estrógeno altos en la sangre, que están fuertemente vinculados con el desarrollo del cáncer de mama. Ya sabíamos que el sobrepeso (consecutivo a una dieta inadecuada y con exceso de calorías) influía negativamente en la génesis de un mayor riesgo de cáncer de mama, tal y como anticipamos en nuestro artículo comentado en http://www.neyro.com/2014/05/09/el-sobrepeso-aumenta-el-riesgo-del-cancer-de-mama-despues-de-la-menopausia/.

«A partir de muchos otros estudios, sabemos que el tejido mamario está particularmente influenciado por carcinógenos y anticancerígenos durante la infancia y la adolescencia –explica Walter Willett, profesor de Epidemiología y Nutrición en Harvard y autor principal del estudio–. Ahora tenemos evidencia de que lo que damos de comer a nuestras hijas durante este periodo de la vida es también un factor importante en el futuro el riesgo de cáncer».