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Pacientes de endometriosis como población de alto riesgo para enfermedades crónicas importantes.

Una gran desconocida (y una gran simuladora también), muy a pesar de que muchos vivamos con ella casi todas las semanas. No obstante tener una prevalencia estimada del 10% en mujeres, la etiología de la endometriosis sigue siendo todavía hoy desconocida. Comentamos de su prevalencia en una noticia previa en este mismo blog, en http://www.neyro.com/2015/04/09/la-endometriosis-afecta-a-mas-de-un-millon-de-mujeres-espanolas/
Además, se ha venido asociando a la endometriosis (sea en sus formas típicas o atípicas, activas o inactivas…..) con riesgo de enfermedades crónicas, como el cáncer, enfermedades autoinmunes, asma y atopia así como con enfermedad cardiovascular. Una reciente revisión resume la evidencia epidemiológica disponible sobre la asociación entre la endometriosis y otras enfermedades crónicas, y discute las hipótesis para los mecanismos subyacentes, las posibles fuentes de sesgo y las complejidades metodológicas. Está al alcance del lector en http://humupd.oxfordjournals.org/content/21/4/500.full.pdf+html

  

Tras una búsqueda sistemática, los autores (del Department of Medicine, Brigham & Women’s Hospital and Harvard Medical School, Boston, entre otros centros) identificaron 21 estudios previos sobre asociaciones entre endometriosis y cáncer ovárico, 14 para cáncer de mama, 8 para cáncer endometrial, 4 para cáncer cervical, 12 para melanoma cutáneo y 3 para linfoma no Hodgkin, 9 sobre la conexión con enfermedades autoinmunes, 6 con asma y atopia y 4 que relacionaban la endometriosis con enfermedades cardiovasculares.

Se encontró que las pacientes con endometriosis presentaban un riesgo más alto de cáncer de ovario y de mama, melanoma cutáneo, asma y algunas enfermedades autoinmunes, cardiovasculares y atópicas, y riesgo más bajo de cáncer cervical. Esta relación no se asoció en el estudio con los tratamientos recibidos. Expusimos la variabilidad de los tratamientos posibles y deseables en una noticia previa en  http://www.neyro.com/2015/06/03/la-cirugia-ultimo-recurso-en-la-endometriosis/

 

En resumen, la evidencia indica que las pacientes con endometriosis presentan un riesgo incrementado de diversas enfermedades crónicas. Aunque los mecanismos subyacentes no se conocen completamente, los datos sugieren que la endometriosis no es inocua en relación a la salud de la mujer a largo plazo. Si se confirman estas asociaciones, estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones para las prácticas de cribado y el manejo y cuidado de estas pacientes.

De hecho, las costumbres que algunos centros han venido haciendo en los últimos años de dar el alta a las pacientes afectas solo por estar (transitoriamente) asintomáticas parece ponerse en entredicho. Las teapias han evolucionado mucho y en el momento actual disponemos de diversos procedimientos que pueden cercenar en el alrgo plazo la evolución de esdta maldita enfermedad. (ver en http://www.neyro.com/2014/07/07/diu-liberador-de-levonorgestrel-para-la-recidiva-de-sintomas-en-mujeres-operadas-de-endometriosis/)

El riesgo de cáncer de mama posmenopáusico disminuye con la práctica de ejercicio físico

Resulta evidente y casi axiomático que el ejercicio físico es beneficioso en cualquier edad y adaptado a cada persona también en cualquier circunstancia; movernos es siempre más beneficioso para nuestra salud que la inactividad (de ello hablábamos hace unos meses en http://www.neyro.com/2012/06/25/evidencias-cientificas-demuestran-que-el-ejercicio-fisico-es-saludable-en-cualquier-edad/)
Ahora se ha demostrado que el ejercicio recreativo, aunque sea moderado, tiene un rápido impacto en el riesgo de padecer cáncer de mama. Y es que el riesgo de cáncer de mama en la posmenopausia disminuye tras la práctica regular de ejercicio físico, según ha mostrado un estudio realizado por expertos del Centro de Investigación en Epidemiología y Salud de la Población en el Institut Gustave Roussy en Villejuif (Francia) y que ha sido publicado en la revista “Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention”.
En concreto, el trabajo ha demostrado que las mujeres posmenopáusicas que en los últimos cuatro años habían realizado actividad física regular, equivalente a por lo menos cuatro horas de caminata por semana, tuvieron un riesgo menor de cáncer de mama invasivo en comparación con las mujeres que habían hecho menos ejercicio durante esos cuatro años. No mencionaremos ahora los demás beneficios evidentes del ejercicio en una época de la vida de la mujer en la que muchas reconocen haber ganado peso (ver en http://www.neyro.com/2014/06/23/al-llegar-la-menopausia-60-de-las-mujeres-reconoce-haber-engordado/)
Sin embargo lo anterior, aquellas que realizaron este nivel de actividad física entre cinco y nueve años antes, pero eran menos activas en los cuatro años anteriores a la recogida de datos, no presentaron un menor riesgo de cáncer de mama invasivo. Es necesario por lo tanto, perpetuar la conducta acerca del ejercicio y seguir activa. La actividad ni siquiera tiene que ser particularmente intensa; solo se necesita que se realice en forma regular.

Además, los investigadores han comprobado que el ejercicio recreativo, aunque sea moderado, tiene un «rápido» impacto en el riesgo de padecer cáncer de mama, aunque si se deja de realizar las probabilidades de tener este tumor se volvieron a incrementar. Para llegar a estas conclusiones, los científicos, liderados por Agnès Fournier, analizaron a 59.308 mujeres posmenopáusicas durante 8,5 años. En este periodo, 2.155 fueron diagnosticadas de cáncer de mama invasivo primario.

Investigadores de Institut Gustave Roussy en Villejuif, Francia, analizaron datos obtenidos de cuestionarios bianuales completados por 59.308 mujeres posmenopáusicas que fueron incluidas en E3N, el componente francés del Estudio europeo de investigación prospectiva sobre el cáncer y la nutrición (European Prospective Investigation Into Cancer and Nutrition, EPIC). Este estudio ha permitido confirmar en otro análisis de los mismos autores que el empleo de progesterona natural micronizada (que es el gestágeno empleado en Europa mayoritariamente), no tiene ninguna influencia negativa entre las mujeres con terapia hormonal en el climaterio. La terapia hormonal no induce cáncer de ninguna clase, y menos aún de mama.

La duración media de seguimiento fue de 8,5 años, durante los cuales a 2155 de las mujeres se les realizó el diagnóstico de primer cáncer de mama invasivo primario. Los efectos beneficiosos de la actividad física regular fueron independientes del índice de masa corporal, aumento de peso, circunferencia de la cintura y nivel de actividad de cinco a nueve años antes. Ello es la confirmación de la coherencia de los hallazgos y de su importancia, destaca el Dr. Neyro; estamos invirtiendo mucho dinero en diagnosticar (temprano que no precozmente) el cáncer de mama (ver en http://www.neyro.com/2014/10/08/los-riesgos-de-la-deteccion-del-cancer-de-mama-confunden-a-las-mujeres/), olvidando sin embargo que podemos hacer mucho por disminuir el riesgo de que aparezca que parece mucho más lógico, finaliza nuestro experto.

«Doce MET-h [equivalente metabólico de actividad en horas] por semana corresponde a caminar cuatro horas por semana o andar en bicicleta o participar en otras actividades deportivas dos horas por semana y es congruente con las recomendaciones de la Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (World Cancer Research Fund)», dijo la autora principal, Agnès Fournier. «Hallamos que la actividad física recreativa, aún cuando sea de intensidad modesta, parecía tener un impacto rápido en el riesgo de sufrir cáncer de mama. No obstante, la disminución del riesgo de sufrir cáncer de mama asociada con la actividad física se vio atenuada cuando se interrumpió la actividad».

Referencia: Cancer Epidemiol Biomarkers Prev

Hasta dos tercios de los principales cánceres son fruto de mutaciones y «mala suerte»

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El avance inexorable de la esperanza de vida media de nuestra sociedad, nos obliga a comprobar que el cáncer sigue creciendo en prevalencia. Es claro que algunos cánceres se relacionan con el sobrepeso (como demostramos enhttp://www.neyro.com/2014/08/28/los-canceres-mas-habituales-se-relacionan-con-el-sobrepeso/), pero no sabemos todo lo que se relaciona con las causalidades directas de todas las neoplasias.
Es más, en algunos cánceres no nos sirve siquiera con la identificación de los factores de riesgo pues la aparición de determinadas neoplasias no responde a patrones claros; lo sabemos bien los ginecólogos cuando peleamos cada día por identificar pacientes de «alto riesgo» de presentar cáncer de mama en el futuro (ver más en este sentido en http://www.neyro.com/2011/02/09/cancer-de-mama-factores-de-riesgo-y-como-evitarlos/)
Ahora, científicos del  Kimmel Cancer Center de la Universidad Johns Hopkins de EEUU han creado un modelo estadístico que mide la proporción de incidencia de cáncer debida a mutaciones genéticas arbitrarias que propician la proliferación celular nociva, a través de muchos tipos de tejido. Estas mutaciones genéticas azarosas se producirían cuando las células madre del organismo se dividen.Según este modelo, dos terceras partes de las incidencias de cáncer en adultos pueden ser explicadas principalmente por dichas mutaciones arbitrarias, por tanto, por » mala suerte»; mientras el tercio restante tiene su origen en factores exógenos (del entorno) y genes heredados.Bert Vogelstein, profesor de oncología de la Universidad de Johns Hopkins, afirma además que  la longevidad sin cáncer en gente expuesta a agentes causantes de esta enfermedad, como el tabaco, sería debida justo a lo contrario: a la buena suerte, y no a una “buena genética” como suele pensarse. «Es evidente que el tabaco ventajas no tiene y aún estamos descubriendo nuevas consecuencias de su toxicidad», afirma el Dr. José Luis Neyro (puede leerse más enhttp://www.neyro.com/2014/03/05/nueva-evidencia-de-que-el-tabaquismo-aumenta-el-riesgo-de-cancer-de-mama/)

Hasta ahora, se desconocía la contribución real de las mutaciones genéticas arbitrarias –en comparación con la contribución de la herencia genética o los factores ambientales-, asegura Vogelstein.

Resultados estadísticos.Para alcanzar sus conclusiones, los científicos del ensayo publicado en Science (una de las más importantes revistas científicas del mundo) trazaron el número de divisiones de células madre de 31 tejidos y compararon estas tasas con el riesgo de padecer cáncer de los ciudadanos americanos.Determinaron así que la correlación entre el número total de divisiones de células madre y el riesgo de cáncer era de 0.804 puntos. Matemáticamente, cuanto más se acerque este valor a uno, más divisiones de células madre son correlacionadas con un mayor riesgo de cáncer. En porcentajes, el dato supone que alrededor de un 65% del riesgo de cáncer está correlacionado con el número total de divisiones de células madre en un tejido determinado.“Nuestro estudio muestra que, en general, un cambio en el número de divisiones de células madre en un tipo de tejido está altamente relacionado con un cambio en la incidencia de cáncer en ese mismo tejido”, explica Vogelstein en uncomunicado de la John Hopkins (puede verse en el link que adjuntamos al final de este artículo). Por ejemplo, el tejido del colon, que presenta cuatro veces más divisiones de células madre que el tejido del intestino delgado en humanos, tiene una mayor incidencia de la enfermedad que este último.
cancers due to bad luck

Reducir el riesgoEl modelo estadístico ha revelado asimismo que 22 cánceres están especialmente vinculados a la “mala suerte” o a las mutaciones aleatorias del ADN durante la división celular. Y que otros nueve parecen estar relacionados con una mezcla de esa mala suerte con factores ambientales o hereditarios.
Por otro lado, continúa explicando el primer autor del trabajo, “descubrimos que los tipos de cáncer que tenían mayor riesgo de lo predicho por el número de divisiones de células madre fueron precisamente los esperables, como el cáncer de pulmón –vinculado al tabaco-; el cáncer de piel –relacionado con la exposición al sol-; y formas de cáncer asociadas a síndromes hereditarios”, señala Vogelstein.

“Este estudio demuestra que el tabaquismo u otros malos hábitos aumentan el riesgo del cáncer. Sin embargo, muchas formas de esta enfermedad se deben a la mala suerte de adquirir una mutación genética (…) La mejor manera de erradicar estos cánceres sería, por tanto, la detección precoz”, afirma el investigador. Por si en estos temas de tabaquismo quedaba alguna duda, los hechos recientemente demostrados con el análisis de las poblaciones recientemente incorporadas a este hábito demuestran su nefasta influencia (como ya dijimos en http://www.neyro.com/2013/11/28/la-incorporacion-de-la-mujer-al-habito-tabaquico-ha-incrementado-la-mortalidad-por-cancer-de-pulmon-un-50-en-los-ultimos-anos/)

En el presente estudio no se incluyeron ciertos tipos de cáncer como el de mama o el de próstata por escasez de datos fiables sobre tasas de división de células madre en la literatura científica disponible. Es más, en el caso del cáncer de mama incluso, tenemos tan difícil la prevención primaria que enfatizamos actualmente muchos esfuerzos en incrementar la efectividad de los métodos diagnósticos de esta neoplasia (lo contamos en el suelto siguientehttp://www.neyro.com/2014/05/30/un-nuevo-programa-de-analisis-de-mamografias-determina-el-riesgo-de-cancer-de-mama/)

Referencias:
C. Tomasetti, B. Vogelstein. Variation in cancer risk among tissues can be explained by the number of stem cell divisions. Science (2015). DOI: 10.1126/science.1260825.

 

Fármacos contra la osteoporosis evitan (también) cánceres ginecológicos

Una clase de medicamentos que evita la pérdida de hueso como son los bisfosfonatos nitrogenados, también puede ayudar a reducir el riesgo de las mujeres de desarrollar cáncer de endometrio, según un nuevo estudio publicado en línea el 22 de diciembre en la muy prestigiosa revista científica Cáncer.

Las mujeres que tenían un historial de uso de bisfosfonatos tenían la mitad de probabilidades que las mujeres que no habían tomado los medicamentos para desarrollar cáncer de endometrio. Hasta ahora sabíamos que otro grupo de fármacos como eran los SERMs (moduladores selectivos de los receptores de estrógenos), muy empleados en la prevención primero y el tratamiento después de la osteoporosis, eran capaces de reducir sensiblemente el riesgo de padecer cáncer de mama; lo contamos en http://www.neyro.com/2013/06/19/un-farmaco-contra-la-osteoporosis-detiene-el-crecimiento-de-celulas-de-cancer-de-mama/)

Es más, incluso sabíamos que estos mismo fármacos (los SERMs) también se muestran favorables en la reducción del riesgo de otros cánceres ginecológicos como el ahora aludido de endometrio; el Dr. Bartolomé Beltrán invitó al Dr. Neyro, titular de este web a uno de sus programas para debatir in extenso sobre el tema (y se puede escuchar íntegramente en http://www.neyro.com/2013/06/27/el-dr-neyro-interviene-en-el-programa-del-dr-beltran-en-buenas-manos-de-onda-cero/)
El estudio que ahora comentamos se centró sólo en los bisfosfonatos que contienen nitrógeno (tipo Alendronato o por su nombre comercial Fosamax o Fosavance) , que tienen los efectos anticancerígenos más fuertes entre la clase de medicamentos, de acuerdo con estudios previos. De hecho, hace varios años, el grupo de investigación epidemiológica danesa había demostrado con una revisión de la población danesa tratada con Alendronato para la Osteoporosis que ya desde el segunda año de su empleo, se reducía significativamente el riesgo de padecer cáncer de endometrio cuando se comparaba con la población que no había recibido ese tratamiento; lo comentamos con los investigadores del estudio cuando presentaron sus resultados en USA durante la celebración de una de las pasadas ediciones del congreso anual de ASBMR (American Society of Bone Mineral Research), nos señala el ginecólogo y experto en Osteoporosis, José Luis Neyro.

Ahora, Sharon Hensley Alford, PhD, del Departamento de Ciencias de Salud Pública en el Hospital Henry Ford, Detroit, Michigan, y sus colegas analizaron los datos de 29.254 mujeres de 60 años o más, participantes en el ensayo de cribado poblacional de próstata, pulmón, colorrectal y cáncer de ovario  del Instituto Nacional del Cáncer americano. La encuesta incluyó también un cuestionario sobre la salud ósea y el uso de medicamentos, como los bisfosfonatos.

Entre las mujeres que habían usado los bisfosfonatos para el tratamiento de su osteoporosis, los investigadores observaron 8,7 casos de cáncer endometrial por 10.000 personas-año, en comparación con 17,7 casos por cada 10.000personas-años entre las mujeres que nunca habían usado estas drogas (razón de tasas, 0,49; intervalo de confianza del 95%, desde 0,30 hasta 0,80, altamente significativo). La reducción por lo tanto del riesgo, era casi de la mitad.

Después de ajustar por una serie de variables, como la edad, la raza, los antecedentes de tabaquismo, historia de terapia hormonal previa, y el índice de masa corporal, el índice de riesgo para las mujeres que tomaban los medicamentosseñalados en comparación con aquellos que no tomaron ellos fue 0,56 (intervalo de confianza del 95%, 0,34 hasta 0,93, sin casi modificación una vez realizado el ajuste incluso).

El cáncer de endometrio es el cuarto cáncer más común en las mujeres y la octava causa más común de muerte por cáncer, nos aclara el Dr. Neyro, y es una grave preocupación de los ginecólogos de todo el mundo. Casi la mitad de todos los cánceres ginecológicos son endometriales. El cáncer de endometrio se diagnostica con mayor frecuencia en las mujeres de 60 y 70 años, cuando son posmenopáusicas y su densidad ósea ha disminuido.

Investigaciones anteriores demostraron que los bifosfonatos pueden retrasar el crecimiento tumoral y la diseminación de las células cancerosas en pacientes con ciertos tipos de cáncer, pero ningún estudio había examinadoespecíficamente en el cáncer de endometrio, excepto el ya señalado de carácter retrospectivo y de base epidemiológica de los daneses.

Las principales conclusiones del estudio se centraron en el más común de tipo 1 el cáncer de endometrio, que se relaciona con los niveles altos de estrógeno. Los investigadores pidieron más estudios con una muestra mayor para evaluarmejor la relación de la droga con el cáncer endometrial tipo 2 más agresivo, que no está relacionado con las hormonas y del que sabemos mucho menos aún, aclara nuestro experto en ginecología José Luis Neyro.

Apoyado este estudio por el Programa de Investigación Intramural de los Institutos Nacionales de Salud, Instituto Nacional del Cáncer, División de Epidemiología del Cáncer y Genética, los autores han declarado no tener ningún conflicto de intereses. Existen otros estudios previos que informan de las mismas asociaciones positivas.

Referencias:

Alford SH, Rattan R, Buekers TE, Munkarah AR. Protective effect of bisphosphonates on endometrial cancer incidence in data from the Prostate, Lung, Colorectal and Ovarian (PLCO) cancer screening trial. Cancer. 2014 Dec 22. doi: 10.1002/cncr.28952. [Epub ahead of print]

Rennert G, Rennert HS, Pinchev M, Lavie O. The effect of bisphosphonates on the risk of endometrial and ovarian malignancies. Gynecol Oncol. 2014 May;133(2):309-13. doi: 10.1016/j.ygyno.2014.02.014. Epub 2014 Feb 18.

No hay un vínculo entre los fármacos para tratar la esterilidad y el cáncer

Las mujeres que han tomado fármacos para tratar la esterilidad no tienen que preocuparse por el riesgo de cáncer relacionado con hormonas, dijeron investigadores ayer en Múnich durante el congreso ESHRE anual. Un estudio importante ha revelado «escasa evidencia» de algún vínculo entre los medicamentos que toman las mujeres para estimular la fecundidad y los riesgos de cáncer de mama, ovario y útero. Los tres tipos de cáncer pueden ser causados por desequilibrios hormonales y las mujeres que buscan ayuda médica para embarazarse pueden recibir tratamientos hormonales prescritos para estimular la fecundidad.

El último estudio fue realizado durante 30 años, incluyó a más de 12.000 mujeres, y se dio a conocer en el Congreso de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) en Munich, Alemania, celebrado como cada año, nos informa el Dr. Neyro, en los primeros días de este mes de julio 2014. Los investigadores descubrieron dos casos en los cuales los tratamientos se podrían vincular al cáncer, aunque el incremento del riesgo también podría haberse relacionado con la clase específica de esterilidad de las mujeres.

Uno fue un grupo de mujeres que tomó gonadotrofinas − las cuales se suelen utilizar hoy día − que resultaron ineficaces. El segundo grupo correspondió a mujeres que tomaron citrato de clomifeno 12 veces o más y tuvieron un incremento en el riesgo de cáncer de mama.
Hace ya muchos años, señala nuestro experto el Dr. José Luis Neyro pionero en España de las técnicas de reproducción asistida (ver en http://www.neyro.com/2010/07/05/el-primer-bebe-probeta-vasco-cumple-25-anos/), nuestro propio grupo realizó un estudio de investigación que demostró matemáticamente que la probabilidad de embarazo entre mujeres que empleaban Clomifeno como inductor de la ovulación más allá de seis meses seguidos era prácticamente despreciable en términos estadísticos; no tiene caso, por lo tanto, mantener ese tratamiento hasta los doce meses que se señalan en el estudio que comentamos.
El investigador Dr. Humberto Scoccia, de la Universidad de Illinois en Chicago, Estados Unidos, dijo que los hallazgos «en general tranquilizaban» pero advertían sobre «interrogantes no resueltas». Dijo: «Pese a la plausibilidad biológica, los resultados de estudios de fármacos para la fecundidad y de neoplasias malignas de la mama y ginecológicas presentan una situación variable, pues algunos muestran incrementos en el riesgo, otros disminuciones y otros más no muestran ninguna relación importante».
«Sin embargo, la mayor parte de estos estudios tenían números pequeños de pacientes con periodos de seguimiento relativamente breves, y en ellos no se efectuó el ajuste con respecto a otros indicadores de cáncer, incluidas las indicaciones para la utilización de fármacos, como anovulación o endometriosis, que de manera independiente podrían afectar al riesgo de cáncer. Muchas preguntas permanecieron sin respuesta».
Estos resultados, aclara el Dr. Neyro, son coherentes con los hallazgos del seguimiento que los colegas israelíes dirigidos por el Dr. Bruno Lunenfeld hacen de todas las pacientes que en su país han tomado al menos un ciclo de gonadotrofinas desde el inicio de su empleo en medicina de la reproducción en los años sesenta para inducir su ovulación y que, hace ya más de veinte años, señalaban una ausencia de relación entre el empleo de estos fármacos y la aparición de un incremento del riesgo de cáncer de ovario.

Un segundo estudio en el Congreso advierte sobre un mayor riesgo de trastorno psiquiátrico en los niños nacidos después de tratamiento para la fecundidad. Los hallazgos provienen de un estudio de unos 2,4 millones de niños de Dinamarca nacidos entre 1969 y 2006. Alrededor de 124.000 nacieron de mujeres con problemas con la fecundidad.

Los niños nacidos pese a problemas de fecundidad tuvieron un incremento de 33% en el riesgo de presentar un trastorno psiquiátrico.

El investigador, Dr. Allan Jensen, de la Universidad de Copenhague, dijo: «En general se considera que la esterilidad fundamental desempeña un papel más importante en los efectos adversos sobre la desendencia que los procedimientos de tratamiento. Se sabe, por ejemplo, que los trastornos psiquiátricos en cierto grado tienen un componente genético». Muchos interrogantes todavía en estos temas de fertilidad pero poco a poco vamos desvelando los entresijos más ocultos hasta ahora (ver en http://www.neyro.com/2014/05/15/descubierto-el-modo-en-el-que-el-ovulo-y-el-espermatozoide-se-reconocen-antes-de-su-encuentro/)

Células de cáncer de mama triple negativo de ratones, muertas por el ataque experimental de un virus.

Un virus no conocido por causar enfermedad mata las células del cáncer de mama triple negativo y tumores que crecen en estas células en ratones, según revelan investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad del Estado de Pensilvania (Penn State), en Estados Unidos. Saber cómo el virus mata el cáncer podría conducir a nuevos tratamientos para los tumores de mama. De antiguo sabíamos que no todas las pacientes afectas de cáncer de mama presentan factores de riesgo que nos permitan etiquetarlas como de alto riesgo (ver en http://www.neyro.com/2007/09/20/el-95-por-ciento-de-las-mujeres-con-cancer-de-mama-no-responde-al-perfil-de-riesgo-establecido-por-los-expertos/); de aquí el interés de todas estas investigaciones que van apareciendo cada día, aclara el experto en ginecología y responsable de este web, José Luis Neyro.
El virus del que hablamos se llama adenoasociado de tipo 2 (AAV2) e infecta a los seres humanos, pero no se sabe si causa enfermedad. En estudios anteriores, los investigadores probaron el virus en una variedad de cánceres de mama que representan grados de agresividad y en células de cáncer cervical por papilomavirus humano positivo, detectando que este virus inicia la apoptosis, la muerte celular natural, en las células cancerosas sin afectar a las sanas.
Hoy conocemos que lo más importante del cáncer de mama es estudiar su producción biológica desde el punto de vista de su biología molecular, como ya señalamos en su día en http://www.neyro.com/2012/11/25/aclarados-algunos-puntos-sobre-el-cancer-de-mama-y-sus-variantes/. Ahora, «el tratamiento del cáncer de mama sigue siendo difícil debido a que hay múltiples vías de señalización que promueven el crecimiento tumoral y desarrollan resistencia al tratamiento», recuerda Craig Meyers, profesor distinguido de Microbiología e Inmunología en Penn State.

Las vías de señalización incluyen moléculas en una célula que controlan las funciones celulares, como la división celular, mediante la cooperación. Por ejemplo, la primera molécula en el proceso recibe una señal para comenzar, luego le ordena a otra molécula que se ponga en funcionamiento y así sucesivamente.

El tratamiento de cáncer de mama difiere por paciente debido a las diferencias en los tumores. Algunos tumores contienen receptores de proteínas que se activan por las hormonas de estrógeno o progesterona, mientras otros responden a otra proteína llamada receptor del factor de crecimiento epidérmico humano 2 (HER2), de forma que cada uno es tratado de forma diferente. Nos es necesario invertir dinero y medios en el estudio biológico de cada tumor, señala nuestro experto el Dr. Neyro, para poder personalizar cada día más los tratamientos (léase en http://www.neyro.com/2014/02/04/el-cancer-de-mama-her2-se-puede-sub-clasificar-en-cuatro-subtipos-diferentes/) precisamente en base a su propia producción molecular.

Un cáncer de mama triple negativo no tiene ninguno de estos receptores de proteínas y es típicamente agresivo; se caracteriza porque, señala José Luis Neyro, no tiene receptores para estrógenos ni para progesterona y tampoco expresa la proteína HER2; por ello su comportamiento es menos previsible y en general más agresivo. «Hay una necesidad urgente y permanente de desarrollar nuevas terapias que se dirijan de manera eficiente a los cánceres de mama triple negativo», señala Meyers. En el estudio actual, los investigadores probaron AAV2 en una línea celular representativa de cáncer de mama triple negativo. Según sus resultados, publicados en “Cancer Biology and Therapy”, el AAV2 mató al cien por cien de las células en el laboratorio mediante la activación de las proteínas denominadas caspasas, que son esenciales para la muerte natural de la célula.

Además, en línea con investigaciones anteriores, las células cancerosas infectadas con AAV2 produjeron más Ki-67, un sistema de inmunidad de activación de la proteína y c-Myc, una proteína que ayuda a aumentar el crecimiento celular e inducir la apoptosis. El crecimiento de las células del cáncer se frenó a los 17 días y todas las células estaban muertas en el día 21, de forma que AAV2 intervino en la muerte celular de múltiples líneas celulares de cáncer de mama que representan los grados tanto bajos como altos de cáncer y se dirigió a las células cancerosas independientemente de la hormona o el factor de crecimiento para su clasificación. Luego, los investigadores inyectaron AAV2 en líneas tumorales derivadas de células de cáncer de mama humano en ratones sin funcionamiento de su sistema inmunológico. Los ratones que recibieron AAV2 sobrevivieron más que los no tratados y no mostraron signos de la enfermedad a diferencia de los roedores no tratados.

El tamaño de los tumores disminuyó en los ratones tratados, de forma que las áreas de la muerte celular eran visibles y todos ratones a los que se aplicó AAV2 sobrevivieron a lo largo del estudio, un contraste con el grupo de control. «Estos resultados son significativos, ya que la necrosis tumoral o la muerte en respuesta a la terapia también se utiliza para medir la eficacia de la quimioterapéutica», afirma Meyers.