Ocasionalmente, las ITS (infecciones de transmisión sexual) son difíciles de prevenir

«Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son patologías difíciles de detectar porque acechan a gente joven despreocupada por el riesgo y poco frecuentadora de las consultas de Atención Primaria (AP), explica a EL MÉDICO INTERACTIVO la doctora Esther Redondo, especialista del Centro de Salud Internacional y Consejo al Viajero de Madrid y coordinadora de trabajo de Enfermedades Preventivas de SEMERGEN.
Un paciente joven y sano –continúa la especialista­– por lo general cuando acude al centro de salud es por una causa excepcional, por un proceso agudo, por lo que no es habitual que los facultativos se paren a realizarle una anamnesis preventiva de las ITS. «Hay motivos de consultas específicos, por ejemplo, como el de una joven embarazada en los que sí le hacemos análisis para descartar posibles ITS, al tiempo que le ofrecemos consejo detallado sobre estas infecciones.
En AP también se hacen cribados a los pacientes que pertenecen a grupos de riesgo, como los homosexuales, o los que por sus hábitos sexuales –hombres que practican sexo con hombres- tienen más riesgo de contraer una ITS; se les realiza una serología del VIH y de las hepatitis. Y, por supuesto, cuando llegan los jóvenes al centro para alguna consulta sobre algún viaje internacional los médicos siempre les recuerdan que en su botiquín lleven preservativos», recalca la doctora Redondo.
La experta de SEMERGEN, con una dilatada experiencia en prevención de las ITS y que coordina a un grupo de médicos de AP que trabajan en estE área, reconoce que en los últimos años, a pesar de las campañas preventivas que se hacen desde las Administraciones sanitarias públicas, las patologías de transmisión sexual van en aumento. «Las más frecuentes son las verrugas genitales, relacionadas con el virus del papiloma que, paradójicamente, se puede prevenir por la vacunación; están in crescendo los casos de sífilis y gonorrea. En general también han aumentado las vulvovaginitis, las gonococias, las clamidias», apunta con preocupación la coordinadora de SEMERGEN.

Dentro de las Infecciones de Transmisión Sexual, la doctora Redondo se refiere al VHB. «No podemos olvidarnos que dentro de estas enfermedades se encuentran las hepatitis, como la B, igualmente prevenible mediante vacunación, cuyo virus puede cronificarse y dar lugar a un cáncer de hígado. El otro caballo de batalla es el sida que, aunque en nuestro entorno cada vez es menos frecuente, sí hay muchos pacientes con VIH positivo que no han desarrollado la dolencia; el sida no está controlado como nos gustaría a los que trabajamos en este área», sostiene la experta de SEMERGEN.
Para el doctor José Luis Neyro, ginecólogo de Osakidetza, en los últimos 15 años la visión de los especialistas sobre las ITS ha cambiado sustancialmente. «Primero porque desgajamos las ITS de las ETS. Y es que no todas las infecciones de transmisión sexual causan ETS y no todas las ETS son detectables a la antigua usanza», explica.
 

En la misma línea que la doctora, Neyro apunta que la infección por virus del papiloma humano es la ITS más frecuente «con el agravante de que pasa desapercibida; es completamente asintomática y los médicos tenemos que ir a buscarla. Además, entre el momento en que un paciente se infecta y el virus empieza a hacerle daño, hasta que se le detecta pueden transcurrir de 1, 2, 8 hasta 12 años».

El doctor Neyro se lamenta de que habiendo vacunas preventivas frente al virus del papiloma todavía cada año se diagnostiquen 2.200 nuevos cánceres de cuello de útero y 706 mujeres mueran por este tumor. «Las dos cifras podrían reducirse a cero con la vacunación porque son enfermedades provocadas por una infección de transmisión sexual. Siempre digo a los pacientes si usted no quiere arriesgarse a contraer el virus del papiloma tiene dos opciones: dejar de tener relaciones sexuales toda la vida o vacunarse. Tan sencillo como eso», apostilla.

 

El consultor de Ginecología destaca otro factor que a su juicio es muy importante como es el que la inmensa mayoría de las vaginitis -infecciones leves- no son ITS; son desajustes de la microbiota vaginal de la propia mujer. «De tal manera que cuando le diagnosticamos una sencilla micosis o vaginosis bacteriana –en el 40 por ciento de las consultas ginecológicas de AP, el 95 por ciento no hay una ITS por detrás, sino un desajuste de la microbiota–, lo que antiguamente llamábamos la flora vaginal», recalca Neyro, quien en el último mes ha ofrecido distintas sesiones clínicas en centros de salud para formar a los médicos de AP en la puesta al día de los últimos conocimientos científicos «que nos proporciona la microbiología de la vagina».

Para la doctora Redondo habría que hacer más hincapié en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual, sobre todo concienciar a la gente más joven sobre los riesgos que entrañan unas relaciones sexuales de riesgo sin tomar las precauciones debidas. «Siempre es más rentable, en todos los sentidos -el económico y el humano-, invertir en prevención que la intervención en tratamiento», subraya, al tiempo que apuesta por potenciar la educación para la salud en las escuelas. «No es que no se haga, pero tal vez habría que intervenir más en los centros con los niños y adolescentes. Está demostrado que estas actuaciones preventivas son muy eficaces», remacha.

 

La experta de SEMERGEN insiste a la hora de señalar en la necesidad de la prevención de las ITS. «En la enfermedad más habitual, el virus del papiloma, hay vacunas que se pueden aplicar tanto a mujeres como a varones; la otra infección más común de transmisión sexual como es la hepatitis B también es prevenible; desde hace unos años está incluida en el calendario de vacunación español, aunque puede haber gente de treinta años que no esté protegida, pero  tiene una forma sencilla de prevenir el contagio». Aquí el Dr. Neyro, se muestra radical: «podemos y debemos evitar ambas (VPH y Hepatitis B) con las correspondientes vacunas» (ver en http://www.neyro.com/2015/08/07/programas-de-vacunacion-frente-al-vph-en-australia-logran-disminuir-los-casos-de-lesiones-cervicales-de-alto-grado/)

Redondo reconoce que a los pacientes que acuden al centro no se cansa de repetirles que en los viajes tampoco hay que relajarse en los hábitos sexuales saludables y utilizar siempre el preservativo ante una relación de riesgo y «ante cualquier síntoma que se tenga que acudan a su médico de cabecera que, por supuesto, está perfectamente capacitado para realizarle el diagnóstico de una ITS y ponerle el tratamiento adecuado. Solo las ITS más complicadas, las que no responden a la terapia habitual, son derivadas al especialista; los facultativos de AP tienen una completa formación para el abordaje de estas patologías como la vaginosis bacteriana que se trata en primaria», apostilla la especialista.
También el doctor Neyro considera que los especialistas de AP están suficientemente formados para diagnosticar las ITS más prevalentes y que disponen de los medios suficientes para ello. En lo que no está tan seguro es en si disponen del tiempo necesario para atender a los pacientes. «Quizás no les dedicamos el suficiente; las ciencias que trabajan alrededor de la ginecología en estos momentos nos facilitan mucho la tarea para llegar a diagnósticos extraordinariamente precisos, pero así y todo en la AP necesitaríamos más tiempo», sentencia.