Conocer las opciones de preservación de la fertilidad por parte de los jóvenes diagnosticados de cáncer

Menos del 33% de los hombres y del 10% de las mujeres se sometieron a terapias para preservar su fertilidad, seguramente por el propio desconocimiento de las posibilidades reales de conservación de la fertilidad por parte de los enfermos o, lo que es mucho peor en opinión de José Luis Neyro, de los propios profesionales que atendieron su enfermedad.

Los pacientes jóvenes con cáncer suelen desconocer las opciones existentes para preservar su fertilidad una vez finalizado el tratamiento, según ha mostrado un estudio realizado por investigadores del Seattle Children’s Hospital (Estados Unidos).

Y es que, de los 459 adolescentes diagnosticados con cáncer entre el año 2007 y 2008, más del 70% aseguró que su médico le había informado sobre el riesgo de infertilidad, pero menos del 33% de los hombres y del 10% de las mujeres se sometieron a terapias para preservar su fertilidad. Si reorientamos los datos, veremos que uno de cada tres pacientes fueron atendidos por profesionales de la salud que olvidaron la posible fertilidad posterior al tratamiento y/o despreciaron la posibilidad de conservarla al no informar a sus pacientes.

Para alcanzar estos datos, en el trabajo, liderado por la Dra. Margarett Shnorhavorian y publicado en la revista «Cancer» (que está disposición de los lectores en http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/cncr.29328/abstract) , se pidió a los pacientes que respondieran a diferentes cuestionarios. La mayoría eran blancos, hombres, tenían un seguro médico privado y fueron diagnosticados de cáncer alrededor de los 21 años. De ellos, el 80% de los hombres reconoció que podían ser estériles tras someterse a la terapia oncológica, el 71% que habían barajado opciones para abordar el problema y sólo el 31% se sometió a una terapia.

Finalmente, y respecto a las mujeres, el 74% fueron aconsejadas por sus médicos, el 34% estudió las opciones de preservación y sólo un 6,8% realizó una terapia de fertilidad por «falta de conocimiento» o problemas de acceso a las mismas. Comentando el artículo en cuestión con el Dr. Neyro, durante muchos años responsable de las áreas de fertilidad de su centro hospitalario (ver en http://www.neyro.com/2010/07/05/el-primer-bebe-probeta-vasco-cumple-25-anos/), es notorio observar cómo en función de nadie sabe muy bien qué parámetros se evita comentar las posibilidades de conservación de la fertilidad que existe en muchos caso.

La mayoría de los jóvenes varones diagnosticados lo fueron a una edad (alrededor de los 21años) en la que la conservación de dos o tres muestras seminales en un banco de nitrógeno líquido no tiene mayores dificultades y no enlentece el procedimiento diagnóstico o terapéutico de la enfermedad de base. En el caso de las chicas, la estimulación ovárica y la criopreservación ovocitaria posterior solo alarga el procedimiento apenas un par de semanas y puede simultanearse con alguna de las pruebas diagnósticas necesarias antes de iniciar el tratamiento de fondo del cáncer en cuestión.

Además, los procedimientos de la estimulación ovárica son cada día más seguros; no cabe ya ninguna duda sobre ello. (ver en http://www.neyro.com/2014/09/15/nuevo-estimulante-de-la-ovulacion-podria-hacer-la-fecundacion-in-vitro-mas-segura/)

En las conclusiones del estudio comentado, señala nuestro experto el Dr. Neyro, los autores destacan el aspecto económico, lamentablemente crucial en la sociedad norteamericana en lo que respecta a los niveles de asistencia sanitaria, cuando dicen que «estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de cobertura de seguro para la preservación de la fertilidad y el aumento de la conciencia de opciones de preservación de la fertilidad». No todos los ciudadanos tiene los mismos niveles de cobertura sanitaria en USA.