¿Tenemos realmente el mejor sistema sanitario del mundo como nos repetían nuestras autoridades sanitarias?

Algunas cosas se fijan en la memoria (o la crean, como señala la moderna neurología) a base de repetirse una y otra vez; pero no siempre son reales ni, a veces, responden siquiera a la verdad. Y es que durante muchos años nuestras (respetadas) autoridades sanitarias han repetido como mantra que «España cuenta con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo», decían…, nada menos. ¿Pero hasta qué punto es cierta  esta afirmación? (recordemos que en este pasado 2020 analizamos la mortalidad causada por este nuevo virus en https://www.neyro.com/2020/09/30/analizando-las-causas-de-mortalidad-por-covid19-en-espana/).  Tenemos la esperanza de vida más alta de Europa y una de las mejores del mundo: en el 2019 la esperanza de vida era de 84 años, aunque la primera ola de COVID-19 en el 2020 dejó muchas muertes en la tercera edad, retrocediendo hasta los 82,4 años.

Tan importante es este dato (sin desviarnos del propósito de este artículo de hoy…) que hace bien poco tiempo, apenas el pasado 20.09 dedicamos un extenso artículo a ese dramático recorte de la esperanza de vida media del mundo debido a la pandemia por CoVID19, que está accesible en https://www.neyro.com/2021/09/20/por-primera-vez-en-muchas-decadas-cae-la-esperanza-de-vida-tras-covid19/ Los datos son pavorosos en un mundo (el occidental al menos), que envejece cada año con cada vez menos renovación poblacional…
El hecho epidemiológico de que España tenga una de las tasas de mortalidad más bajas por causas evitables y tratables indica que las intervenciones de salud pública y asistencia sanitaria resultan eficaces para prevenir la mortalidad prematura, a pesar de la falta de inversión en el sector, que sigue decreciendo a ritmo frenético cada década, en estos veinte pasados años. Así, mientras la media de la Unión Europea se encuentra en el 7% del PIB (producto interior bruto), el gasto sanitario público en España en el 2019 supuso el 6,0% de ese PIB descendiendo el gasto por habitante en sanidad, como muestra la imagen que abre esta noticia. Y según Eurostat, el gasto sanitario per cápita en España es más de un 15% inferior a la media de los países de la Unión Europea (ver en https://ec.europa.eu/health/sites/default/files/state/docs/2019_chp_es_spanish.pdf)
Aquí, hace ya un tiempo explicamos algunas de las variables que intervienen en estas cuestiones (ver https://www.neyro.com/2020/04/06/acuerdate-de-los-sanitarios-que-estuvimos-ahi/) y ahora ya es vox pópuli el asunto. De hecho, «los recortes a la sanidad no solo han afectado al sistema sino a su personal, que tiene un alto porcentaje de síntomas de desgaste profesional», como declara el Dr. Tomás Cobo Castro, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España (CGCOM). «El bajo salario es un problema que desgasta a la profesión médica. Sobre todo, cuando se comparan a los sueldos de sus homólogos en otros países», opina este anestesista desde la atalaya del conocimiento del propio sistema sanitario.

Aludíamos antes a la fabricación de recuerdos y la (falsa) memoria creada por falacias repetidas; en el mismo sentido se afirma que «se nos ha vendido que la sanidad española es de las mejores del mundo, pero no es verdad. ¡Está hecha un desastre!», afirma Javier Ruiz, colaborador jurídico de la Agrupación Sanitaria Española ASAES, una organización de carácter sindical que tiene como objetivo terminar con la situación de precariedad laboral. «Tenemos a los mejores profesionales, pero no el mejor sistema», sostiene Ruiz. «¿Cómo va a ser el mejor sistema el que abusa de la vocación y entrega de sus profesionales?», se pregunta este abogado. «Tenemos médicos con contratos precarios hasta la edad de jubilación», revela. Y a pesar de todo ello, «hacemos más con mucho menos» como muestra el gráfico de eficiencias de los distintos sistemas sanitarios de la imagen adjunta.

Los datos en este orden de cosas son ciertamente apabullantes por claros y definitivos: en la Encuesta sobre la situación de la profesión médica en España realizada por el CGCOM y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), y en la que tuvo el honor de participar el creador de contenidos de www.neyro.com, el ginecólogo José Luis Neyro, nada menos que un 8% de los sanitarios temporales llevan así más de 20 años y hay profesionales mayores de 60 años que siguen encadenando contratos.(ver los resultados globales de esta macroencuesta en el enlace http://www.medicosypacientes.com/sites/default/files/AP-Espa%C3%B1a-asamblea-APU.pdf) Según este estudio, llevado a cabo justo antes de la pandemia, el 36% de los médicos que trabajaba en la sanidad pública española tenía un contrato temporal y la mitad de ellos llevaba más de 6 años sin conseguir una plaza. Resulta intolerable desde todo punto de vista sin siquiera considerar la importancia de la creación de «equipos de trabajo», en otro orden de cosas…

Continúan los representantes sindicales de los «trabajadores médicos del sistema sanitario» afirmando que «desde la ASAES estamos acostumbrados a atender a médicos que han encadenado contrato tras contratos hasta de 1 día y que se ven imposibilitados a coger una baja por lesión para no perder un trabajo«, dice Ruiz, para quien «el mal trato que el sistema le da a los sanitarios comienza por la temporalidad, pero se extiende a otros aspectos, como que no puedan tener unas vacaciones ni acceder a hipotecas debido a su inestabilidad profesional». Imagine el lector avezado qué sucedería si en una compañía con unas decenas de miles de trabajadores (o por mejor decir en todas y cada una de las 17+2 que la forman), el departamento de personal tuviera en este régimen de contratos temporales encadenados para no reconocer nunca la plaza, ni su necesidad, ni la continuidad, a varias decenas de miles de trabajadores en esa empresa….¿Imagina el lector la inestabilidad social derivada de conductas tan flagrantemente fraudulentas por parte de cualquier otro «empleador»?

Pues, así (mal) funciona el sistema sanitario español (y con él, el de las 17 comunidades autónomas y el de las dos ciudades autónomas del norte de África). «Tener una precariedad laboral casi del 50%, afecta directamente a la atención primaria», opina el presidente de la CGCOM. «Los contratos temporales dan lugar a una gran rotación del personal que impacta de forma grave a la atención de pacientes… ¡Resulta imposible conocer la especialidad de medicina familiar y comunitaria si el contrato que se tiene es de solo una semana!», sostiene.

Uno de los principales problemas de la gestión de la sanidad pública española en general es la absoluta desconexión entre la atención primaria (AP) y la hospitalaria. Durante décadas se enfatizó en la atención al paciente agudo, al paciente crítico hipertrofiando, el hospital y todo lo que ello conlleva…, olvidando que «la puerta de entrada» a ese sistema sanitario es la AP. Despreciando el hecho de que el 80% del presupuesto sanitario lo consume el 20% de los pacientes, pero que (Oh, sorpresa!!!) son los pacientes crónicos, mayoritariamente controlados y atendidos desde la (sufrida y sin medios) atención primaria. Con qué resultado?, cabría preguntarse; hace unos años lo debatimos en otra noticia que estimulo  ahora a leer al lector interesado en https://www.neyro.com/2015/06/22/pacientes-cronicos-aprueban-con-solo-un-52-la-calidad-de-la-asistencia-sanitaria-recibida/.

Y es que la atención primaria sigue siendo el elemento central del sistema sanitario español que, «a pesar de su proactividad se ha visto muy resentida. Primero con los salvajes recortes y después por la pandemia», dice Manuel Franco, miembro en la junta directiva y vocal de comunicación de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). «La tragedia del coronavirus ha visibilizado la falta de recursos para hacerle frente a la pandemia, así como el déficit de médicos. Se ha puesto de manifiesto la necesidad de invertir en toda la estructura sanitaria, tanto en material como en personal», dice este epidemiólogo experto en Salud Pública.

El Dr. Cobo coincide en que «la pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad de nuestro sistema sanitario y la necesidad que hay de reforzarlo. Por eso se ha aumentado tanto el presupuesto del Programa EU4Health que ha pasado a ser de 600.000 euros a casi 10.000 millones«. Esta iniciativa surge como una respuesta de la Unión Europea a la CoVID19 y tiene como objetivo principal fortalecer los sistemas de salud en los próximos años; algo que (seamos sinceros…), nuestras (respetadas) autoridades sanitarias parecían haber olvidado con su reiterado mantra del «mejor sistema sanitario del mundo»….

Es necesario tomar medidas y más pronto que tarde porque nuestro sistema hace aguas, hace mucho tiempo; los profesionales venimos clamando en el desierto de la incomprensión (cuando no del desprecio) de los gerentes desde hace aproximadamente 20 años, cuando esta deriva de abandono la empezábamos a confirmar cada día. Entre las medidas que el presidente de la CGCOM considera prioritarias para mejorar nuestra sanidad destaca la de crear sinergias entre la atención primaria y la hospitalaria. «El modelo ha ido evolucionando hacia la separación de dos bloques y debemos luchar contra esta tendencia reforzando los lazos entre un ámbito y otro, compartiendo historias clínicas, actividades asistenciales, que aquellos que trabajen en centros de salud se acostumbran a estar en primaria en hospitales y viceversa», dice.

Que nos falta enfermería es un hecho (vean el gráfico anterior y el último abajo), pero no es solo de personal de lo que hablamos… ¿Podría entender el lector que los sistemas informáticos de gestión de las distintas partes de nuestro sistema sanitario no sean compatibles entre sí?, ¿entendería el lector que el médico de AP de Benidorm o de Torremolinos no puede acceder a la historia clínica de su paciente veraniego de Sabadell o de Ribadeo, pongo por caso?; ¿cómo explicar que el traumatólogo que atendió esta noche el accidente de tráfico de la carretera Madrid – Coruña en Segovia no puede acceder a las radiografías de la paciente gallega en su centro de referencia en Lugo, por ejemplo, para conocer el estado previo de sus caderas o de su columna vertebral? Podríamos seguir hasta el infinito (y más allá…, como dicen los niños…)

En opinión de Ruiz, otro gran problema del sistema sanitario español es su alta politización, «las direcciones muchas veces (¿todas?) se eligen a dedo». En opinión del abogado, «los cargos de responsabilidad en el sistema deben profesionalizarse» y que no dependan de inclinaciones políticas. La salud no es un derecho, en modo alguno (ya lo explicamos en https://www.neyro.com/2019/05/02/es-la-salud-uno-de-los-derechos-humanos/); lo que es un derecho es la asistencia sanitaria que trata de restablecer, precisamente, la salud perdida….Pero para nuestras (respetadas) autoridades sanitarias estos son  conceptos de alta complejidad y no «manejables» en términos electorales y convierten la «salud» en moneda de cambio electoral… Era Sir Winston Churchill el que decía que la diferencia entre un político y un estadista es que el primero piensa en las siguientes elecciones y el segundo en las sucesivas generaciones…

Efectivamente, esas mismas autoridades sanitarias convirtieron a nuestros pacientes en usuarios (primero) de la sanidad pública (aunque no fueran la misma cosa, pero sin distinguirlos en absoluto…, he ahí su notoria incapacidad…), para después (todavía peor y conformando una situación de mucho mayor dramatismo…), convertirlos en clientes, en «sus» clientes… (lean con interés en https://www.neyro.com/2020/01/05/existe-el-derecho-a-la-salud/). Cuando los pacientes se «leen» en clave de votantes, la asistencia sanitaria se convierte en moneda de cambio electoral, como decíamos antes…y así nos ha lucido el pelo durante esta pandemia, por ejemplo… En fin….

Para el Dr. Cobo otra falla (más) de la sanidad española en general, es que no incluya la atención dental. «No puede ser que la salud bucal dependa al 100 % de la privada», dice. En su opinión, si queremos mejorar el sistema de salud se debe reforzar la atención primaria y la atención sociosanitaria. «Debemos además prestar más atención y recursos a los profesionales sanitarios, mejorar sus salarios y condiciones laborales». Además de acabar con la precariedad en el sector de salud, el Dr. Cobo considera una medida prioritaria la formación médica continuada y poner en valor la medicina de atención primaria. «No nos damos cuenta de su importante como medida preventiva», dice y aclara que «a pesar de que la medicina primaria es una de las más importantes, a lo largo de la carrera no hay asignaturas que la enseñen con son muy pocas las clases relacionadas», lamenta. Es un hecho que ni una sola materia de todo el contenido curricular de ninguna facultad de medicina  contempla la «medicina familiar y comunitaria» con un solo crédito universitario…

No, no era cierto y además nunca lo fue que tuviéramos el mejor sistema sanitario del mundo…; pero (seguramente por ser de los más eficientes «a costa del lomo de sus malpagados profesionales») a nuestras (respetadas) autoridades sanitarias les encantaba «crear memoria» repitiendo una y otra vez las mismas consignas, los mismos mensajes, enfatizando en la metodología del «relato» y abandonando la certidumbre del deterioro del sistema, despreciando la verosimilitud de los (continuados) avisos de los sanitarios que alertábamos del progresivo e imparable deterioro por casi dos décadas… En fin…, seguiremos informando,….