Lejos del empleo de la clonación celular (que obliga a la transferencia nuclear eliminando el núcleo de uno de los gametos a emplear…), que se había desechado hace ya unos años, por ser de dudosa validez ética, este equipo chino, utilizando técnicas de edición génica y de reprogramación de células madre, obtuvieron crías murinas de una pareja de madres y de otra pareja de padres.
El sistema propuesto ahora consiste en utilizar células madre embrionarias haploides, que contienen la mitad del número normal de cromosomas (exactamente igual que son los ovocitos y los espermatozoides, nos aclara el Dr. Neyro, pionero que fue de la reproducción asistida en España) y ADN de un solo padre. Para ello, eliminaron tres regiones de la impronta genética de las células madre embrionarias haploides que contenían el ADN de una madre y las inyectaron en los ovocitos de otra hembra. Así produjeron 29 ratones vivos a partir de 210 embriones. Los ratones eran normales, vivieron hasta la edad adulta y tuvieron su propia descendencia.
Una de las ventajas de usar las células madre embrionarias (ESC) haploides es que incluso antes de que se eliminen los genes “problemáticos”, contienen menos programación de impronta, la que finalmente hace que se expresen genes maternos o paternos. “En este estudio, hemos visto que esas ESC haploides resultaron más similares a las células germinales, los precursores de los óvulos y los espermatozoides. La impronta genética que se encuentra en los gametos fue ‘borrada’”, explica Baoyang Hu, otro de los investigadores.
Además, estos científicos generaron doce ratones nacidos a término a partir de dos padres, utilizando un procedimiento similar pero algo más complicado. Modificaron las células madre embrionarias haploides que contenían solo el ADN de un progenitor masculino para eliminar siete regiones clave de la impronta. Luego inyectaron estas células editadas, junto con el espermatozoide de otro ratón, en una célula de óvulo que tenía su núcleo y de la que se eliminó el material genético femenino. Esto dio lugar a un embrión que contenía solo ADN genómico de los dos padres varones. Los embriones fueron transferidos junto con material placentario a las hembras que llevaron la gestación a término.
Recordemos que la implantación embrionaria en las ratonas adultas es muy elevada, aclara JL Neyro, a diferencia de lo que pasa en la especia humana (ver en https://www.neyro.com/2016/07/
“Esta investigación nos muestra lo que es posible“, dice. “Vimos que los defectos en los ratones de dos madres se pueden eliminar y que las barreras de reproducción con dos padres en los mamíferos también se pueden salvar mediante la modificación de la impronta. También hemos desvelado algunas de las regiones implicadas en la impronta genética más importantes que dificultan el desarrollo estas técnicas, lo que aporta conocimiento además de en ese proceso de impronta genética, en la clonación animal”.
- fotografías e imágenes del trabajo original, publicado en:
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