Consumir cannabis afecta negativamente la fertilidad, tanto masculina como femenina.

La marihuana, el cannabis, la maría, el cáñamo, la grifa, el hachís…… o su principio activo, el delta 4-tetrahidro-cannabinol de manera específica afecta a la producción de espermatozoides, a la implantación del embrión y al desarrollo del feto. Conocíamos desde los años setenta del pasado siglo, que este neuro-depresor es capaz de inhibir la ovulación (en conejas primariamente demostrado), cuando se administraba precoitalmente de acuerdo con los hallazgos de Ricardo Asch (ver en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/374129).
El ginecólogo José Luis Neyro, que luego, en los ochenta trabajaría en ensayos multicéntricos con el archifamoso investigador de origen argentino mencionado, nos comenta que los hallazgos del daño en la fertilidad del cannabis no son nuevos como vemos: «desde el final de los setenta se demostró que el consumo regular de marihuana, además de los daños consecutivos a su mezcla con tabaco, producía daños específicos ligados a las acciones de su principio activo el delta 4-tetrahidro-cannabinol»

Ahora además, se ha demostrado que el consumo regular de cannabis provoca efectos negativos sobre la fertilidad masculina y femenina, afectando a la producción de espermatozoides, a la implantación del embrión y al desarrollo del feto, según los expertos reunidos en una jornada organizada por el centro de salud mental Benito Menni de Sant Boi de Llobregat.

Los especialistas han alertado de que hay poca percepción del riesgo del cannabis entre la población, que la considera a menudo como un estimulador sexual, cuando muchos estudios señalan lo contrario. Lo que sucede con su consumo, aclara nuestro experto, el Dr Neyro, es que en las fases iniciales de su intoxicación, la droga produce desinhibición conductual, que muchos pueden llegar a confundir con un (falso) efecto de estimulación. En realidad, junto al alcohol, la morfina y sus derivados como la heroína y todos los opiáceos en general, son drogas depresoras de la actividad del sistema nervioso central, nos aclara JL Neyro.

La psiquiatra Anna Romaguera ha explicado que en los hombres, el consumo regular de cannabis –al menos cuatro veces a la semana durante más de seis meses– provoca una reducción del número de espermatozoides y una baja movilidad, lo que dificulta su entrada dentro del óvulo.

En el caso de las mujeres, esta sustancia puede complicar la implantación del embrión en el útero y afectar negativamente al desarrollo de la placenta, además de los daños ya conocidos en los niveles hormonales del eje hipotálamo-hipófiso-ovárico y en la ovulación (conocidos de antiguo, nos recuerda el responsable de contenidos de www.neyro.com cuando nos emplaza a leer los trabajos de hace más de cuarenta años presentes en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/115724)

Por otro lado, una vez establecido el embarazo, «el consumo de cannabis en mujeres embarazadas se asocia con un bajo peso del bebé al nacer, por lo que presenta un mayor riesgo de sufrir problemas neurológicos y retraso en el desarrollo, y unos mayores niveles de hiperactividad e impulsividad», ha señalado también la Dra. Romaguera. Todo ello, destaca el ginecólogo José Luis Neyro, era conocido también desde hacía mucho tiempo (ver en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20628142) y sabíamos que las consecuencias para el feto en desarrollo eran aún peores.