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Hipersexualidad e hiperdeseo sexual: ¿son la misma entidad?

¿Existe realmente un deseo sexual «excesivo»?, ¿podría hablarse en determinados casos de hipersexualidad?, ¿son exactamente la misma cosa?, ¿representan una única entidad? El concepto de hipersexualidad se ha acompañado de acalorados debates y conclusiones conflictivas en torno a su naturaleza, sostienen Joana Carvalho y cols. en una investigación publicada este año en The Journal of Sexual Medicine.

Una de las cuestiones centrales en discusión es la potencial imbricación entre la hipersexualidad y el deseo sexual acentuado. Con investigación relevante en su fase temprana, la estructura de la hipersexualidad sigue siendo en gran parte desconocida. Y es que seguramente la ciencia ha p`restado más atención a la situación contraria, al deseo sexual inhibido que incluso tiene ya abordaje farmacoógico como recogíamos en la noticia publicada hace unas semanas en este mismo web (http://www.neyro.com/2015/06/29/la-libido-femenina-disminuida-puede-tener-solucion-farmacologica/)

Los autores del estudio que ahora comentamos, se propusieron explorar sistemáticamente la imbricación entre la sexualidad problemática y la hiperlibido. Para lo que llevaron a cabo una encuesta en línea (no en persona) en la población de Croacia en 2014, que luego analizaron conjuntamente entre las universidades de Oporto y Zagreb..

Los datos fueron analizados primeramente por grupos (según género) con base en el deseo sexual, la actividad sexual, la falta de control percibida con respecto a la propia sexualidad y las consecuencias negativas en la conducta. Una de las cuestiones más debatidas siempre al pensar en estos asunto, declara el Dr. Neyro, es si la menopausia como acontecimiento central en la vida de la mujer, termina con la sexualidad tras ese periodo; nos ocupamos del tema enhttp://www.neyro.com/2014/06/30/hay-sexo-despues-de-la-menopausia/

Los participantes del estudio que comentamos en los grupos significativos fueron entonces comparados por lo que respecta a las distintas características psicosociales. Para complementar el análisis de agrupaciones (CA) se llevó a cabo un análisis de factor confirmatorio (CFA) multigrupo de los mismos cuatro constructos.

Incluyeron los indicadores que representan la estructura propuesta de la hiper-sexualidad, a saber: deseo sexual, frecuencia de actividad sexual, falta de control con respecto a la propia sexualidad y desenlaces negativos en la conducta. También se evaluaron características psicosociales como religiosidad, actitudes hacia la pornografía y psicopatología general.

Carvalho y sus colaboradores portugueses y croatas, trabajando conjuntamente, indican en el trabajo ahora publicado (y disponible  en el link http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jsm.12865/abstract;jsessionid=43C4FC034418A5EBEC82361C41C49670.f03t01) que el análisis de agrupaciones señaló la existencia de dos grupos significativos, uno que representa una sexualidad problemática, es decir, falta de control con respecto a la propia sexualidad y desenlaces negativos (grupo de control/consecuencias), y el otro que refleja la hiperlibido y la actividad sexual frecuente (grupo con deseo/actividad).

En comparación con el grupo con deseo/actividad, los individuos del grupo de control/consecuencias informaron más psicopatología y se caracterizaron por actitudes más tradicionales. Complementando los hallazgos del CA, el CFA señaló dos dimensiones latentes distintivas: sexualidad problemática y deseo/actividad sexual altas.

De esta manera, los autores consideran que su estudio respalda la diferenciación de la hipersexualidad y el deseo sexual/actividad intensos, lo que indica (textualmente de sus conclusiones, señala JL Neyro) que la sexualidad problemática podría estar más relacionada con la falta percibida de control personal con respecto a la sexualidad y actitudes moralistas más que con altos grados de deseo sexual y actividad.

Referencia bibliográfica:

Joana Carvalho et al, Hypersexuality and High Sexual Desire: Exploring the Structure of Problematic Sexuality.                    

The Journal of Sexual Medicine. Volume 12, Issue 6, pages 1356–1367, June 2015

La administración de progesterona no es útil para los abortos de repetición

Uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos diariamente los que hacemos infertilidad y dedicamos tiempo y esfuerzo a conseguir embarazos en parejas estériles es precisamente tratar de solucionar esa terrible circunstancia que es la Infertilidad (sea primaria o secundaria) Entendemos por tal no la situación en la que una determinada pareja no consigue embarazos sino aquella en la que una vez iniciadas, las gestaciones espontáneas de una pareja terminan prematuramente en abortos del primer trimestre (o en fetos muertos o malformados de manera repetida). Leer más sobre el tema en http://www.neyro.com/2015/03/20/cuando-decidimos-intentar-un-embarazo-se-distinguen-la-infertilidad-de-la-esterilidad/
Todavía se discute, solo por motivos económicos, si debe esperarse a repetir tres veces la circunstancia o si solo con dos abortos espontáneos seguidos basta para estudiar del todo a la pareja. Resulta difícil argumentar la negación del estudio a una pareja concreta que, tras haberlo intentado dos veces seguidas con toda su ilusión, ven truncada esa esperanza solo «porque no es rentable estudiarles» como se ha llegado a decir.
Algunos hábitos de determinadas mujeres, parejas incluso, influyen negativamente en estos asuntos, como demostramos en http://www.neyro.com/2013/03/17/el-tabaco-aumenta-el-riesgo-de-abortos-espontaneos-y-nacimientos-prematuros/
Y si el estudio es complejo (y está ya bien determinado como demostró hace años el ESHRE Special Interest Group for Early Pregnancy (SIGEP) en un estudio definitivo que ordenaba el tipo de estudios que era necesario efectuar en estos pacientes y que puede leerse en http://humrep.oxfordjournals.org/content/21/9/2216.long), aún mucho más complicado es enfrentar el tratamiento global de estas parejas.
A lo largo del tiempo se ha intentado de todo; una de la medidas terapéuticas más sencillas y repetidas es proporcionar a la gestante desde muy al principio dosis repetidas de progesterona micronizada por vía vaginal en la esperanza de que ese complemento (indispensable por otro lado para el mantenimiento de la gestación en condiciones fisiológicas), pudiera ayudar a que estas gestaciones continuaran en este tipo de parejas con abortos recurrentes.
Los expertos en reproducción asistida teníamos el ánimo de que «algo había que hacer» y solo por esa razón se ha utilizado esta pauta con profusión, a pesar de que en la mayoría de ocasiones no se hubiera demostrado previamente que las gestaciones se perdían como consecuencia de un déficit concreto de progesterona.
Así las cosas, hace escasamente unos días, un muy bien diseñado estudio prospectivo y multicétrico viene a demostrar que cuando las cosas se hacen sin sentido, no tienen relevancia y definitivamente no se muestran útiles. El estudio que ahora comentamos (puede seguirse en http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1504927) emplea un total de 1568 mujeres que fueron evaluados para la elegibilidad; de ellas  836 concibieron naturalmente dentro de 1 año y quedarondispuestas a participar en el ensayo y fueron asignadas al azar para recibir progesterona (404 mujeres) o placebo (432 mujeres).
Los autores del ensayo asignaron aleatoriamente a las mujeres con abortos involuntarios recurrentes a recibir supositorios vaginales de progesterona micronizada dos veces al día con 400 mg o supositorios de placebo justo después de la prueba positiva urinaria de embarazo (y no más tarde de las 6 semanas de gestación) a través de 12 semanas seguidas.
La tasa de nacidos vivos (más allá de las 24 semanas de embarazo, que era el objetivo del estudio) fue de 65,8% (262 de 398 mujeres) en el grupo de la progesterona y el 63,3% (271 de 428 mujeres) en el grupo placebo (tasa relativa, 1,04;intervalo de confianza del 95% [IC], 0,94-1,15; tasa diferencia, 2,5 puntos porcentuales; IC del 95%, -4,0 a 9,0). No hubo diferencias significativas entre los grupos tampoco en la tasa de eventos adversos. La pequeña diferencia se debía al azar y no al tratamiento interpuesto…..Lo que ya sabíamos, pero ahora confirmado de manera prospectiva y con rigor científico.
Hace más de veinte años, la Dra. Benacerraf, un referente mundial en aquellos años, decía que este tipo de parejas necesita sobre todo «cuidados tiernos y amorosos» para el manejo de estas situaciones y de sus gestaciones. Unos años más tarde, la mencionada Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) decía que esos «tender loving care» y consejos de salud son las únicas intervenciones que no requieren más ECA (ensayos clínicos aleatorizados).Todas las demás terapias propuestas, que requieren más investigaciones, son de ningún beneficio comprobado o se asocian con más daño que bien, decían en 2006 y hoy se confirma con el estudio que comentamos (señala nuestro experto el Dr. Neyro).

El dolor genital asociado a endometriosis puede alterar la salud mental

En repetidas ocasiones nos hemos ocupado de una enfermedad exclusivamente femenina y que altera gravemente (o puede hacerlo) la calidad de vida de las mujeres que la padecen; se trata de la endometriosis. Trastorno frecuente en general (ver en http://www.neyro.com/2015/04/09/la-endometriosis-afecta-a-mas-de-un-millon-de-mujeres-espanolas/) que puede afectar incluso al 10% de la población femenina en edad reproductiva.
Ahora, en el mismo sentido, un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Psychosomatic Obstetrics & Gynecology ha revelado que las mujeres que padecen dolor genital causado por endometriosis pueden necesitar intervención psicológica a fin de ayudar a mejorar su salud mental y calidad de vida.

El estudio, en que se evaluó la calidad de vida, la ansiedad y la depresión en 110 pacientes con endometriosis diagnosticada por medios quirúrgicos y 61 testigos sanos reveló que quienes presentaban dolor genital tenían una peor salud mental que las que no. Conocíamos con anterioridad que mujeres afectas de la enfermedad podrían tener mayor propensión a otras enfermedades crónicas (como contamos en http://www.neyro.com/2015/08/27/pacientes-de-endometriosis-como-poblacion-de-alto-riesgo-para-enfermedades-cronicas-importantes/)

En el estudio ahora comentado también se observó que las mujeres con endometriosis asintomática (sin dolor) tienen menos probabilidades de experimentar ansiedad y depresión que las que tienen dolor genital. Parece que el dolor es el aspecto clave para las mujeres, lo cual es un punto importante para los médicos que tratan a pacientes con endometriosis. Anteriormente se sabía que la endometriosis podía repercutir en la calidad de vida. Sin embargo, en general se considera que una enfermedad inflamatoria crónica de esta clase simplemente era el motivo de una menor calidad de vida.
La nueva información (que se publica en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26328618) podría facilitar a los médicos reconocer la necesidad de hacer énfasis en las experiencias de dolor y señala cuándo las pacientes con endometriosis pueden necesitar tratamiento psicológico. Un portavoz de Taylor & Francis, editor de The Journal of Psychosomatic Obstetrics & Gynecology, ha descrito la importancia de esta investigación para las mujeres que padecen endometriosis.
«No sólo sabemos qué tanta repercusión puede tener el dolor genital femenino en la calidad de vida, sino también hemos aprendido que diferentes tipos de dolor por endometriosis (dismenorrea, dispareunia, dolor ginecológico no menstrual y disquecia) pueden afectar a la salud mental de diferentes maneras. Esto significa que al evaluar los síntomas y los tipos de dolor de las pacientes, los médicos podrán proporcionarles el tipo más apropiado de intervención psicológica para mejorar su calidad de vida».

Referencias:

Federica Facchin et al, Impact of endometriosis on quality of life and mental health: pelvic pain makes the difference.
Publicado en Journal of Psychosomatic Obstetrics & Gynecology, 2015; 36 (4): 135 DOI: 10.3109/0167482X.2015.1074173

Vacunaciones y gestación: una duda continuada, ya aclarada

En las últimas semanas, una vez más, la polémica ha salpicado incomprensiblemente el mundo de las vacunas. Lo decimos de esa manera porque hace ya muchos años que sabemos que la acción del hombre más trascendente en la salvación de vidas humanas ha sido el establecimiento de programas de vacunación en todo el mundo (solo superado por la canalización de las aguas fecales).
Tenemos pruebas contundentes de todo ello, por ejemplo, muy pocos años después de la introducción de una de las últimas, más potentes y más seguras vacunas en todo el mundo cual es la que nos protege frente a Virus del Papiloma Humano (leer en http://www.neyro.com/2015/08/07/programas-de-vacunacion-frente-al-vph-en-australia-logran-disminuir-los-casos-de-lesiones-cervicales-de-alto-grado/)
Ahora, incluso los periódicos diarios nacionales se ocupan del asunto y hace unas semanas Clara Marín publicaba en El Mundo un informe del que entresacamos textos para su conocimiento. Recordaba la periodista que desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) señalan que «toda mujer en edad fértil debería de estar adecuadamente inmunizada antes del embarazo, para que durante el mismo tanto ella como el feto no sufran ninguna enfermedad prevenible». En este sentido, habría que diferenciar dos etapas claves en la inmunización materna:
Para empezar, en la que tantas veces hemos recordado en este blog como la llamada «visita pre-concepcional» (ver en http://www.neyro.com/2015/06/10/no-todas-las-mujeres-son-conscientes-de-la-importancia-de-sus-revisiones-ginecologicas/ y acaso en los programa de radio) hay que revisar el calendario de vacunaciones de la mujer que desea gestar. Así, antes de quedarse embarazada, la mujer debería comprobar si tiene puestas todas las dosis de las vacunas del adulto, porque esto le ayudará a proteger a su futuro bebé.
En este sentido, el objetivo ideal es que la mujer llegue al embarazo inmunizada contra la «rubéola [cuya vacuna también incluye protección contra las paperas y el sarampión] y, si no ha pasado la enfermedad, contra la varicela», explica María José Álvarez, directora de la web www.vacunas.org la página de la Asociación Española de Vacunología. «La infección por rubéola en una mujer embarazada puede causar serios problemas en el feto con consecuencias para toda la vida e, incluso, su muerte», señalan desde los Centros de Prevención y Control de Enfermedades estadounidenses (CDC, por sus siglas en inglés). Es importante resaltar que estas vacunas sólo deben inyectarse antes del embarazo (según los CDC, unas cuatro semanas antes), ya que «son vacunas de virus vivos, y por tanto, están contraindicadísimas durante el embarazo».

Aunque desde los CDC explican que las vacunas que necesite la futura madre dependerán de «su edad, su estilo de vida y sus condiciones médicas», lo cierto es que existen dos inmunizaciones inactivadas [elaboradas con microbios muertos] que están especialmente indicadas durante la gestación. Aunque su empleo no ha gozado del reconocimiento general en los últimos años, la primera sería la de la gripe, que deberá administrarse «siempre que el embarazo se produzca durante el período de circulación del virus, esto es, entre diciembre y marzo», explica Francisco Álvarez, secretario del comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Las mujeres embarazadas son especialmente vulnerables a las infecciones por gripe, y si la contraen, pueden tener episodios más graves de lo normal. Según la AEPap, «el diagnóstico de gripe durante el primer trimestre del embarazo se ha asociado a un aumento de malformaciones cardíacas, labio leporino y defectos del tubo neuronal; es más, señala nuestro experto, el Dr. José Luis Neyro, gran parte de las malformaciones cardiacas se desarrollan durante la rotación del primordio cardiaco, alrededor de los días sesenta a ochenta de la gestación. En el segundo y tercer trimestre, se ha vinculado a un aumento del número de abortos, partos prematuros y una disminución del peso al nacimiento»

De esta forma, las mujeres embarazadas deberían vacunarse, en cualquier trimestre de gestación que se encuentren, si ésta coincide con la campaña de vacunación contra la enfermedad, que suele desarrollarse entre octubre y diciembre, porque así, además de protegerse a sí mismas, estarán haciendo lo propio con su futuro bebé, que no podrá vacunarse hasta que cumpla seis meses de vida y adquiera el peso requerido para esta protección.

En las últimas semanas ha cobrado particular interés la llamada «enfermedad de la tos de los 100 días», como la llaman los chinos (recuerda JL Neyro) o tos ferina, como le llamamos en occidente. Es muy importante la vacunación en las últimas semanas del embarazo [idealmente entre la 27 y la 36] de la inmunización combinada contra la tosferina, la difteria y el tétanos (Tdpa). Ésta es la medida más eficaz para proteger al recién nacido contra la tosferina, porque será la forma en que la madre le transmita al feto, a través de la placenta, los anticuerpos que lo protegerán hasta que esté listo para vacunarse por primera vez llegado a los dos meses de su propia vida.

Como siempre en estos casos, la regularidad y la homogeneidad no son la norma en nuestros (17 diferentes) sistemas de salud autonómicos y de momento sólo Asturias, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Navarra, País Vasco y Castilla-La Mancha están administrando a las gestantes la vacuna Tdpa contra la tosferina. La Rioja empezará a hacerlo a partir del 1 de diciembre, y Madrid, Andalucía y Murcia han dicho que lo harán desde el 1 de enero de 2016. Por su parte, la comunidad gallega está estudiando la medida. Francisco Álvarez explica que la vacunación debería hacerse «en cada gestación, aunque la mujer vuelva a embarazarse al año».

Hasta aquí las recomendaciones más oficiales ( y no para todas las comunidades autónomas como hemos citado) acerca de las dos que serían las inmunizaciones más importantes, y casi imprescindibles, según los expertos, durante el embarazo. A partir de ahí, habría otras que se deberían valorar en función de la historia clínica de la mujer, de sus riesgos personales o de pareja, de su tipo de actividad profesional, etc, etc (es distinta la gestante enfermera que la gestante administrativa, es diferente la gestante directiva que la funcionaria de prisiones…., señala el Dr. Neyro).

Así, con estas consideraciones, una sería la de la hepatitis B, que sólo se tendría que poner si la embarazada tiene riesgo de contraer la enfermedad, por ejemplo «si se ha pinchado con una aguja de una persona que padece hepatitis B», señala Francisco Álvarez, o «si convive con personas infectadas por esta dolencia, es usuaria de drogas por vía parenteral, ha tenido más de una pareja en los seis meses previos, insuficiencia renal o infección por VIH», apuntan desde la AEPap o si su pareja sexual tiene VIH o hepatitis B en el pasado, apunta JL Neyro.

Lo mismo pasaría con la inmunización frente a la hepatitis A, cuyo uso, apunta la AEPap, «está indicado en situaciones de riesgo de contagio para la embarazada, como son la administración de drogas por vía parenteral, los viajes a zonas endémicas de la enfermedad o si existen patologías que aumenten el riesgo de complicación de la hepatitis A, como las enfermedades hepáticas crónicas». También entre adultos homosexuales por la frecuencia del sexo anal que favorece la posible transmisión.

Igualmente, en función del estado inmunológico de la mujer, también habría que valorar la inmunización contra el tétanos: «El Ministerio considera que una mujer que tiene cinco dosis de la vacuna contra el tétanos está protegida contra la enfermedad, así que sólo deberían vacunarse aquellas que no tengan ese número de dosis», señala Francisco Álvarez.

Fuente: Clara Marín para El Mundo.

Por primera vez desde 2005 que se comunican en España menos de 100.000 abortos en un año

Lo que no ha cambiado es el patrón de comportamiento de las mujeres que van a finalizar su gestación anticipadamente; de hecho, la mayoría de las mujeres se informa en centros públicos aunque aborta en clínicas privadas.

El número de interrupciones voluntarias de embarazo registradas en 2014 cayó un 12,7% con respecto al año anterior hasta 94.796, la cifra más reducida de los últimos diez años pues desde 2005, no se bajaba de 100.000 abortos anuales en España. En varias oportunidades hemos comentado estos hechos en el nblog y la última no hace mucho tiempo (ver en http://www.neyro.com/2015/12/21/estamos-evitando-abortos-voluntarios-con-la-contracepcion/)

Así lo recoge el balance consolidado de 2014 que ha difundido el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y según el cual, se producen 10,46 abortos por cada mil mujeres mayores de 15 años en España, la tasa más baja desde 2005, cuando eran 9,6. Puede observarse la progresión en las propias gráficas del Ministerio en http://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/embarazo/tablas_figuras.htm

Distribución de centros que han notificado I.V.E.s, según Comunidad Autónoma y dependencia patrimonial. España, 2014.

Mapa de España de la distribución de centros que han notificado I.V.E.s, según Comunidad Autónoma y dependencia patrimonial. España, 2014

El descenso se produce en todos los tramos de edad, aunque el más acusado por tramos de edad se produce en las mujeres entre 20 y 24 años de edad, con 16,56 interrupciones de embarazo por cada mil frente a las 19,43, es decir, 2,87 puntos menos.

Se produce asimismo un cambio en los plazos elegidos por las mujeres para abortar, siendo el aborto libre en España durante las primeras 14 semanas. El año pasado se incrementaron un 1,67% las interrupciones de embarazo durante las primeras ocho semanas, que fueron el 70,18% del total de casos.

Entre la semana 9 y la 12, tuvieron lugar el 19,2% de los abortos, 2,42 puntos menos que en el año anterior. Menos frecuentes fueron entre la semana 13 y la 16, donde se localizan el 6,25% de los casos, algo más (0,33%) que en 2013. De la 17 a la 20 se concentraron el 2,87% de por encima de la 21, el 1,5%. En todos estos casos, se requieren razones médicas para poder abortar.

El motivo de la interrupción fue en el 88,9% de los casos a petición de la mujer, lo que supone un punto menos que en 2013. Los casos grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada fueron el 7,15% del total, como en el año anterior, y los de riesgo de graves anomalías en el feto e incompatibles con la vida fueron el 3,61% y un 0,32%, los motivados por enfermedades extremadamente graves e incurables.

Los abortos en centros hospitalarios fueron el 12,46% del total el año pasado, un 0,62% más que en 2013. En paralelo, los que se practicaron extrahospitalariamente, que representan el 87.54%, cayeron exactamente en el mismo porcentaje. En más de la mitad de los casos, el hospital era privado. En las clínicas ocurrió lo mismo, más de ocho de cada diez, no eran públicas.

En cuanto a las mujeres que abortaron, el informe revela que la mayor parte, el 62,49% (59.240 ciudadanas), lo hacían por primera vez. El 24,76% (23.476) ya habían abortado una vez anteriormente y un 8,18% (7.765) lo había hecho dos veces.

El aborto fue a petición de la mujer en el 88,9% de los casos, 84.278, cifra que cae un 1%. Los casos grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada fueron 6.781, el 7,15% del total, como en el año anterior, y los de riesgo de graves anomalías fetales, 3.423 (3,61%). Hasta 305, el 0,32%, estuvieron motivados por anomalías incompatibles con la vida o enfermedades extremadamente graves e incurables.

Los abortos en centros hospitalarios fueron 11.813, el 12,46% del total y un 0,62% más que en 2013. En paralelo, los que se practicaron extrahospitalariamente, que representan el 87,54% (82.983), cayeron en el mismo porcentaje. En más de la mitad de los casos, el hospital era privado, igual que en más del 80% de las clínicas. Sin embargo, 60.600 mujeres se habían informado en un centro público, frente a las 11.652 que acudieron a un centro privado.

Sobre el perfil, 93.279 de las 94.796 eran residentes en España y la mayoría (64,35%) de nacionalidad española, proporción que sube un punto respecto de 2013. El 8,35% procedían de otros países de la UE y figuran un 18,27% americanas, de las que el grueso eran de América del Sur. Además, se cuentan un 5,03% de mujeres africanas y un 2,82% de asiáticas.

El grupo más amplio de las mujeres que abortaron, un 29,56%, tienen pareja e hijos. Entre las que ya eran madres, el 26,7% tenía un hijo y el 20,28%, dos. Mientras, un 17,61% vive con padres o familiares y una de cada diez, están solas, cifra similar a la de mujeres que viven con pareja y sin hijos. En total, 44,7%% no tenía descendencia.

Atendiendo a la formación, el 36,86% tenía la Educación Secundaria Obligatoria, el 26,86 había terminado el Bachillerato o la FP y el 19,6, se quedó en la Educación Primaria. Un 14,12 son universitarias. Asimismo, el 47% tenía un trabajo por cuenta ajena, mientras el 26,4% estaban en paro y un 13,29% eran estudiantes.

Asturias es la comunidad autónoma con una mayor tasa de abortos por cada mil mujeres entre 15 y 44 años, que asciende a 12,7%. Le sigue Cataluña (12,59%), Madrid (12,58%), Baleares (12,26%), Canarias (11,87%), Murcia (11,32%), Andalucía (10,62%).

Por debajo de la tasa media nacional de 10,46%, se sitúa País Vasco (8,88%), Comunidad Valencia (8,67), Cantabria (8,60%), Aragón (8,58%), Castilla La Mancha (8%), Navarra (7,53%), Galicia (6,78%), Extremadura (6,22%), La Rioja (6,19%) y Castilla y León (6,14%).

Diagrama de barras de las tasas por 1.000 mujeres entre 15 y 44 años según Comunidad Autónoma de residencia. Total Nacional. Año 2014.

El informe dedica un capítulo específico a la situación en mujeres menores de 20 años y detalla que la tasa de aborto por cada mil de 19 años o menos fue de 9,92 el año pasado, lo que supone una bajada de 2,3 puntos respecto de 2013. En total, constan 10.330 abortos el año pasado en mujeres de hasta 19 años. Esta es una gran noticia pues hace ya tiempo alertábamos de que la educación y el acceso fácil a los métodos contraceptivos nos ayudarían en este grupo etario (leer más en http://www.neyro.com/2014/11/19/la-educacion-y-los-anticonceptivos-gratuitos-reducen-la-tasa-de-embarazos-adolescentes/)

De estos, 3.181 fueron en chicas de 16 y 17 años, un 26% menos que en 2014, cuando se sumaron 4.010. Este es el colectivo que desde septiembre de 2015, está obligado a contar con consentimiento paterno para poder practicarse un aborto. Representan el 3,3% del total de abortos que se producen en España.

Figuran junto a ellas, cinco niñas de 12 años que abortaron, otras 80 de 13 años, 355 que habían cumplido ya los 14 y 808 de quince años de edad. A los 18 lo hicieron 2.732 y a los 19 se cuentan ya 3.169, según los datos oficiales.

El grupo más amplio de estas chicas menores de 20 años interrumpieron su embarazo en las primeras ocho semanas de gestación (6.668 casos), otras 2.393 lo hicieron entre la semana seis y la doce y 742 entre la décimo tercera la décimo sexta. En España el aborto es libre hasta la décimo cuarta. En este orden de cosas, por primera vez de manera oficial, el gobierno (ya saliente….) reconoció la importancia de dedicar recursos a estos temas de los embarazos en adolescentes como explicamos en http://www.neyro.com/2015/10/13/sanidad-admite-como-prioridad-del-gobierno-prevenir-embarazos-no-deseados-e-incidir-en-la-educacion-afectivo-sexual/.

Asimismo, se produjeron 379 abortos de menores de 20 años entre la semana 17 y la 20 y otros 148 más allá de la semana 21, casos estos para los que existe una regulación específica que impone razones médicas como condición sine qua non para interrumpir la gestación.

En este sentido, el aborto se produjo a petición de la joven menor de 20 años en 9.239 de los 10.330 casos, mientras que 1.023 presentaban grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada, en 65 existía riesgo de graves anomalías en el feto y en dos casos, anomalías fetales incompatibles con la vida o una enfermedad extremadamente grave e incurable.

Sobre el tipo de protección de estas jóvenes, el informe detalla que utilizaban anticonceptivos de barrera (3.383) o no utilizaban de ningún tipo (3.371). En 2.100 casos no consta qué tipo de anticoncepción habían empleado esas jóvenes, aunque sí 899 que se servían de sistemas hormonales y 471, de «naturales».

Fuentes: Univadis y Ministerios de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en http://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/embarazo/tablas_figuras.htm#tasas_mujeres_por_ccaa

El tabaquismo pasivo en mujeres también puede provocar infertilidad y menopausia precoz

Hasta ahora la relación sólo se había observado en mujeres fumadoras, pero el daño del tabaco se extiende mucho más allá de los pulmones de la propia persona que inhala su humo. Sabíamos de antiguo que fumar provocaba abortos, prematuros y otras complicaciones gestacionales en la gestante (ver en http://www.neyro.com/2013/03/17/el-tabaco-aumenta-el-riesgo-de-abortos-espontaneos-y-nacimientos-prematuros/)

Ahora tenemos más datos sobre otros daños: la exposición al humo del tabaco a pesar de no ser fumador, lo que se conoce como tabaquismo pasivo, también parece causar un mayor riesgo de infertilidad y menopausia precoz, una relación que de momento sólo se había observado en mujeres fumadoras, según un estudio del Roswell Park Cancer Institute en Buffalo (Estados Unidos). En las propias fumadoras lo conocíamos de antemano (como publicamos enhttp://www.neyro.com/2007/09/20/el-consumo-de-tabaco-adelanta-entre-dos-y-tres-anos-la-llegada-de-la-menopausia/)

El trabajo que ahora comentamos, cuyos resultados publica la revista «Tobacco Control» (disponible en http://tobaccocontrol.bmj.com/content/early/2015/11/19/tobaccocontrol-2015-052510.abstract), muestra como las mujeres que tienen un contacto con el tabaco, aunque sea de forma pasiva, tienen más problemas de quedarse embarazadas y más probabilidades de iniciar la menopausia antes de los 50 años que quienes no han fumado nunca ni han estado expuestas a esta sustancia.

«La evidencia científica no dejaba clara esta relación en el caso del tabaquismo pasivo», según ha explicado Andrew Hyland, que ha coordinado la investigación, destacando lo novedoso del hallazgo; de hecho, continúa el Dr. Neyro, ya conocíamos que los efectos del tabaquismo durante el embarazo se extienden incluso a la descendencia femenina que puede incrementar incluso su riesgo de cáncer en su vida adulta si su madre fumó mientras gestaba (verhttp://www.neyro.com/2015/03/30/el-tabaco-durante-el-embarazo-puede-aumentar-el-riesgo-de-cancer-en-la-descendencia-femenina/).

Hyland y su equipo ahora han analizado los datos de 88.732 mujeres inscritas en el Women’s Health Initiative Observational Study, entre 1993 y 1998, cuando tenían entre 50 y 79 años.En virtud de los cuestionarios completados al finalizar el estudio, vieron como el 15% tuvo problemas de fertilidad, al no haber podido quedarse embarazadas después de un año, y hasta el 45% tuvo la menopausia antes de los 50.

En comparación con aquellas mujeres que no habían fumado nunca, los investigadores vieron que aquellas que habían sido fumadoras en algún momento de sus vidas eran un 14% más propensas a tener infertilidad y un 26% más probabilidades de sufrir una menopausia precoz. Además, de media la iniciaban dos años antes que quienes no fumaban.

Y en quienes no habían fumado pero sí habían estado expuestas al humo del tabaco, el riesgo de sufrir ambos problemas era un 18% mayor, con respecto a quienes no tuvieron contacto alguno con el tabaco.

Pese a estos datos, Hyland reconoce que «hay una gran cantidad de eventos que podrían provocar este mayor riesgo» y no se puede garantizar que el tabaco fuera la causa directa de ambos problemas. No obstante, añade, hay estudios que han demostrado que el humo puede alterar los niveles hormonales en las mujeres.

Fuentes: http://tobaccocontrol.bmj.com/content/early/2015/11/19/tobaccocontrol-2015-052510.abstract y modificado de Univadis