Sobre el empleo de probióticos en las infecciones vaginales de todo tipo; las razones de su prescripción médica

Con ocasión del pasado  XVI Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) que se celebró en Madrid durante esta maldita pandemia que todavía hoy condiciona nuestras vidas (a los que hemos sobrevivido al ataque del virus…., porque más de 100.000 de nuestros compatriotas españoles no pueden siquiera aseverar esa condición), el Dr. Neyro asistió al mismo invitado como ponente nacional para explicar una ponencia oficial titulada  «Probióticos en infecciones genitourinarias»; fruto de esa ponencia, con posterioridad se publicó un trabajo en una revista científica española, de nombre TokoGine Práctica con el contenido de dicha ponencia resumida.

Por su interés en todo lo relacionado con la «salud de la mujer» reproducimos en este momento el texto de dicha publicación que el lector `puede localizar en el número de  Toko – Gin Pract 2021 MMXXI, entyre las páginas 45 y 46 (ver en https://www.tokoginepractica.com/_files/ugd/99c68d_0cb052792c6b42f4a24dc8a0132029d1.pdf). En la imagen de abajo, la portada del número mencionado de la citada publicación científica (decana entre las revistas médicas españolas de nuestra especialidad). Decía el texto original como sigue.
Las infecciones vaginales de un lado y las genitourinarias en sentido amplio durante el climaterio, suelen ser causa o consecuencia de un desequilibrio de la microbiota vaginal; de ahí la importancia de mantener en equilibrio este verdadero ecosistema. En la práctica clínica habitual, frente a una infección vaginal es común prescribir un antibiótico o anti-fúngico como tratamiento (incluso sin confirmación previa del origen microbiológico exacto), pero no es infrecuente no repoblar la microbiota vaginal para devolver el equilibrio perdido probablemente por la infección o incluso por la propia terapia, a veces muy agresiva; de hecho, aún no está claramente dilucidado si la mayoría de las infecciones vaginales son causa o consecuencia de la alteración de esa microbiota vaginal.
La vagina está colonizada por microrganismos (bacterias y hongos) que forman la llamada microbiota. El recuento de bacterias ronda los 100.000 por ml. Está constituida por distintas especies aerobias y anaerobias, entre las que también está, de manera predominante y sobresaliente la que mantiene un pH vaginal entre 4 y 5, debido a la producción de ácido láctico como consecuencia de la fermentación de carbohidratos (1,2).
PROBIÓTICOS COMO ADYUVANTE EN INFECCIONES GENITOURINARIAS
El concepto de probiótico aparece a principios del siglo XX, pero recientemente ha sido definido por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y los Alimentos (FAO) y por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el conjunto de “microrganismos vivos que, administrados en la cantidad adecuada, aportan un beneficio a la salud del huésped” y ambas organizaciones han publicado conjuntamente unas directrices para la evaluación de los probióticos en las que se especifican los estándares que deben cumplir para disponer de la calidad y la fiabilidad adecuadas que permitan su prescripción y/o recomendación (3-5).
 Así, los probióticos se presentan como una nueva terapia coadyuvante en infecciones genitourinarias utilizados hasta ahora solo por el 25% de los ginecólogos en las pacientes con más de cuatro episodios de vaginitis (inespecíficas) anuales. Teniendo en cuenta que el 75% de las mujeres experimenta por lo menos una vaginitis a lo largo de su vida y que más del 50% repiten el episodio entre dos y cuatro veces en un año, esta nueva terapia se consolida como opción válida coadyuvante tras el tratamiento antiinfeccioso elegido. Hay una evidencia científica importante fundamentalmente en disminución de recidivas sobre todo en vaginosis bacteriana (6).
No obstante la utilización de probióticos en vaginitis abre un campo de investigación actual con especies muy comunes en la microbiota vaginal como son Lactobacillus (L) gasseri o Lactobacillus rhamnosus o incluso crispatus. Algunas características específicas de unas y otras especies son los que señalamos a continuación:
• L. rhamnosus o LCR35 tiene propiedades de adhesión y sobrevive al paso a través del tracto intestinal a tasas más altas que aquellas cepas sin propiedades de adhesión. Después de la interrupción de la administración oral, las concentraciones de estos lactobacilos todavía son altas; ello indica que pueden persistir dentro del intestino a pesar de la rápida rotación y/o para estimular la proliferación de lactobacilos tipo Lcr357. Esta conclusión es muy importante para explicar la forma de migración de lactobacilos a la vagina, cuando la administración de aquellos es oral.
 • Sobre el debate amplio de tratamiento local vía vaginal o sistémico vía oral, un estudio muestra que las especies de L en el recto pueden contribuir al mantenimiento de la microbiota vaginal; de hecho, mujeres con reservorio en recto tienen menor prevalencia de vaginosis bacteriana (8) y esta es una de las fortalezas del consumo oral (9).

De otro lado, la infección urinaria se debe a la colonización uretral y de la vejiga por ciertas bacterias procedentes del intestino, como enterobacterias. Son tres los tipos de responsables de estas infecciones: Escherichia coli o colibacilo, Proteus y Klebsiella. En el 75 a 90 % de los casos, el patógeno causal es Escherichia coli, que se adhiere a la pared vesical mediante su antígeno flagelar H y, una vez instalado, se multiplica. Esto produce una inflamación característica (9). A pesar de ello, no siempre el urocultivo alcanza cifras de positividad.

CONCLUSIONES 
Los probióticos conforman una prometedora terapia coadyuvante en infecciones genitourinarias, siempre en uso escalonado tras el tratamiento antiinfeccioso(10,11)
Dada la evidencia actualmente disponible, sería recomendable su empleo en todos los episodios de vaginitis para evitar posibles recidivas (11).
Al tiempo, resultan necesarios en los casos ya catalogados como recidivantes para, repoblando la microbiota vaginal, acabar con las recidivas (10,11).
Todo ello es particularmente importante en la cistitis del climaterio, muchas veces con urocultivo negativo, a pesar de lo cual muchas reciben tratamiento antibiótico agresivo.
Existe un campo de investigación abierto sobre otros posibles empleos de probióticos en la prevención de determinados trastornos infecciosos asociados al síndrome genitourinario de la menopausia (12)

BIBLIOGRAFÍA 

1. Shifren JL. Genito-urinary syndrome of menopause. Clin Obstet Gynecol 2018;61:508–16..
2. Sobel, JD; Chaim, W. Vaginal microbiology of women with acute Recurrent vulvovaginal candidiasis. J Clin Microbiol.1996. 34: 2497-2499
3. Hoesl, CE; et al (2005) “The probiotic approach: an alternative treatment option in urology” European Urology. 47: 288-296.
4. Otero, MC; et al (2006)“Probiotic properties of vaginal lactic acid bacteria to prevent metritis in cattle” Letters in Applied Microbiology. 43(1): 91.
5. Reid, G; et al (2006) “Probiotics to prevent urinary tract infections: the rationale and evidence” World Journal of Urology. 24: 28-32.
6. Workowski KA, Bolan GA. Centers for Disease Control and Prevention: Sexually transmitted diseases treatment guidelines, 2015. MMWR Recomm Rep. 2015;64(RR-03):1-137.
7. Alicia L. Muhleisen, Melissa M. Herbst-Kralovetz, Menopause and the vaginal microbiome, Maturitas, Volume 91, September 2016, Pages 42-50, ISSN 0378-5122.
8. Antonio MA, Rabe LK, Hillier SL. Colonization of the rectum by Lactobacillus species and decreased risk of bacterial vaginosis.J Infect Dis2005 ; 192 : 394-8. 
9. Vieira AT, Castelo PM, Ribeiro DA, Ferreira CM. Influence of Oral and Gut Microbiota in the Health of Menopausal Women. Front Microbiol. 2017; 8: 1884. Published online 2017 Sep 28. doi: 10.3389/ fmicb.2017.01884. PMCID: PMC5625026
10. Cancelo, MJ, Neyro, JL, Baquero, JL y Grupo de trabajo. Tratamiento adyuvante de la vaginitis con probióticos. Grado de acuerdo basado en el método Delphi. Prog Obstet Ginecol. 57, 1, January 2014: 4-13. DOI: 10.1016/j.pog.2013.07.002.
11. Cancelo M.J. Beltrán D., Calaf J. Guerra JA., Neyro JL. The protocol of the Spanish Society of Obstetrics and Gynecology for the diagnosis and treatment of vulvovaginal infection. Update 2012 | Protocolo Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia de diagnóstico y tratamiento de las infecciones vulvovaginales. Prog Obstet Ginecol, 2013, 56(5), pp. 278–284
12. Palacios S, Mejía A, Neyro JL. Treatment of the genitourinary syndrome of menopause. Climacteric. 2015; 18 Suppl 1:23-9. doi: 10.3109/13697137.2015.1079100. PMID: 26366797.