Entre dietistas y suplementaristas, ¿quién elige los «grupos de riesgo» para tratamiento por tener baja la vitamina D?

Casi todo el mundo asume que cumplir años, en general, lleva aparejado perder poco a poco algunas de las funciones que caracterizaban la juventud. No es eterna, efectivamente, y el envejecimiento es la consecuencia entre otros factores del declive hormonal. Parece que el ejemplo más claro lo tenemos en la mujer (la mitad de la población, al menos…) que al llegar su menopausia y entrar en el declive hormonal de sus ovarios padece todo tipo de cambios e incluso se dispara su riesgo cardiovascular (como expusimos en https://www.neyro.com/2021/03/01/relaciones-entre-los-sofocos-de-la-menopausia-y-el-riesgo-cardiovascular-de-la-mujer/)

En el caso del varón las cosas no suceden con cambios tan bruscos, pero el declive físico es un hecho y aprender a envejecer de forma saludable y activa, sobre todo activa parece ser la mejor manera de encarar esos años del declinar hormonal (puede profundizarse en el tema recurriendo a una noticia previa alusiva al tema de envejecer y osteoporosis y colgada en este web en el enlace siguiente: https://www.neyro.com/2015/12/23/conocer-sobre-osteoporosis-puede-ayudarte-a-envejecer-de-forma-sana-2/)
Pues bien, para unas y otros, el declive de la producción de vitamina D es la norma desde los 45 o 50 años en los que todas las hormonas empiezan a decaer (llega la menopausia, las erecciones ya no son lo que eran, comienza a fallar el tiroides…, en fin…). Incluso se ha llegado a argumentar si no sería bueno suplementar a toda la población con vitamina D por ejemplo fortificando los alimentos lácteos como hacen las autoridades sanitarias de todos los países nórdicos, donde el sol escasea tanto y durante tantos meses al año (recuérdese que el nivel medio de vitamina en las mujeres nórdicas es superior en la media al de las mujeres griegas, italianas o españolas, incluso…). Así estarían los «dietistas» que opinan que la «dieta lo es todo».
Seguramente no les falta razón, pero no todos opinan igual. Recientemente, la Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral (SEIOMM) ha reunido a un grupo de diez expertos sobre vitamina D entre los que estaba el creador de contenidos de este blog, el ginecólogo bilbaíno José Luis Neyro, para debatir estas cuestiones. Los trabajos se extendieron durante más de un año y medio, lamentablemente extendidos en el tiempo como consecuencia de la pandemia, pero finalmente vio la luz el documento original que se tituló «Recomendaciones de la SEIOMM en la prevención y tratamiento del déficit de vitamina D» y se publicó en la Revista Española de Metabolismo Mineral (ROMM) a mediados del pasado 2021; accesible al lector en http://revistadeosteoporosisymetabolismomineral.com/2021/07/08/recomendaciones-la-seiomm-la-prevencion-tratamiento-del-deficit-vitamina-d/. En la imagen, la portada del documento aludido.
Pues bien, en ese documento, en el que se teoriza con muchos datos sobre las distintas recomendaciones, se hace alusión directa a cuáles son los «grupos de riesgo» para tener la vitamina D baja (deficiente o insuficiente, de acuerdo a los niveles allí expuestos…) y que son muchos más que los limitados al hecho de cumplir años como anticipamos en el comienzo de esta noticia. Es más, los autores del documento publicaron una tabla que reproducimos fielmente abajo con todos esos grupos de riesgo en los que «se recomienda el cribado del déficit» de 25 hidroxi Vitamina D como ellos mismos señalan en el texto original.
Leyendo con atención esta enorme y larguísima tabla que agrupa a todas las personas que tienen riesgo de tener bajos los niveles de vitamina D, piense el lector en qué (pocas) personas no sería recomendable medir esos niveles, por más que nuestras (respetadas) autoridades sanitarias se empeñen en desaconsejar (con vehemencia incluso) la buena práctica de buscar las personas con bajos niveles para así suplementar farmacológicamente  (la dieta nunca es suficiente, pues solo consigue elevar el 10% del total de vitamina D que precisamos a diario) y así mejorar su status y su calidad de vida, no lo olvidemos.
Por cierto, si está pensando en eso tan manido de «yo ya tomo el sol» para poder no incluirse en el tercero de los grupos de riesgo señalado en la tabla, piense amigo lector que «tomar el sol» significa a estos efectos lo que el citado documento señala textualmente y que aquí reproducimos: «Se recomienda en población caucásica una exposición solar diaria de 15 minutos en cara y brazos entre los meses de marzo y octubre, con factor de protección entre 15 y 30, según la latitud y la intensidad de la radiación. En población anciana y en pacientes con osteoporosis la exposición solar diaria recomendada sería de 30 minutos». En la imagen la portada original del número de la ROMM en el que se publicó el documento que comentamos.
Difícil nos lo ponen efectivamente, cuando sabemos que al menos durante seis largos meses de cada año, más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a un sol reparador en función de su latitud. Recuérdese que lo definido como «entre mayo y octubre» para el hemisferio norte, se convierte en «entre octubre y mayo» para el hemisferio sur…Y ya puestos, entre usted y yo amigo lector, ¿de verdad está usted TODOS los días de esos seis meses al mediodía entre 10 y 15 minutos expuesto a la luz solar?, ¿es que no trabaja nunca en el interior de su oficina, de su banco, de su escuela, de su hospital, de su supermercado…?, ¿de veras está siempre al aire libre en esas horas?, ¿es que en su ciudad desde donde lee este artículo no está nunca nublado o el cielo encapotado en esos días de esos seis meses?… En fin…
Pues bien, de todos estos pormenores se ha hecho eco la sagaz periodista Inma Muro (ver en @inmamuro2) en un magnífico reportaje que supone su bautismo de letras en «El Español», uno de los medios digitales más influyentes de España (ver en @elespanolcom). Ella relata que el asunto adquiere visos de generalización y menciona que «la epidemia mundial de falta de vitamina D: ni la exposición al sol ni la dieta son suficientes». Argumenta después que hasta «El 40% de menores de 65 años y el 80% por encima de esa edad tienen déficit de esta vitamina: las recetas de suplementos se han disparado»: ambas son cifras tan espectaculares que debieran hacer reflexionar a nuestros gestores (?) sanitarios, no les parece amigos?
Si quiere saber más sobre el asunto, puede leer el original del reportaje sobre estos pormenores en https://www.elespanol.com/reportajes/20220108/epidemia-mundial-falta-vitamina-d-ni-exposicion-sol-dieta-suficientes/634437343_0.html. La periodista argumenta, entre otras cosas…,  en él sobre las cantidades de determinados alimentos que son precisos para conseguir los niveles necesarios de vitamina D. No le defraudará, por mucho que todavía nuestras (respetadas) autoridades sanitarias se resistan a incluir la determinación de la 25 hidroxi Vitamina D entre las rutinas de análisis a solicitar para verificar el estado general de salud de las personas… Mientras tanto llega ese (grandioso) momento…seguiremos informando…