Cuando tratamos con corticoides la amenaza de prematuridad, ¿son diferentes los resultados de los recién nacidos a término expuestos a ese tratamiento?

Que la prematuridad en la finalización de las gestaciones es un importante problema de salud pública y que incluso grava la mortalidad infantil es algo no solo innegable, sino aún pendiente de resolución (ver en https://www.neyro.com/2014/11/28/la-prematuridad-es-ya-la-primera-causa-de-mortalidad-infantil/). Uno de los métodos descubiertos hace más de medio siglo ya que tenemos para reducir los riesgos inherentes de nacer antes del tiempo ideal de cada embarazo son los corticoides prenatales. Su empleo en las gestantes con amenaza de parto prematuro mejora los resultados neonatales de los bebés prematuros porque, entre otras ventajas, reducen los riesgos de inmadurez intestinal y, sobre todo, pulmonar y ello reduce los problemas consecutivos al distress respiratorio de estos bebés .

Siendo lo anterior todo cierto, sin embargo, saber qué mujeres que se presentan por amenaza de parto prematuro (APP) tendrán bebés prematuros es complejo, y muchas  mujeres reciben corticoides pero luego dan a luz a término. Se ha publicado recientemente un estudio que compara los resultados a corto plazo de los bebés nacidos a término de mujeres que recibieron betametasona como corticoide por APP con bebés que no estuvieron expuestos a betametasona en el útero.

El asunto tiene interés ahora porque precisamente la pandemia CoVID19 influyó, también, sobre la cifra de prematuros de nuestra sociedad (ver en https://www.neyro.com/2021/06/29/esta-influyendo-la-maldita-pandemia-tambien-en-la-cifra-de-nacimientos-prematuros/) El estudio que ahora comentamos se tituló «Are newborn outcomes different for term babies who were exposed to antenatal corticosteroids?» y fue publicado por Alexandra H. McKinzie y sus colaboradores del Department of Obstetrics and Gynecology, en la Indiana University School of Medicine, de Indianapolis, IN en USA, en una revista tan prestigiosa como el American Journal of Obstetrics and Gynecology (AJOG) en Am J Obstet Gynecol. 2021 Nov; 25(5): 536.e1-536.e; en la imagen de abajo, la portada de la misma. Está a disposición del lector en https://www.ajog.org/article/S0002-9378(21)00533-0/fulltext

La publicación del reciente noviembre de 2021,  trató de un estudio de cohortes retrospectivo de bebés nacidos a las 37 semanas de edad gestacional o después de madres diagnosticadas con APP durante el embarazo. Los resultados neonatales de interés incluyeron taquipnea transitoria del recién nacido, ingreso en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UN o unidad neonatal, genéricamente) y pequeño para la edad gestacional, y se evaluó su asociación con la exposición a betametasona ajustando por covariables mediante un método estadístico de regresión logística múltiple.

De 5.330 mujeres, 1.459 mujeres (27,5%) recibieron betametasona con una edad gestacional media de 32,2 ± 3,3 semanas. La edad media de las mujeres fue de 27 ± 5,9 años y la edad gestacional media al momento del parto fue de 38,9 ± 1,1 semanas. Las mujeres que recibieron betametasona tuvieron tasas más altas de comorbilidades maternas (p<0,001 para diabetes mellitus, asma y trastorno hipertensivo).

Por su parte, los recién nacidos expuestos a betametasona tuvieron tasas elevadas de taquipnea transitoria del recién nacido, ingreso en UNpequeño para la edad gestacional, hiperbilirrubinemia e hipoglucemia (todos, p<0,05). Controlando por características maternas y la edad gestacional al momento del parto, la exposición a betametasona no se asoció con un diagnóstico de taquipnea transitoria del recién nacido (odds ratio 1,10; IC 95% 0,80-1,51), aunque se asoció con más ingresos en UN (OR 1,49; IC 95% 1,19-1,86) y mayor probabilidad de que el bebé fuera pequeño para la edad gestacional (OR 1,78; IC 95% 1,48-2,14). La figura adjunta está tomada del original del manuscrito comentado.

Por lo tanto, en comparación con las mujeres con amenaza de parto prematuro que no recibieron betametasona, las mujeres que recibieron betametasona tuvieron bebés con tasas más altas de ingreso en la unidad de cuidados intensivos neonatales y pequeños para la edad gestacional. Aunque los beneficios de la betametasona para los bebés prematuros son claros, puede haber impactos negativos para los bebés nacidos a término. Es evidente que no se comentan las ventajas indudables de nacer a término por encima de ser un pretérmino con toda la carga de morbilidad que ello supone para un bebé que nace con apenas 1000 o 1200 gramos y la inmadurez que ello le supone (de no mediar el tratamiento con los famosos corticoides…)

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En suma, una vez más se demuestra que ningún tratamiento médico, por bueno que sea, está exento de algún tipo de riesgo; minimizar estos y ampliar la cantidad y la profundidad de las ventajas de los tratamientos es el objetivo de todas las investigaciones científicas en ese sentido…Mientras tratamos de conseguirlo, seguiremos informando…