No es cierto que este maldito virus SARS-CoV2 solo mate a los octogenarios.

Los datos iniciales sobre la infección por CoVID19 han señalado una vulnerabilidad especial de los adultos mayores. Hasta aquí casi todo el mundo está de acuerdo, pero los investigadores hacen siempre preguntas concretas; a este respecto se realizó un metanálisis con informes nacionales disponibles hasta el  7 de mayo de 2020 de China, Italia, España, Reino Unido y del Estado de Nueva York. Los análisis se realizaron mediante un modelo de efectos aleatorios, y además se realizaron análisis de sensibilidad para la identificación de posibles fuentes de heterogeneidad.

En resumen, lo que pretendieron los investigadores (españoles por cierto, como luego comentaremos) fue analizar la mortalidad por todas las causas por grupos de edad. El estudio surgió de la avalancha de información relacionada con la CoVID19, la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV2, que apuntaba a que la edad se asociaba a mayor mortalidad. Sin embargo, al menos hasta aquel momento, no había evidencia sólida para saber qué debía considerarse “edad avanzada” para esta enfermedad. Al mismo tiempo, se estaban comunicando gran cantidad de casos de fallecimientos en gente joven.

No cabe duda de que la pandemia por CoVID19 además de una emergencia sanitaria sin precedentes ha puesto de manifiesto la capacidad de generación información población de forma masiva y casi en tiempo real. En el momento de la redacción de esta noticia que el lector lee ahora, justo hasta el domingo 10 de enero de 2021 y solo en la biblioteca científica de USA (en el buscador pubmed) se habían publicado nada menos que 85,983 artículos referenciados a temas como CoVID19 o SARS-CoV2.

Y es que la mayoría de países han estado proporcionando informes diarios o semanales de las tasas de incidencia de la enfermedad, así como ingresos hospitalarios, en unidades de cuidados intensivos (UCI) y/o mortalidad. Nosotros ya analizamos la mortalidad española en una noticia previa a disposición del lector en https://www.neyro.com/2020/09/30/analizando-las-causas-de-mortalidad-por-covid19-en-espana/. Los autores cuyo estudio comentamos se plantearon analizar la información disponible en relación a la edad y mortalidad por CoVID19 con el objetivo aclarar el efecto de cada década de edad. Para esto, se llevó a cabo un metaanálisis con los informes oficiales nacionales de China, Italia, España, Inglaterra y New York que detallaban las tasas de CoVID19 y mortalidad por décadas de edad.
 

El estudio se tituló «The Effect of Age on Mortality in Patients With COVID-19: A Meta-Analysis With 611,583 Subjects»; esta era su fuerza principal, el método analitico y la altísima n manejada de casi tres cuartos de millón de pacientes; fue publicado en el Journal The Society for Post-Acute and Long-Term Care Medicine (JAMDA) y el original está al alcance del lector en .https://www.jamda.com/article/S1525-8610(20)30441-2/fulltext; la portada a continuación. Los resultados mostraron que la mortalidad por debajo de los 50 años fue muy baja (< 1%) pero se incrementó exponencialmente a partir de esta edad, especialmente a partir de los 60 años.

Para el estudio se analizaron un total de 611.1583 sujetos procedentes de 5 registros nacionales, de los que 141.745 (23,2%) tenían ≥ 80 años. El porcentaje de octogenarios fue diferente en los 5 registros, siendo el más bajo en China (3,2%) y el más alto en Reino Unido y el estado de Nueva York. La tasa de mortalidad global fue del 12,10% y varió ampliamente entre países, siendo la más baja en China (3,1%) y la más alta en el Reino Unido (20,8%) y el estado de Nueva York (20,99%). La mortalidad fue < 1,1% en pacientes < 50 años y aumentó exponencialmente a partir de esa edad en los 5 registros nacionales.
Como era de esperar, la tasa de mortalidad más alta se observó en pacientes ≥ 80 años, cuyo riesgo fue 6 veces superior al resto. Todos los grupos de edad tuvieron una mortalidad significativamente mayor en comparación con el grupo de edad inmediatamente más joven. El mayor aumento en el riesgo de mortalidad se observó en pacientes de 60 a 69 años en comparación con los de 50 a 59 años (razón de posibilidades 3,13; intervalo de confianza del 95%: 2,61-3,76). El histograma de frecuencias de aquí abajo pertenece al estudio que comentamos.
El estudio es un metaanálisis realizado a partir de la información disponible los informes nacionales de China, Italia, España e Inglaterra, publicados en las páginas web oficiales de cada país, y una publicación del estado de New York. Cada país ha proporcionado información, casi diaria, de las tasas de infección y mortalidad en su país, además de información de otra índole, como el número de ingresos en UCI, contagios por regiones o diferentes colectivos de población. Las cinco fuentes de información que utilizaron describían las tasas de infección y mortalidad en cada década de edad lo cual permitía analizar las diferencias entre ellas y establecer el riesgo de muerte por CoVID19 asociado a la edad de forma bastante descriptiva.

Los autores del estudio, cofirmado por Clara Bonanad , Sergio García-Blas y Francisco Tarazona-Santabalbina, como primeros firmantes, pertenecientes entre otros centros del Mediterráneo español al Cardiology Department, del Hospital Clínico Universitario, Valencia, España, encontraron que en la década de edad de 50-60 años se producía un salto importante en el riesgo de muerte y que, por tanto, el riesgo de muerte no se observaba sólo en los pacientes de edades avanzadas, que normalmente consideramos > 65 o > 75 años. En los gráficos de forest pilot, los resultados por grupos etarios.

Piensan los autores que esto fue uno de los resultados más impactantes puesto que el umbral de 50 años es realmente bajo como para considerar la “edad avanzada” un factor de riesgo de muerte por CoVID19 y que, en consecuencia, la población de riesgo para esta enfermedad es muy alta debido, muy posiblemente, a la gran virulencia de este patógeno. Como se esperaba, los pacientes de > 70 o > 80 años presentaron una mortalidad muy elevada lo cual, pensamos, también refleja la enorme necesidad de priorizar las medidas preventivas y de aislamiento en estas personas.