¿Estamos los profesionales sanitarios preparados para identificar la violencia de género no relatada?

Lamentablemente (esta noticia debe comenzar con una queja que debiera ser un clamor), es un tema que no cesa en ningún país del mundo y sobre el que solo en algunos lugares la conciencia social va estableciendo un cuerpo de doctrina sólido. Nos referimos a la violencia contra las mujeres. Las cifras no paran de golpearnos con cada una nueva que cae a manos de su pareja…. Pero no es una cuestión de «terrorismo machista» ni de «patriarcalismo misógino» como si los varones (todos o una mayoría…) se hubieran confabulado para terminar con las mujeres (con todas o con una mayoría…). No es la primera vez que hablamos de este tema aquí (ver en https://www.neyro.com/2016/06/24/violencia-de-genero-un-analisis-desde-la-perspectiva-de-la-clinica-diaria/  )

Efectivamente no hay una organización por detrás (por más que alguna religión que profesan más de 1300 millones de personas en todo el mundo considere aún hoy a la mujer como un ser de segunda división, siempre al servicio y por debajo del varón…), que planifique el exterminio sistemático de una tras otra mujer. No hay una organización que avale estos hechos e incluso que busque apoyos para su causa…. No, no es terrorismo machista, en modo alguno. Tratarlo así sería reduccionista y sobre todo, caería en un populismo extremadamente ineficaz y que haría de la corrección política en su peor vertiente, su arma fundamental. Por contra, siempre hemos pensado que detrás de cada muerta hay un (serio y profundo) problema de educación (ver en https://www.neyro.com/2014/02/25/la-educacion-en-valores-de-convivencia-puede-reducir-la-violencia-de-genero/).
De lo que sí estamos convencidos es que el asunto trasciende lo individual y el ámbito privado de la pareja y rellena el espacio social; deja huérfanos tempranos y afecta al futuro del grupo social (ver en https://www.neyro.com/2016/11/14/las-ninas-que-sufren-abusos-y-maltratos-tienen-mas-riesgo-de-fallecer-en-la-edad-adulta/), afecta a la convivencia familiar más allá de lo concerniente a la propia pareja implicada, necesita apoyo social en el más amplio sentido del término. Nos competa a todos…., también a los profesionales de la salud y de hecho, los médicos podemos servir para identificar tempranamente conductas de riesgo en un tema tan espinoso.
Así se lo han planteado en muchas latitudes y nos llega ahora desde Brasil una investigación cualitativa que profundiza en las labores de los médicos y los profesionales de salud en Atención primaria, la más cercana, alrededor de estas cuestiones. Los autores, con el fin de conocer las potencialidades y los límites para identificar situaciones de violencia contra las mujeres por parte de profesionales sanitarios en el ámbito de Atención Primaria,  llevaron a cabo un estudio exploratorio y descriptivo con enfoque cualitativo como decimos en un municipio de Rio Grande do Sul, Brasil. Los participantes fueron 21 facultativos de 3 unidades de Estrategia Salud de la Familia y una Unidad Básica de Salud.
La imagen corresponde al número de este mismo año 2020 en que el trabajo original fue publicado con el título  «Violence against women in Primary Health Care: Potentialities and limitations to identification» (puede accederse al original en https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-violence-against-women-in-primary-S0212656718301215). Se realizaron entrevistas semi-estructuradas individuales para recopilar datos socio-demográficos y profesionales relacionados con potencialidades y límites para identificar situaciones de violencia. Los datos fueron sistematizados y analizados a través del análisis de contenido según las categorías analíticas red de atención a la salud y género, con una categorización en cascada que se muestra en la imagen.
Los aspectos potenciales para la identificación fueron experiencia del profesional, la acogida, el vínculo y la escucha atenta del relato de la mujer, de los hijos y/o vecinos y su comportamiento; reconocer las lesiones; la consulta prenatal y la visita domiciliaria. Los límites fueron el silencio, la negación o el no reconocimiento de la violencia, la falta de la denuncia por la mujer; el miedo y la culpabilidad; el déficit y la falta de preparación del equipo; y el miedo debido a la presencia del agresor. Todos estos aspectos deben ser tenidos en cuenta en una entrevista médica con una persona supuesta o aparentemente afecta de violencia por su pareja…

La pregunta es ¿estamos los profesionales de la salud entrenados para percibir estas sensaciones en consulta?; ¿somos capaces de identificar la violencia en una pareja sin que medie un relato por parte de la mujer?…. Es MUCHO más prevalente de lo que imaginamos (afirma la propia OMS…). Es importante conocer el potencial de la Atención Primaria y promover la calificación de los profesionales para la identificación de situaciones de violencia, leer entre las quejas (in)visibles y poner freno a la violencia de género, entre todos, porque a todo el cuerpo social compete esta batalla.