¿Cuántos casos de cáncer de cuello en la vida real se evitan vacunando a las mujeres contra el virus del Papiloma Humano?

En una época de regreso al oscurantismo y la incultura a la que muchas personas (a veces altos mandatarios políticos con mucho poder en sus manos) tratan de que la sociedad en su conjunto retroceda (viviendo como en las cavernas, planificando parir en casa, evitando vacunar a los hijos, comiéndose las placentas tras parir…, en fin…), en una época como esta que afrontamos, la pregunta del titular sería realmente «la del millón de dólares» para tapar la boca a los antivacunas. En este blog de salud nos hemos visto obligados a dedicar tiempo, esfuerzo y espacio a algunas de esas conductas (véase en https://www.neyro.com/2019/01/18/comerse-la-placenta-tras-el-parto-no-aporta-beneficios-para-la-salud/)

Es más, hace ya más de dos años, estimábamos que los últimos datos desbarataban las «creencias» en las que esa población creciente de antivacunas retrógrados basaban sus «argumentos» (léase en https://www.neyro.com/2018/07/05/nuevas-buenas-noticias-que-desbaratan-las-teorias-de-los-antivacunas/). Pero no crean a pesar de todo que rehuyo la pregunta del titular.

Hoy ya sabemos que la inmunización con la vacuna cuadrivalente del virus del papiloma humano (VPH) se asoció con reducción sustancial de la incidencia de cáncer cervicouterino en un análisis sueco de más de un millón de niñas y mujeres vacunadas entre 2006 y 2017. No enfatizaremos en este momento en cuál de las vacunas es la mejor, porque ya hay hasta tres distintas y todas MUY eficaces (ver en https://www.neyro.com/2016/06/22/comparacion-de-vacunas-contra-vph-frente-a-frente-cual-es-mas-eficaz-en-proteccion-cruzada/).

Ahora, se ha demostrado que la vacuna (Gardasil4) ayuda a prevenir las verrugas genitales y las lesiones cervicouterinas de alto grado, pero hasta ahora se carecía de datos sobre la capacidad de la vacuna para prevenir el cáncer cervicouterino, aunque se presupone esto en general. «Nuestros resultados amplían la base de conocimiento al demostrar que la vacuna cuadrivalente contra VPH también conlleva reducción sustancial del riesgo de cáncer cervicouterino invasivo, que es la intención final del programa de vacunación contra el virus», indicaron los investigadores dirigidos por Jiayao Lei, Ph. D., investigadora del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística en el Karolinska Institutet en Estocolmo, Suecia.
El estudio fue publicado el 1 de octubre de 2020 en la versión electrónica de The New England Journal of Medicine, nada menos y está disponible en el enlace https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa1917338. Justo debajo, la primera página del citado estudio.

Debe tenerse en cuenta que por el largo tiempo desde que una persona es infectada por VPH y desarrolla un cáncer, pueden pasar dos, cinco o doce años…, y estos son tiempos imposibles para los ensayos clínicos. Sin embargo, ahora «este estudio proporciona datos de la prevención real del cáncer», comentó la Dra. Diane Harper, experta en VPH y profesora del Departamento de Medicina Familiar y Obstetricia y Ginecología en la University of Michigan en Ann Arbor University of Michigan, en Ann Arbor, Estados Unidos, investigadora principal en el estudio original de Gardasil. «Este estudio muestra que la vacuna cuadrivalente proporciona prevención contra la infección por VPH de transmisión sexual, que realmente reduce la incidencia de cáncer cervicouterino en mujeres jóvenes hasta los 30 años de edad«, comentó.

Sin embargo, también añadió una nota de cautela. Estos dos resultados demuestran «que las mujeres vacunadas de todas maneras desarrollan cáncer cervicouterino, pero con tasas mucho más bajas. Esto hace que la conexión entre la vacunación a temprana edad y la vigilancia continuada a edad adulta sea increíblemente importante», según la Dra. Harper.

Se diagnosticó cáncer cervicouterino en 19 de las 527.871 mujeres (0,004%) que habían recibido al menos una dosis de la vacuna frente a 538 de las 1.145.112 mujeres (0,05%) que no la habían recibido. La incidencia acumulada fue de 47 casos por 100.000 mujeres vacunadas y 94 casos por 100.000 mujeres no vacunadas. El cociente de tasas de incidencia (IRR) de cáncer cervicouterino para la comparación de mujeres vacunadas frente a no vacunadas fue de 0,37 (Intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,21 – 0,57); esto supone una reducción del riesgo relativo de cáncer del 63%.

La reducción del riesgo fue incluso mayor en mujeres que se habían vacunado antes de los 17 años, con incidencia acumulada de 4 frente a 54 casos por 100.000 para las mujeres vacunadas después de los 17 años. El cociente de tasas de incidencia fue de 0,12 (IC 95%: 0,00 – 0,34) (88% de reducción) para las mujeres que se habían vacunado antes de los 17 años frente a 0,47 (IC 95%: 0,27 – 0,75) (53% de reducción) para las vacunadas de los 17 a los 30 años de edad. No debemos dejar de considerar las reducciones del riesgo de aparición de otros tumores asociados de lo que ya nos ocupamos en otra noticia de este mismo blog (en http://www.neyro.com/2015/01/15/una-vacuna-del-vph-sin-distinguir-sexo-atajaria-los-tumores-asociados/)

Estos extraordinarios resultados que se muestran en la tabla original del manuscrito que comentamos, deshacen cualquier creencia de los antivacunas y «respaldan la recomendación de administrar vacuna tetravalente contra VPH antes de la exposición a la infección para lograr el beneficio más sustancial», añadieron los investigadores.
Si nos fijamos en los detalles del estudio, para su realización, Lei y sus colaboradores utilizaron registros demográficos suecos de salud  con el fin de conectar el antecedente de vacunación con la aparición de cánceres cervicouterinos, utilizando los números de identificación personal que Suecia expide a residentes (envidia de países nórdicos que gozan de registros nacionales a partir del número de identificación de cada ciudadano residente, sin menoscabo de su propia intimidad…). Se efectuó seguimiento a las participantes a partir de su décimo aniversario o el 1 de enero de 2006, lo que ocurriera primero. Entre otras cosas, se les realizó seguimiento hasta el diagnóstico de cáncer cervicouterino invasivo, hasta cumplir 31 años o hasta el 31 de diciembre de 2017, lo que surgiera primero.

La vacuna tetravalente contra VPH aprobada en Suecia en 2006 fue utilizada casi exclusivamente durante el periodo del estudio. Se consideró a las participantes que habían recibido solo una dosis vacunal, pero los investigadores analizaron una relación entre la incidencia de cáncer cervicouterino y el número de dosis vacunales administradas. Entre otras cosas, el equipo efectuó ajustes con respecto a la edad al seguimiento, el año de calendario, condado de residencia, antecedente de enfermedades maternas y características parentales, incluyendo formación educativa e ingresos familiares.

Los investigadores comentaron que es posible que las mujeres vacunadas contra VPH en general podrían haber estado más sanas que las no vacunadas y que, por tanto, habrían tenido riesgo más bajo de cáncer cervicouterino. «No se pueden descartar los factores de confusión por el modo de vida y los factores relativos a la salud de las mujeres (como antecedente de tabaquismo, actividad sexual, uso de anticonceptivos orales y obesidad); se sabe que estos factores se asocian con riesgo de cáncer cervicouterino», afirmaron.

El VPH también se asocia con otros tipos de cáncer, incluidos cánceres anales y orofaríngeos. Pero estos aparecen durante un periodo más prolongado que el cáncer cervicouterino (ver en http://www.neyro.com/2013/12/30/la-vacuna-del-vph-tambien-podria-contribuir-a-la-prevencion-del-cancer-orofaringeo/). De hecho, hoy ya, finalizando 2020, VPH rivaliza con el tabaco por ser el agente cancerígeno más potente para los cánceres de la esfera orofaríngea, nada menos.

La Dra. Harper señaló que la «probabilidad de cáncer por VPH tipo 16 para el tiempo transcurrido desde la infección alcanza cifras máximas a los 40 años después de la infección en el caso de cánceres anales y casi 50 años después de la infección para los cánceres orofaríngeos. Esto significa que, como en Suecia, durante los siguientes 40 años se registrarán los datos para afirmar si la vacunación contra VPH perdura lo suficiente para prevenir estos otros cánceres asociados a VPH 16 que se presentan a una edad mucho más tardía». Esto es lo que podríamos decir que es un ejemplo de salud pública.

¿Notan los lectores alguna (sensible, pero pequeña) diferencia con las estructuras de salud pública de una país avanzado, desarrollado, rico (en teoría) como España…, sin ir más lejos? Pues éso…