Actualización de los tratamientos hormonales para la reducción del riesgo de padecer cáncer de mama

Esta noticia no se refiere a cómo vamos a tratar un caso de cáncer de mama ya diagnosticado; de eso nos hemos ocupado en varios lugares de este web (ver entre otros en https://www.neyro.com/2016/08/24/tests-genomicos-permiten-afinar-el-tratamiento-del-cancer-de-mama-avanzado/) y ni es esa la función que aquí anunciamos.

De lo que hay vamos a tratar es de reducir el riesgo que algunas mujeres tienen de padecer una neoplasia de mama, por muy distintas cuestiones; las más frecuentes de entre todas ellas son las relativas a determinados factores genéticos que no son en absoluto tan determinantes en tantos casos de cáncer de mama como la población general suele pensar (el lector interesado puede poner al día en https://www.neyro.com/2018/10/19/el-antecedente-personal-de-cancer-es-mejor-que-el-antecedente-familiar-para-realizar-pruebas-de-brca/)
El asunto tiene que ver con las distintas posibilidades de que determinados tratamientos hormonales empleados en esas mujeres portadoras de esos protooncogenes que les predisponen a padecer cáncer de mama, puedan reducir ese riesgo precisamente. Y es que recientemente se ha actualizado la guía de la ASCO (American Society of Clinical Oncology, por sus iniciales en inglés), sobre intervenciones farmacológicas para la reducción del riesgo de cáncer de mama y brindar orientación sobre los problemas clínicos que surgen cuando se decide utilizar la terapia endocrina para ello.
Recién se acaba de publicar. El estudio se tituló originalmente «Use of Endocrine Therapy for Breast Cancer Risk Reduction: ASCO Clinical Practice Guideline Update» y está a disposición del lector interesado en     https://ascopubs.org/doi/full/10.1200/JCO.19.01472 Lo firman Visvanathan K, Fabian CJ, Bantug E, y sus colaboradores del y la referencia está en J Clin Oncol. 2019 Nov 20; 37(33): 3152-3165, cuya portada reproducimos abajo.
Un ensayo clínico aleatorizado que evaluó el uso de anastrozol (uno de los inhibidores de aromatasa más empleados en el manejo hormonal de los cánceres hormono-dependientes, sean de mama o incluso de próstata en el varón…; estos fármacos, reducen a cero la conversión periférica de andrógenos en estrógenos mediante el bloqueo de los enzimas, las aromatasas, que lo facultan), para la reducción del cáncer de mama con receptor de estrógeno positivo en mujeres posmenopáusicas con mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama proporcionó la base fundamental para la actualización que ahora comentamos.

Pues bien, de esa actualización podemos concluir que en mujeres posmenopáusicas con riesgo aumentado, la opción de terapia endocrina ahora incluye anastrozol (1 mg/día) además de exemestano (25 mg/día) (otro inhibidor de aromatasa), raloxifeno (60 mg/día) (del que ya hemos hablado largo y tendido en nuestro web en https://www.neyro.com/2014/10/06/nuevo-mecanismo-de-accion-de-raloxifeno-farmaco-contra-la-osteoporosis/) o tamoxifeno (20 mg/día) (un potente anti-estrógeno).

La decisión con respecto a la elección de la terapia endocrina debe tener en cuenta la edad, las comorbilidades basales y los perfiles de efectos adversos. Los médicos no deben recetar anastrozol, exemestano o raloxifeno para reducir el riesgo de cáncer de mama en mujeres premenopáusicas, porque no solo sería un grave error sino que nadie nunca ha demostrado con ensayos prospectivos que hiciera el mismo efecto de protección que en las mujeres tras la menopausia.
Tamoxifeno 20 mg/día durante 5 años todavía se considera el estándar de atención para la reducción del riesgo en mujeres premenopáusicas que tienen al menos 35 años y han completado la maternidad. Los datos sobre dosis bajas de tamoxifeno como alternativa a la dosis estándar para mujeres pre y posmenopáusicas con neoplasia intraepitelial se analizan en la sección Consideraciones clínicas de este artículo.
Curiosamente, Tamoxifeno tiene acciones diversas y casi contrarios efectos en las mujeres según su status en relación con la menopausia: así, en la postmenopausia, su débil acción estrogénica favorece la masa ósea e incluso reduce el riesgo de fracturas. Sin embargo, cuando se emplea en mujeres antes de su menopausia, compite por el receptor estrogénico y debilita la masa ósea por su marcado carácter antiestrogénico. Atención a estas circunstancias, por lo tanto, para vigilar (siempre) la masa ósea de nuestras pacientes.