¿Deberían venderse los anticonceptivos sin receta médica para facilitar su acceso y su empleo?

Durante muchos años, décadas más bien, los médicos en particular, los sanitarios en particular (y ello incluye a enfermería, farmacéuticos…., en fin) e incluso nuestras (siempre respetadas) autoridades sanitarias nos hemos empeñado en que los pacientes no se auto-medicaran, que los tratamientos médicos debían ser prescritos por un profesional de la medicina adecuadamente validado y certificado…., pero parece que esas recomendaciones no son tan estables ni tan siquiera en el sentido de la seguridad de los tratamientos.

Ahora, al parecer, se dice que las mujeres deberían poder adquirir varios anticonceptivos hormonales diferentes (no solo los anticonceptivos orales) como productos de venta sin receta, de acuerdo al menos con la guía actualizada del American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Además, los autores afirman que no hay justificación médica o científica para limitar el acceso a los anticonceptivos de venta sin receta con base en la edad. Esta última aseveración abre de inmediato la polémica de la auto-prescripción, de la auto-medicación y este es un blog de salud de la mujer en el que no nos asusta enfrentar nuevos retos ni siquiera en el campo de la práctica médica.
El asunto no es en absoluto baladí sobre todo si pensamos la enorme carga en todos los sentidos, que supone el enorme número de embarazos ni buscados ni deseados que cada día se producen en todo el mundo, destaca nuestro especialista en salud de al mujer, José Luis Neyro (ver en  https://www.neyro.com/2015/10/30/los-embarazos-no-deseados-son-la-consecuencia-de-no-emplear-contracepcion/).
El Comité sobre Práctica Ginecológica del ACOG, junto con los miembros del comité, Dra. Michelle Isley y Dra. Rebecca H. Allen, maestras ambas en salud pública, fueron los autores de la opinión actualizada del comité, que fue publicada el 24 de septiembre de este mismo año 2019 en el número de octubre en la versión digital de Obstetrics and Gynecology. El original de la publicación puede ser seguido por el lector interesado en el enlace https://www.acog.org/Clinical-Guidance-and-Publications/Committee-Opinions/Committee-on-Gynecologic-Practice/Access-to-Hormonal-Contraception.
La guía emplaza la Opinión del Comité del American College of Obstetricians and Gynecologists número 544, que recomendaba la disponibilidad como productos de venta sin receta solo para los anticonceptivos orales. Los autores reconocen (como no podía ser de otra manera), que se necesita acción regulatoria para permitir el acceso a productos de venta sin receta. El Dr. Neyro, además, señala que las condiciones para esta regulación serían de entrada muy distintas entre los Estados Unidos y la Unión Europea para empezar, y aún más dispar en la regulación de todos los países latinoamericanos no sujetos a ninguna de las dos regulaciones antes citadas.
Además, se tendrían que resolver los problemas relacionados con costes, incluidos aquellos para mujeres con seguro médico que en la actualidad paga por su método preferido. Puede ser necesario, como un paso intermedio, que las mujeres obtengan estos anticonceptivos a través de un farmacéutico. Además, en algunos estados de la Unión Americana, el acceso directo a los anticonceptivos hormonales ya está disponible en farmacias o mediante compra por internet; sin embargo, la disponibilidad como productos de venta sin receta «debería ser el objetivo final», escriben las autoras del informe que ahora comentamos y del que están sacadas las dos imágenes justo arriba y abajo de este comentario.
«Una prescripción (médica se entiende, en consulta médica tradicional, en persona), es un obstáculo innecesario para que algunas mujeres obtengan su método anticonceptivo preferido. El control de la natalidad con productos hormonales de venta sin receta sería un paso hacia un mayor acceso a un componente esencial de la atención médica a las mujeres, y brindaría a adolescentes y mujeres más opciones para manejar su salud reproductiva», comenta la Dra. Allen del American College of Obstetricians and Gynecologists. Ya nuestro blog atendió hace años a este tema de la salud reproductiva de los adolescentes cuando nos preguntábamos si lo estábamos haciendo bien (la noticia está en http://www.neyro.com/2012/10/27/algo-estamos-haciendo-mal-con-los-adolescentes/)
Diferente cuestión seguiría siendo quién paga la anticoncepción, sobre todo si asumimos que la gratuidad (y la educación previa, no lo olvidemos) favorecerían una adecuada adherencia a cada método (como señalábamos en http://www.neyro.com/2014/11/19/la-educacion-y-los-anticonceptivos-gratuitos-reducen-la-tasa-de-embarazos-adolescentes/). «El acceso a la anticoncepción hormonal de venta sin receta mejoraría la disponibilidad, pero no debería ser a costa de la asequibilidad», continuó. «La cobertura por el seguro y otro apoyo económico para la anticoncepción se deberían seguir aplicando. Cada mujer debería poder seleccionar la anticoncepción que mejor le funcione, que puede consistir en anticonceptivos hormonales de venta sin receta, un anticonceptivo reversible de acción prolongada proporcionado por su médico, u otros métodos».
Las tasas de continuación de anticoncepción hormonal mediante productos de venta sin receta son equivalentes a las de anticoncepción hormonal basada en prescripción y el acceso a los primeros podría reducir el embarazo imprevisto. Debemos replantearnos que nuestros adolescentes no son como los de los años ochenta ni como los del comienzo de este siglo siquiera (y si no lo cree el lector, lea en https://www.neyro.com/2012/11/05/la-edad-sexual-de-lolita-a-debate/). La evidencia demuestra que las mujeres prefieren la disponibilidad de anticonceptivos hormonales de venta sin receta, pues les facilita más obtener la anticoncepción.
Una de las cuestiones más controvertidas con esta nueva posibilidad de la venta libre en farmacias (o en otros establecimientos, porqué no….) es el tema de la seguridad del propio producto; y en este asunto, la trombosis venosa profunda, aunque infrecuente, es el caballo de batalla por su trascendencia sanitaria y para la usuaria afecta. Pero en lo que respecta a este riesgo de trombo-embolia venosa, los datos muestran que los anticonceptivos hormonales que solo contienen progestágeno «en general son seguros» y tienen escaso o nulo riesgo. El riesgo de trombo-embolia venosa asociado al empleo de anticonceptivos orales es pequeño, en comparación con el riesgo durante el embarazo y el periodo post-parto, que es contra lo que hay que comparar pues es lo que tratamos de evitar con el anticonceptivo, destaca JL Neyro.

El comité señala que de cualquier forma, las mujeres necesitan exploraciones ginecológicas y de mama, así como cribado de cáncer cervico-uterino e infecciones de transmisión sexual; sin embargo, no se requieren antes de iniciar la anticoncepción hormonal y la necesidad de estos no debería impedir que una mujer obtuviera anticonceptivos hormonales de venta sin receta. En realidad, de acuerdo con todas las guías de práctica clínica internacionales, son muy pocos los requisitos para prescribir anticonceptivos en mujeres jóvenes y sanas….

La investigación ha demostrado que las mujeres pueden utilizar herramientas para el autocribado, a fin de determinar si los anticonceptivos hormonales son apropiados para ellas. Podría servir así, la lista de problemas que muestra la misma guía que comentamos y que exponemos a continuación.

El acceso a anticonceptivos hormonales de venta sin receta no debería volverlos inasequibles y un plan para mejorar el acceso debería lidiar con problemas relacionados con su costo. El acceso a venta sin receta a anticonceptivos hormonales «tendría que ser el objetivo final»; sin embargo, puede ser necesaria la anticoncepción proporcionada por el farmacéutico como una medida intermedia. Sería ideal contar con una consulta ginecológica?: sí, responde con rotundidad JL Neyro, aunque al tiempo reconoce que eso no es posible en muchos países y la situación, probablemente, no mejorará en décadas.

El uso de acetato de medroxi-progesterona de liberación prolongada exige que a la mujer se le enseñe a auto-administrar las inyecciones subcutáneas. El método es extremadamente sencillo de emplear y de enseñar y la enseñanza podría ser en grupos, destaca de nuevo JLNeyro pensando en países sin desarrollar o con regímenes de salud de cobertura no completa. Sin embargo, las autoras señalan que personas que utilizan inyecciones para otros trastornos de la salud, como diabetes e infertilidad, también deben aprender a hacer esto, sin mayor dificultad (añade JL Neyro).

«La necesidad de obtener constantemente una prescripción, una aprobación para resurtir o un horario de consulta, puede dar lugar al uso inconstante de un método de control de la natalidad preferido», señala la Dra. Isley. «Lograr que más métodos estén disponibles mediante venta sin receta sería un acceso equitativo y fiable para más mujeres. Un cambio a la condición de venta sin receta complementaría no remplazaría la normativa que garantiza la disponibilidad de la diversidad de opciones de anticonceptivos y salvaguardaría el acceso a una red robusta de proveedores de planeación familiar capacitados». En el caso de los adolescentes, por su propia condición, ellos no entienden ni de citas ni de esperas; en su caso, todo debe pasar por el «auí y ahora» y ello puede ser definitivo en temas de anticoncepción.