NO existe un nivel «seguro» para beber alcohol

Teniendo en cuenta que son las fechas del final del año, la Navidad para muchos todavía, las vacaciones de invierno para otros y que es la época en que más se suele beber (alcohol), los siguientes no son datos para descorchar champán, ni brindar con un buen tinto, sea Rioja o Carmenere chileno. Aproximadamente una de cada tres personas mayores de 15 años es bebedora actual de alcohol, y ese hábito causa 2,8 millones de muertes al año en todo el mundo, según la mayor base de evidencia científica global, publicada el 23 de agosto de este mismo año en The Lancet. El lector interesado tiene acceso a l a publicación original en el enlace  https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2818%2931310-2

De acuerdo a las conclusiones del estudio, enorme por cierto en cuanto a profundidad, para los investigadores no existe un nivel seguro de consumo de bebidas alcohólicas. Y es que las conclusiones son alarmantes, el consumo de alcohol fue, a nivel mundial, y durante el año 2016, el séptimo factor de riesgo para muertes y años de vida ajustados por discapacidad (los famosos DALY), representando 2,2% (IC 95%: 1,5 – 3,0) de las muertes en mujeres, y 6,8% (IC 95%: 5,8 – 8,0) de las muertes en hombres. En la población de 15 a 49 años, el alcohol se convirtió en el principal factor de riesgo. Se le puede atribuir 3,8% (IC 95%: 3,2 – 4,3) de las muertes en mujeres, y 12,2% (IC 95%: 10,8 – 13,6) de las muertes en hombres. Las tres principales causas de muerte atribuibles en este grupo de edad fueron tuberculosis, accidentes de tránsito, y daño autoinfligido. En los mayores de 50 años de edad, las muertes por cáncer representan 27,1% (IC 95%: 21,2 – 33,3) de los decesos en mujeres, y 18,9% (IC 95%: 15,3 – 22,6) de los fallecimientos en hombres, que pueden ser atribuidos al alcohol.

Hace ya un tiempo que sin ánimo de amargarle las fiestas a nadie, en este mismo blog nos cuestionábamos si la costumbre muy occidental y a la postre también muy de latinomérica de unir el trío fiesta, sexo y alcohol no era en realidad ni recomendable y ni tan siquiera acertada como explicábamos en la noticia presente en https://www.neyro.com/2017/10/26/como-se-llevan-de-verdad-el-alcohol-y-el-sexo-realmente-son-amigos/.

En lo que respecta a la mortalidad que es lo que trata de analizar el estudio que ahora comentamos, sin embargo, el escenario epidemiológico cambia según el índice socio-demográfico, que es una medida del desarrollo global. En países con un índice socio-demográfico alto, el cáncer aporta la mayor carga de enfermedad atribuible en ambos géneros; en aquellos que se encuentran en los quintiles más bajos, ese lugar es ocupado por la tuberculosis, seguida de la cirrosis, y otras enfermedades hepáticas crónicas.

El estudio, que no hizo distinción entre cerveza, vino, y otras bebidas alcohólicas (seguramente una de las primeras y más crudas críticas que se le podría hacer al no distinguir clásicamente entre las bebidas de fermentación, más mediterráneas, de las de fermentación, más sajonas al menos en su origen….), y fue firmado por casi 500 autores que participan del Global Burden of Diseases Study 2016, recopiló información de nada menos que de 195 países diferentes.

«Los argentinos presentaron el mayor índice de prevalencia de consumo de alcohol de Sudamérica, con una tasa de bebedores que alcanzó a 94% de los hombres, y a 90% de las mujeres. También me asombraron los altos niveles de consumo entre los hombres en Venezuela y Colombia, aunque la prevalencia de consumo es mucho menor en esos países, en comparación con el resto del continente; entre los que beben, tienen algunos de los niveles más altos, por ejemplo, aproximadamente 3,5 bebidas por día en los venezolanos», señaló Max Griswold (maestro en economía, uno de los autores principales, investigador del Institute for Health Metrics and Evaluation,de la University of Washington, en Seattle, Estados Unidos).

La investigación tomó en cuenta estimados del uso de alcohol, muertes, y años de vida ajustados por discapacidad (los DALY), atribuibles al alcohol en ambos sexos, y en cinco grupos de edades comprendidos entre 15 y 95 años, o más. Se incluyeron datos de 694 fuentes con información sobre consumo, así como los resultados de 592 estudios que previamente habían evaluado la relación entre el alcohol y los problemas de salud, entre 1990 y 2016. Efectivamente los datos parecen ser concluyentes: no existe un nivel «seguro» de ingesta de alcohol y aún menos, una ingesta «saludable» de esta sustancia que debe ser considerada tóxica; lo refería un clásico de estos temas en un artículo al alcance de cualquiera en https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(18)31571-X/fulltext

De acuerdo con los autores del ambicioso estudio multicéntrico internacional, el consumo de alcohol es un factor de riesgo principal para la carga de morbilidad, contribuyendo a la muerte y discapacidad a nivel mundial, debido a su asociación con múltiples problemas de salud, entre los que puedes destacarse:

  • Enfermedades cardiovasculares: tales como fibrilación y aleteo auricular, accidente cerebrovascular hemorrágico e isquémico, enfermedad cardiaca hipertensiva, cardiopatía isquémica y miocardiopatía alcohólica.
  • Cánceres: Mama (con cantidades asombrosamente pequeñas como demostramos en https://www.neyro.com/2017/08/02/la-ingesta-de-una-copa-de-alcohol-al-dia-aumenta-el-riesgo-de-cancer-de-mama/) , colorrectal, esófago, laringe, labio y cavidad oral, hígado, y cavidades nasal y bucal. Nuestro blog se ocupó in extenso de este tema en particular con una noticia presente en https://www.neyro.com/2017/04/03/beber-alcohol-produce-siete-tipos-diferentes-de-cancer/.
  • Otras enfermedades no transmisibles: Cirrosis hepática debida al consumo de alcohol, diabetes, epilepsia, pancreatitis, y trastornos por consumo de alcohol.
  • Enfermedades transmisibles: Infecciones respiratorias de las vías bajas, y tuberculosis.
  • Lesiones intencionales: Violencia interpersonal, y daño autoinfligido.
  • Lesiones involuntarias: Exposición a fuerzas mecánicas, intoxicaciones, incendios, calor y sustancias calientes, ahogamiento, y otras lesiones involuntarias.
  • Lesiones relacionadas con el transporte.

Al realizar un metanálisis y revisión sistemática del uso de alcohol, y 23 desenlaces de salud, que luego usaron para estimar nuevas curvas de dosis-respuesta de riesgos relativos, los investigadores determinaron que «el riesgo de mortalidad por todas las causas, y de cánceres específicamente, aumenta con niveles crecientes de consumo, y el nivel de consumo que minimiza la pérdida de salud, es cero». Ahora entendemos que el alcohol es una de las principales causas de muerte en el mundo.  Tenemos que actuar con urgencia para evitar estos millones de muertes», afirmó el Dr. Richard Horton, editor en jefe de The Lancet.

El consumo del alcohol con fines terapéuticos parece ser tan antiguo como el mismo alcohol, aunque también se reconoció desde tiempos remotos el riesgo de su abuso. En el siglo IV a. C., un médico ateniense escribió: «Los dioses revelaron el vino a los mortales para que sea la mayor bendición de aquellos que lo usan correctamente, y lo contrario para quienes no regulan su uso». Los nuevos resultados están en conflicto con la creencia extendida de que consumir hasta dos vasos por día no es inocuo, sino que también sería beneficioso para la salud cardiovascular.

«La visión generalizada de los beneficios para la salud del alcohol necesita ser revisada, particularmente a medida que los métodos y análisis mejorados continúen mostrando cuánto contribuye el consumo de alcohol a la muerte y la discapacidad, a nivel mundial», alertaron los investigadores. Los patrones de consumo tienen particularidades en los distintos países y, a fin de unificar criterios, los autores pautaron el consumo promedio referido a una «bebida estándar», definido como 10 g de alcohol puro consumido por una persona al día, que aproximadamente equivale a un vaso de 100 ml de vino tinto, o una lata de cerveza de 375 ml, o 30 ml de bebida blanca, como whisky.

Los autores encontraron solo un efecto protector del alcohol sobre la cardiopatía isquémica y posibles efectos protectores para la diabetes y el accidente cerebrovascular isquémico, aunque en estos últimos dos casos no se alcanzó significación estadística. El riesgo de desarrollar otros problemas de salud aumentó con la cantidad de bebidas alcohólicas consumidas cada día. Los datos confirmaban otros anteriores en parecido sentido y que comentamos anteriormente en http://www.neyro.com/2017/03/31/apoya-la-epidemiologia-mas-cientifica-la-idea-de-que-el-alcohol-causa-el-cancer/.

Específicamente, el riesgo de desarrollar uno de 23 problemas de salud relacionados con el alcohol fue 0,5% mayor entre quienes consumen una bebida estándar por día, respecto de los abstemios. En otras palabras, 914 de cada 100.000 personas de 15 – 95 años desarrollarían una condición en un año si no bebieran, pero en el mismo lapso, 918 personas en 100.000, que tomen una bebida al día, desarrollarían un problema de salud relacionado con el alcohol.

El riesgo aumentó a 7% en personas que ingerían dos bebidas estándar al día y 37% en quienes subieron esa frecuencia a cinco. Según los investigadores, el nivel de consumo de alcohol que minimiza el daño, es nulo. «El mito de que beber uno o dos tragos al día es bueno, es solo eso, un mito, que este estudio destruye», destacó Emmanuela Gakidou, Ph. D., otra autora principal del estudio.

En un comentario en la misma edición de The Lancet, Robyn Burton, Ph. D., del Institute of Psychiatry, Psychology & Neuroscience, en el King’s College London, en Londres, Reino Unido y, el Dr. Nick Sheron, hepatólogo clínico de la University of Southampton, en Southampton, Reino Unido, señalaron que las conclusiones del estudio son «claras y sin ambigüedades». «El alcohol es un tema colosal de salud global y las pequeñas reducciones en problemas de salud a bajos niveles de alcohol, son contrarrestadas por el riesgo aumentado de otros daños, incluyendo cáncer», comenta el Dr. Neyro que se ha ocupado en su blog en distintas oportunidades de darnos datos al respecto.

Si nos atenemos a los propios gráficos de consumo que publñica el artículo que comentamos, observamos que la situación en Argentina aparece como particularmente preocupante en la región. Los hombres comparten con los alemanes el tercer lugar de la clasificación global de prevalencia de consumo actual, con 94,3%, solo por detrás de los daneses (97,1%), y los noruegos (94,3%). Las mujeres (justo arriba), en tanto, aparecen en cuarto lugar, con 89,9%, solo superadas por las danesas (95,3%), las noruegas (91,4%), y las alemanas (90%). Ningún otro país de Iberoamérica entra en «los primeros 10» en ambas categorías, aunque Paraguay, Chile, Perú, y Colombia, también superan 80% en hombres, y Chile y Perú ingresan en el rango de 60% a 79,9% en mujeres. A modo de comparación, en Brasil las prevalencias de consumo en hombres y mujeres resultaron ser de 71%, y 42%, respectivamente.

De cualquier forma, la carga de enfermedad atribuible al alcohol no necesariamente se correlaciona de manera lineal con la proporción de bebedores en una población. En Brasil, las prevalencias de consumo en hombres y mujeres resultaron ser de 71%, y 42%, respectivamente. Sin embargo, ese país encabeza en la región (en hombres) los años de vida ajustados por discapacidad (DALY), relacionados con la ingesta de alcohol, por encima de Venezuela, Colombia, Uruguay, Argentina, y Perú.
Se calculó que en Argentina las muertes anuales atribuibles al alcohol suman 4.700 en mujeres y 7.700 en hombres. Un estudio reciente también había determinado que en el país, beber alcohol previene por año 1424 muertes por enfermedades cardiacas coronarias, pero causa 935 por accidente cerebrovascular., según otro artículo publicado en marzo de 2017 y presente en https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0173704.

«En Argentina, el principal motivo de consultas por problemas vinculados a las sustancias, es el alcohol. El porcentaje global de consumo de alcohol ha aumentado en los últimos años, y Argentina es el primer país consumidor de alcohol en América Latina, con 9 litros de alcohol puro por habitante por año», señaló el Dr. Pascual Valdez, médico de la Terapia Intensiva del Hospital Velez Sársfield de Buenos Aires, Argentina, y presidente de la Sociedad Argentina de Medicina (SAM), así como uno de los colaboradores del estudio que ahora comentamos publicado en The Lancet

A fines del año 2017, la Sociedad Argentina de Medicina, y otras cinco sociedades médicas del país, firmaron una declaración conjunta en la que alertaron que «las consecuencias socio-económicas del consumo ocasionan costos al estado, para prevenir la violencia relacionada con el alcohol, la asistencia sanitaria de quienes sufren los trastornos agudos y crónicos, y el déficit económico de las empresas, para recuperar la productividad perdida». «El alcohol es un producto básico que puede resultar adictivo y perjudicial para la salud, y no debe considerarse como un artículo de consumo ordinario, o de necesidad», sostuvo el documento.

El primer firmante del artículo, Max Griswold recordó el conjunto de recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, basadas en evidencia sustancial y disponibles en Organización Mundial de la Salud. Estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol. Biblioteca de la OMS. Ginebra. 2010,  en: www.who.int/substance_abuse/activities/msbalcstrategyes.pdf. El gobierno debe limitar los anuncios de alcohol, gravar el producto, y restringir  las horas de venta. Algunos países ya están aplicando este tipo de políticas, como Escocia, con precios unitarios mínimos, pero muchos países más deberían considerar estas acciones.
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Por su parte, Gakidou advirtió: «El alcohol plantea graves ramificaciones para la salud de la población en el futuro, en ausencia de una acción política en la actualidad. Nuestros resultados indican que el consumo de alcohol, y sus efectos nocivos para la salud, podrían convertirse en un desafío creciente a medida que los países se desarrollen más, y la promulgación o el mantenimiento de políticas fuertes de control del alcohol serán vitales». Los médicos también tienen un lugar privilegiado para contribuir a revertir las cifras.Griswold sintetizó: «El mensaje es bastante simple: ‘Bebe menos’. Los médicos deben adaptar este mensaje según el riesgo individual. Y para el caso de las mujeres, señala JL Neyro, el mensaje es aún más claro, pues cuanto pequeñas cantidades de alcohol pueden sobrellevar un incremento del riesgo de cáncer (ver en http://www.neyro.com/2015/10/02/consumo-moderado-de-alcohol-tambien-podria-aumentar-el-riesgo-de-cancer-en-las-mujeres/). También se espera así que los legisladores sean más conservadores en sus recomendaciones para un consumo seguro. Si pudiéramos convencer a todos a beber, como máximo, una bebida al día, podríamos pasar de 2,8 millones de muertes al año, a 120.000 muertes. Eso sería increíble, y mejoraría sustancialmente muchas vidas».

Para el Dr. Valdez, «en primer lugar deberíamos cambiar el lenguaje, ya que sería más prudente hablar de consumo problemático, para dar la pauta de lo que es, una situación difícil de delimitar, con bordes transparentes, y que además constituye un problema social con múltiples dimensiones, que los médicos debemos abordar, en conjunto con profesionales de otras disciplinas».

El médico argentino también sugirió recordar que el alcohol se considera una droga psicoactiva, lo mismo que la marihuana siendo ambas participantes del grupo de los depresores de la actividad del sistema nervioso central, señala JL Neyro, al contrario que la cocaína o las anfetaminas, que son básicamente stimulantes de aquella. Sin embrago, el alcohol es tan cotidiana en la vida de las personas, que se invisibiliza como tal droga psicoactiva.

El Dr. Valdez consideró que el gravamen o el aumento de los impuestos sobre el alcohol, «parece ser una de las medidas más costo-eficaces para reducir los efectos perjudiciales en regiones como Latinoamérica, que presenta altas tasas de consumo episódico excesivo, con relación al resto de medidas, como las educativas, las intervenciones dirigidas a reducir el consumo episódico excesivo de alcohol, o las intervenciones breves individuales».

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