Insomnio durante el embarazo; un problema infradiagnosticado y peor atendido.

 
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Un estudio liderado por la Universidad de Granada (UGR), en el que también han participado investigadores de la Universidad de Jaén y el Sistema Andaluz de Salud (SAS), señala que el 64% de las mujeres embarazadas padece insomnio durante el tercer trimestre de la gestación, una cifra diez veces superior a la de mujeres que sufren este problema antes de su embarazo, que se sitúa en el 6%. Para definir el insomnio, los investigadores del estudio emplearon la conocida Athens Insomnia Scale (AIS) con un resultado score ≥8, para definir el cuadro.

En esta investigación, que publica la revista European Journal of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology en su número de febrero de 2018 (y que está a disposición del lector interesado en http://www.ejog.org/article/S0301-2115(17)30546-8/fulltext), participaron un total de 486 mujeres embarazadas sanas de las provincias de Granada, Jaén, Huelva y Sevilla, que habían acudido a control gestacional antes de la semana 14 de gestación (antes de finalizar el primer trimestre) entre Febrero de 2013 y Marzo de 2016, y a quienes se les realizó un seguimiento hasta el final del embarazo.

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El trabajo revela que el 44 por ciento de las mujeres padecen insomnio en el primer trimestre de embarazo, una cifra que aumenta al 46 por ciento en el segundo, y al 64 por ciento en el tercero, unas cifras muy elevadas que justifican, a juicio de las autoras de la investigación, «un abordaje sistemático de este problema». Los ginecólogos, más ocupados en el desarrollo y el bienestar fetal en los últimos tiempos (véase en https://www.neyro.com/2014/07/20/podemos-diagnosticar-el-98-de-los-casos-de-anomalias-cromosomicas-durante-el-embarazo/), «a veces nos olvidamos de los síntomas del propio embarazo que condicionan acaso severa,memnte la calidad de vida de la propia gestante, señala el Dr. Neyro, ginecólogo con más de treinta años de experiencia clínica.
El insomnio trimestral previo se asoció con insomnio en el segundo trimestre T2 (aOR = 4.21, IC 95% 2.78-6.37) y tercero T3 (aOR = 4.43, IC 95% 2.77-7.08). El insomnio pre-gestacional fue determinante del insomnio en el primer trimestre T1 (aOR 12.50, IC 95% 3.58-43.60) y la obesidad se asoció con insomnio en T3 (aOR = 2.30, IC 95% 0.99-5.32). Por el contrario, la actividad física moderada redujo las probabilidades de insomnio en T3 (aOR 0,65; IC del 95%: 0,40 a 1,03).

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Como explica una de las autoras de este trabajo, la profesora del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UGR María del Carmen Amezcua Prieto, «aunque es bien conocido que durante el embarazo se agravan los problemas de sueño previo y con alta frecuencia surgen nuevos problemas, existe una tendencia a asumir la dificultad para conciliar y mantener un sueño reparador como un fenómeno propio del embarazo que hay que sufrir con él». «Probablemente -continúa la investigadora-, esto ocurre porque tampoco desde el sistema sanitario se le presta atención durante el seguimiento del embarazo, hasta el punto de que ni siquiera la Organización Mundial de la Salud se ocupa del sueño en su guía de atención a mujeres gestantes».

Sin embargo, los problemas relacionados con el sueño son muy numerosos, más allá del clásico síntoma en contrario como la hipersomnia que destaca el Dr. Neyro, muchas mujeres aquejan en las primeras semanas de la gestación, «por la acción de la propia progesterona muy incrementada en esas primeras semanas» destaca José Luis Neyro.. La necesidad de abordar este problema de forma sistemática deriva del hecho de que el insomnio afecta a la calidad de vida de las mujeres gestantes, lo cual tiene una gran importancia per se; pero además es un factor de riesgo de hipertensión y preeclampsia, diabetes mellitus gestacional, depresión, parto prematuro y cesáreas no planificadas.

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Para estudiar el insomnio hay que abordar cada uno de los aspectos del sueño nocturno y del impacto diurno que lo definen. «Los resultados de nuestro estudio muestran que en el primer trimestre del embarazo hay una afectación importante de la fragmentación del sueño (las veces que la mujer se despierta durante la noche, o el tiempo que permanece despierta en estos despertares) y de la somnolencia diurna; y que con el progreso de la gestación continúa aumentando la frecuencia e intensidad de la fragmentación, pero además se afecta la inducción (el tiempo que tarda en dormirse cuando se acuesta) y el tiempo total de sueño. Es importante tener en cuenta estos aspectos para un abordaje correcto (no farmacológico) del problema», advierte la investigadora de la UGR.

En este trabajo, sus autoras también han analizado los factores que se asocian con el insomnio. «El principal es el insomnio previo, hecho que, por obvio que resulte, es fundamental en la prevención, y que señala la necesidad de conocer la presencia o no de insomnio de las gestantes antes de su embarazo y durante cada una de las fases del mismo», advierte la catedrática de la UGR Aurora Bueno Cavanillas.

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En el tercer trimestre influye la obesidad (factor de riesgo que se puede modificar desde el inicio del embarazo) y el hecho de tener otros hijos (necesidad de detección precoz y tratamiento no farmacológico cuando sea necesario en gestantes con más hijos). Finalmente, el estudio liderado por la UGR permite señalar que mantener una actividad física moderada o intensa durante la gestación protege frente al insomnio gestacional, «lo que supone una razón más para promover la realización de actividad física entre las embarazadas». Una vez más, presentamos una nueva demostración que embarazo y actividad física, gestación y deporte no son en absoluto incompatibles sino más bien complementarios y fuente el uno de prevención de complicaciones durante el otro (véase en nuestra noticia previa alusiva al tema en https://www.neyro.com/2017/04/24/cuando-el-deporte-no-esta-contraindicado-ni-en-el-embarazo/).

Podríamos concluir con los autores del trabajo que la prevalencia del insomnio fue alta desde el comienzo del embarazo, asociada con el insomnio pregestacional de la propia gestante. Al final del embarazo, dos de cada tres mujeres embarazadas sufren de insomnio. La prevención del insomnio debe dirigirse especialmente a aquellos con alto índice de masa corporal (porque el incremento de la actividad física puede contribuir a su mejora) y con insomnio pre-gestacional.