A vueltas con los intentos de reducir la mortalidad por cáncer de ovario; nuevas noticias.

no de los temas «espinita» que seguimos manteniendo los ginecólogos en el abordaje de la salud de la mujer, sigue siendo bien entrado el siglo XXI, la reducción de la mortalidad por el temido cáncer de ovario en su vertiente epitelial, la más frecuente y de ordinario la más dañina.

Alguna puerta se ha abierto en los últimos meses desde muy diferentes abordajes tal y como expusimos en una noticia previa publicada en este blog en http://www.neyro.com/2015/12/31/nueva-esperanza-de-que-el-cribado-de-cancer-de-ovario-pudiera-reducir-un-20-la-mortalidad/.
Pero realmente, el avance creemos fundamental en la lucha contra esta mortífera enfermedad aparece cuando comienza a extenderse la idea que su origen realmente no está en el micro-daño repetido que las sucesivas ovulaciones tenían sobre la superficie epitelial del ovario, sino en alguna estructura cercana, pero diferente como eran las trompas de Fallopio.
De hecho, unos autores canadienses publicaron en mayo del casi ya lejano 2014 un estudio retrospectivo de cohorte basado en población en el que daban datos al respecto con nada menos que casi 44.000 mujeres de la Brito Columbia (la «beatiful», como ellos dicen de su tierra en el extremo suroeste de Cannadá), seguidas entre 2008 y 2011.
Allí se demostraba que extirparles las trompas a las mujeres que iban a sufrir una histerectomía o que habían solicitado su esterlización voluntaria, no añadía ni morbilidad ni aumentaba la mortalidad de ese proceder. El lector interesado puede seguir el original en el enlace siguiente, en https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24412119
El asunto tuvo tanto impacto que nos ocupamos de desarrollarlo en una noticia previa en nuestro propio blog que fue muy seguido en las redes sociales; está en http://www.neyro.com/2016/08/26/extirpacion-de-las-trompas-para-reducir-la-aparicion-del-cancer-de-ovario/
Pues bien, ahora nos llega un escalón más en la escala de la evidencia cinetífica en forma de revisión sistemática y metanálisis, que no es otra cosa que el análisis de los análisis previos que diferentes autores han hecho sobre un determinado tema. Como sabemos y ya arriba comentamos, se había sugerido que la salpingectomía podría reducir el riesgo de cáncer ovárico epitelial (COE) en base a la teoría de que la trompa es el origen del cáncer.
En el trabajo que ahora comentamos, apenas publicado en el número de junio de 2017 del prestigioso British Medical Journal, se realizó una revisión sistemática sobre la salpingectomía asociada con el riesgo de cáncer de ovario y el efecto de la salpingectomía durante la histerectomía sobre las complicaciones, incluyendo la función endocrina. El lector puede seguir el original del manuscrito publicado en el enlace https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Darelius+A%2C+Lycke+M%2C+Kindblom+JM%2C+et+al.+BJOG.+2017+Jun%3B+124(6)%3A+880–889.

De 844 artículos identificados, 11 cumplieron los criterios de inclusión. Lamentablemente, ningún estudio evaluó la reducción del riesgo de COE tras la salpingectomía junto con la histerectomía. Dos estudios retrospectivos publicaron un menor riesgo frente a la no cirugía, con una hazard ratio ajustada de 0,65 (95% IC 0,52-0,81); esto supone una reducción nada menos que del 35% del riesgo. No se encontraron diferencias en relación a las complicaciones entre los grupos con y sin salpingectomía. La función ovárica, medida mediante parámetros subrogados, fue similar a corto plazo.

En conclusión, existe poca evidencia que permita afirmar que la salpingectomía reduce el riesgo de COE, y su impacto a largo plazo en la función endocrina se desconoce, pero de momento, toda la que hay, señala nuestro experto, el Dr José Luis nEyro, no señala que cause mayores problemas hacerlo (extirpar las trompas) y aunque el grueso de la evidencia es escasa como señalan los autores, es siempre positiva.

Deberemos seguir profundizando en este tipo de actitudes para tener las suficientes experiencias como para que el ulterior análisis estadístico nos permita en un futuro afirmarlo con rotundidad.
Fuente consultada: Darelius A, Lycke M, Kindblom JM, et al. BJOG. 2017 Jun; 124(6): 880–889.

Binomios afortunados en la vida de la mujer: deporte y menopausia

 
Parecería periclitada la idea de que la menopausia es el final de lago más que la regla de la mujer; efectivamente solo es eso, pues es el nombre que le damos a esa última regla que precisamente para serlo, debe seguirse de un año entero sin nuevas hemorragias. Etimológicamente es un término que procede del griego mens, que significa «mensualmente», y pausi, que significa «cese». Pero hasta ahí si significado; en modo alguno termina con la vida de la mujer ni mucho menos con su actividad.
Hoy sabemos que un 95% de mujeres llegarán a vivir su menopausia y que al menos continuarán otros treinta o más años deprivadas de sus hormonas ováricas: ¿tiempo de abandono?, ¿tiempo de enfermedad?, ¿tiempo de pérdida de calidad de vida? En modo alguno y a ello puede contribuir un cambio de actitud, acaso una adecuada terapia hormonal si hay sintomatología climatérica que repondrá la calidad de vida perdida, como expresamos en nuestro propio web hace ya un tiempo, en http://www.neyro.com/2013/10/18/repercusion-de-la-menopausia-en-la-calidad-de-vida/.
En esa carrera por mantener la calidad de vida y ser más feliz, que es el objetivo fundamental de este blog (o al menos colaborar en que el lector lo consiga…), el deporte en general ocupa un lugar de privilegio; se ha demostrado hasta la saciedad que la actividad deportiva está ligada incluso a la consecución de una buena actividad sexual, elemento básico en el mantenimiento de esa calidad de vida que todos ansiamos en nuestras existencias; lo demostramos en una noticia que estimulamos al lector a considerar, presente en http://www.neyro.com/2012/07/13/si-quiere-tener-sexo-del-bueno-haga-deporte/
La condición femenina, tan indefectiblemente ligada a sus ciclos menstruales o a las consecuencias de su descenso en la actividad hormonal tras la menopausia, influye de manera poderosa en el rendimiento deportivo. Es más, debieras ser una constante a determinar y tener en cuenta, el momento del ciclo menstrual para condicionar de una o de otra manera el entrenamiento deportivo a todos los niveles: no solo en las deportistas de élite, que por supuesto, sino también para la deportista de más bajo nivel e incluso para aquella mujer que mantiene un cierto grado de actividad física constante. Lo explicábamos en el blog en http://www.neyro.com/2017/03/13/como-influyen-la-genetica-femenina-o-el-ciclo-menstrual-en-los-entrenamientos/
Sabemos por otro lado que tras la menopausia se produce una rápida pérdida de masa ósea y también una pérdida de masa muscular. La práctica regular de una actividad física en una mujer post-menopáusica puede resultar muy beneficiosa, ya que favorece el sistema circulatorio y el sistema músculo esquelético globalmente. El ejercicio mantiene la elasticidad de los músculos, mejora la coordinación y movilidad contribuye a la quema de calorías y mantenimiento del peso, mejora la hipertensión y los niveles de colesterol y tiene efectos psicológicos beneficiosos. De todo ello se ha hecho eco la cadena SER española a través de uno de sus más emblemáticos programa (SERrunners) en el que el Dr. Neyro viene colaborando últimamente.
La noticia hacía referencia a un programa de radio interesantísimo en el que a través de diversos testimonios de diferentes mujeres recogidos por los conductores del programa, los siempre profesionales Verónica Gómez y Jon Egaña, desgranaron los principales hitos del binomio deporte y menopausia, de la mano de un gran profesional del entrenamiento, el profesor de INEF Alberto García Bataller y el siempre dispuesto a la divulgación el ginecólogo José Luis Neyro. Puede seguirse íntegro el programa en el enlace siguiente