Los científicos intentan predecir el riesgo de preeclampsia

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Uno de los trastornos más temidos por las pacientes gestantes y por sus ginecólogos es el llamado trastorno hipertensivo asociado al embarazo o preeclampsia; es una vieja tríada sintomática, comenta el Dr. Neyro, compuesta por hipotensión inducida por la gestación, edemas más o menos generalizados y pérdida de proteínas por la orina. Se presenta en el tercer trimestre de la gestación pero su origen es muy anterior, continúa explicando nuestro experto, y se asocia a un trastorno vascular que tratamos de prevenir o, al menos de diagnosticar precozmente.

Si una mujer sufre preeclampsia, es de hecho objeto de una cuidadosa monitorización y una observación más estrechas durante el embarazo subsiguiente. Investigadores de Gran Bretaña trabajan para desarrollar una prueba para valorar el riesgo de esta enfermedad ya en el primer niño. Según un artículo publicado en la revista Molecular and Cellular Proteomics, han logrado identificar dos proteínas que podrían utilizarse para realizar esta predicción.

Médicos de la University of Manchester analizaron muestras obtenidas como parte del estudio internacional Scope en gestaciones en la semana 15, en un momento previo a la aparición de cualquier signo de la enfermedad.

En las mujeres que más adelante experimentaron preeclampsia, los científicos encontraron proteínas que diferían de las de las mujeres que se mantuvieron sanas. Con ayuda de un nuevo método que permitía determinar el nivel de varias enzimas simultáneamente, analizaron en mayor detalle tres de estas enzimas. Dos de ellas, las glucoproteínas 5 y 9 (PSG5 y PSG9), demostraron ser marcadores al menos tan buenos como el mejor indicador actual, el factor de crecimiento placentario.

“Esperamos que estos dos nuevos marcadores resulten beneficiosos en el futuro para las mujeres con riesgo de preeclampsia y permitan una intervención temprana y/o una vigilancia más estrecha”, afirmó Jenny Myers, jefa del estudio. “También esperamos comprender mejor las características biológicas de esta enfermedad determinando el motivo por el cual los niveles de estas proteínas son más altos en las mujeres con preeclampsia y si desempeñan un papel en el desarrollo de la placenta».

La disfunción eréctil genera más tensión y problemas de sueño a las mujeres que a los propios afectados

 

 

 

 

 

 

 

La disfunción eréctil, que afecta a más de la mitad de los varones de más de 40 años, también tiene consecuencias en sus parejas, incluso más que en ellos mismos, según los resultados de un estudio internacional, que ha evidenciado que las mujeres sufren más tensión, discuten más y tienen más interrupciones de sueño que los propios afectados.

El objetivo de la encuesta -en la que han participado más de 1.500 personas de Francia, España, Italia, Alemania, Reino Unido, México, Brasil y Canadá- era conocer en qué medida afecta a la relación de pareja la aparición tanto estos problemas de erección y cómo los síntomas urinarios provocados por las hiperplasias benignas de próstata.

Todos los encuestados afirmaron que ellos (por los hombres encuestados) o sus parejas (por las mujeres encuestadas) habían padecido disfunción eréctil y al menos uno de los síntomas urinarios característicos de la hiperplasia benigna de próstata.

El 77% de las mujeres y hombres encuestados coincidieron en que ambos trastornos interfieren y limitan la capacidad de disfrutar de la vida en pareja.

Los que más destacaron esta limitación provocada por los problemas de salud de varón fueron los italianos (hombres 89%, y mujeres 91%), seguidos por los españoles (hombres 81%, y mujeres 78%).
Sin embargo, al ser preguntados por las consecuencias de estos problemas, las mujeres se mostraron más afectadas, y no sólo en su vida sexual (75% de las mujeres, frente al 70% de los hombres). También estaban más tensas (43%, frente al 30% de los hombres), discutían más (22% frente al 15%) y sufrían más interrupciones del sueño (39% frente al 33%). Además, los encuestados españoles destacaron que las actividades en común que más se resienten y echan de menos debido a los síntomas de la disfunción eréctil y la hiperplasia benigna son, tras la actividad sexual, una noche romántica, las actividades de ocio en el exterior y viajar.

Por otro lado, la encuesta revela que un gran porcentaje de hombres (76%) y mujeres (78%) habían hablado con su pareja sobre ambos problemas. Los hombres del Reino Unido (68%) y las mujeres de Brasil (70%) fueron los que menos habían abordado el tema, frente a los hombres de Canadá (86%) y las mujeres italianas (89%), más favorables a tratar abiertamente los problemas urológicos del varón. No obstante, el 35% de los hombres y el 41% de las mujeres reconocieron que tardaron más de seis meses en iniciar una conversación del tema con su pareja.

En España un 83% de los hombres había hablado con sus parejas sobre los problemas de disfunción eréctil y HBP, porque «necesito el apoyo de mi pareja», «es importante para mí», «necesitamos mejorar nuestra vida sexual» o «necesitaba hacer algo al respecto».

Los hombres españoles afirmaron además que, en el 88% de los casos, fueron las mujeres quienes iniciaron la conversación sobre el problema de salud.

Por otro lado, el 40% de los hombres con disfunción eréctil reconoce que tardó más de siete meses en acudir al médico para buscar una solución. La razón más común era que si no habían buscado ayuda antes fue porque pensaban que «se terminaría pasando con el tiempo». No es infrecuente, señala nuestro experto el Dr. Neyro, que la disfunción eréctil del hombre la consulte la mujer en la consulta del ginecólogo…., incluso sin la presencia del afectado; es el viejo «ocúpate tú cariño…»; señala nuestro ginecólogo, el Dr. Neyro, que tantos hombres emplean para descargar sus responsabilidades también en este asunto…..

En el caso de la hiperplasia benigna, un 30% de los hombres con problemas urinarios esperaron al menos siete meses antes de visitar al médico, y la principal razón esgrimida por los hombres que no habían buscado tratamiento fue que «es algo natural de la edad».

Los varones españoles encuestados que sí habían buscado tratamiento frente a la disfunción eréctil que padecían explicaron que lo hicieron ya que querían recuperar su deseo sexual, evitar el impacto negativo que estaba teniendo en la vida sexual de la pareja y cuidar su salud. En el caso de la hiperplasia benigna, argumentaron también que tenían miedo de que estuviera relacionado con asuntos médicos más serios.