La Unión Europea autoriza el uso de una vacuna contra el VPH en varones

La Comisión Europea ha seguido la recomendación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés) y ha autorizado el uso de la vacuna tetravalente frente al virus del papiloma humano (VPH) Gardasil ® en niños a partir de los nueve años y jóvenes de entre 16 y 26 años, convirtiéndose en la primera vacuna contra este virus que se puede administrar en ambos sexos.

Este medicamento, comercializado por Sanofi Pasteur MSD y en el mercado desde 2006, protege frente a cuatro tipos del virus (6, 11, 16 y 18) y la actualización de su ficha técnica responde a los resultados de un ensayo clínico que ha demostrado su eficacia en la prevención de verrugas genitales, una afección común durante la juventud cuya frecuencia está aumentando.

Además, este último estudio se suma a otros que ponen de manifiesto la alta respuesta inmune que produce la vacuna en adolescentes de entre nueve y 15 años.

«Gardasil ® puede ayudar a niños y hombres jóvenes a prevenir enfermedades relacionadas con el VPH como las verrugas genitales», según ha asegurado Benoit Soubeyrand, director médico de Sanofi Pasteur MSD en Europa, quien recuerda que, «además de este beneficio directo, la vacunación frente al VPH en hombres puede ayudar a disminuir la circulación del virus entre la población y mejorar la aceptación de la vacunación entre las chicas».

De hecho, está comprobado que con la vacunación de un determinado grupo de hombres, se producen menos enfermedades por HPV entre las mujeres con las que aquéllos tienen relaciones sexuales habitualmente.

También frente a las lesiones anales. La ficha técnica de Gardasil ® también se ha actualizado para incluir la eficacia clínica de la vacuna en la prevención de las lesiones precancerosas de ano causadas por los tipos 16 y 18 del VPH, tal y como se ha demostrado en un estudio realizado entre hombres que declararon que mantenían relaciones sexuales con otros hombres.

Ambos precancerosas de ano, del 80% de los cánceres de ano y del 70% de los cánceres de pene. En este caso, la investigación se centró en hombres homosexuales (que “tienen relaciones con hombres”, para decirlo en un lenguaje más exacto y más científico), ya que esta población tiene un riesgo relativamente alto de padecer lesiones precancerosas anales relacionadas con tipos son responsables del 70% de las lesiones Asimismo, la compañía recuerda que en el estudio se usaron las lesiones precancerosas como marcador de cáncer anal ya que la prevención del mismo no puede ser estudiada por razones éticas.

Desde su aprobación por la EMA y la FDA (Foods and Drugas Administration de USA) se han administrado en todo el mundo un total de 74 millones de dosis de Gardasil ®, ya que en mujeres está autorizado su uso (desde hace varios años) para la prevención de lesiones genitales precancerosas (cervicales, vulvares y vaginales) y cáncer cervical relacionados causalmente con ciertos tipos oncogénicos del VPH (los más frecuentes en prevalencia).

Una vez más y son muchas, buenas y recientes noticias sobre la vacuna frente al HPV.

Vacunación entre los varones. Si Ud., amable visitante de este web, desea vacunar a uno de sus hijos varones o desea ser vacunado Ud. mismo, no tiene más que concertar una cita en nuestro centro clínico de Bilbao (ver “contacto” para solicitar una cita) solicitando día y hora.

Recuerde que en nuestro centro no se cobra dinero alguno por la vacunación, como muestra del compromiso con la salud pública y con nuestrosvisitantes.

Es un servicio de www.neyro.com

«Las vulvovaginitis son el primer motivo de consulta en ginecología entre mayo y octubre»

Las vulvovaginitis son afecciones de la vulva y de la vagina que se producen cuando se altera el equilibrio de la flora vaginal. El verano es la época en la que más se acude a las piscinas, en la que se permanece más tiempo con un bañador húmedo pegado al cuerpo y cuando se suda más y se pierden más secreciones. De hecho, es la primera causa de consulta en la atención primaria de ginecología en el periodo que abarca de mayo y octubre. Aunque son muy comunes y cerca del 100% de las mujeres van a sufrir al menos un episodio a lo largo de la vida, hay determinadas normas de higiene para intentar prevenirlas y, sobre todo, para evitar su reaparición. Así lo explica José Luis Neyro, ginecólogo del Hospital Universitario Cruces, de Bilbao.

  • Autor: Por CLARA BASSI
  • Fecha de publicación: 23 de agosto de 2011

¿Qué son las vulvovaginitis?

Las vulvovaginitis son afecciones de muy diverso origen que afectan a la zona de la vulva y la vagina y que se caracterizan todas ellas por síntomas como picor, enrojecimiento local, sensación de quemazón así como, a veces, flujo aumentado de diferentes tipos (blanquecino, amarillento o marrón verdoso). Las características del flujo dependen de que, además, haya una infección.

¿Cuáles predominan más?

» Las vulvovaginitis provocan picor, enrojecimiento local y sensación de quemazón y, a veces, flujo aumentado»

La gran mayoría de las vulvovaginitis empiezan con una disbacteriosis, que es una alteración de la flora vaginal (conocida como microbiota). La vagina consta de un ecosistema que, en condiciones normales, está en perfecto equilibrio. Este equilibrio lo conforma la acidez de los gérmenes que ahí habitan. Cuando, por distintas razones, la flora vaginal se altera también se perturba su equilibrio y se produce una pérdida de acidez. La disbacteriosis consiste en esta alteración de las condiciones de vida de los gérmenes de la vagina.

¿Cuáles son las consecuencias de la pérdida de acidez?

El resultado es que otros gérmenes invasores colonizan la vagina, entre los que figuran las levaduras (hongos). Como primer origen de las vulvovaginitis también puede haber infecciones de transmisión sexual (ITS). Sin embargo, este último supuesto es menos frecuente. La situación más común es que se registre primero una alteración del ecosistema vaginal y después una colonización por otros gérmenes no habituales.

¿Cuáles son las vulvovaginitis más frecuentes? ¿Qué microorganismos las causan?

La más frecuente es la vulvovaginitis candidiásica, causada por una levadura del género «Candida» de la que hay una gran variedad: «Candida albicans», la «Candida tropicalis» o «Candida glabrata», entre otras. Además, también hay vulvovaginitis causadas por levaduras como la «Trichomonas vaginalis», que se trasmiten por vía sexual.

¿Se sabe cuántas mujeres españolas padecen al año una vulvovaginitis?

No hay datos concluyentes, pero me atrevería a decir que, por una u otra razón, a lo largo de la vida cerca del 100% de las mujeres pueden tener al menos un episodio. Es muy común.

¿Casi como tener un resfriado?

Seguramente. Pero hay que destacar que el aspecto más importante no es sufrirla una vez, sino evitar que se repita.

¿Se repiten muy a menudo las vulvovaginitis?

«Hay determinadas normas de higiene para intentar prevenirlas y, sobre todo, para evitar su reaparición»

Son abundantes las recidivas. Hay vulvovaginitis provocadas una alteración crónica del equilibrio de la flora vaginal secundarias a tratamientos antibióticos reiterados (que se consumen por infecciones respiratorias como sinusitis, etcétera). Lo que ocurre con los antibióticos es que no hacen distinciones y, además de exterminar los microorganismos perjudiciales, también eliminan los que forman el ecosistema vaginal. Por eso, no es raro que tras los antibióticos para una infección de amígdalas, una semana más tarde surja una infección vaginal.

¿Hay mujeres que conocen esta asociación?

Por desgracia, sí. Hay otras circunstancias que predisponen a otras mujeres a padecer de vulvovaginitis, como sufrir diabetes o un déficit de hormonas por la posmenopausia. En esos momentos, también hay más probabilidad de que se desarrolle vulvovaginitis. Muchas mujeres posmenopáusicas, a las que se ha estudiado poco, pueden estar bajo tratamiento para una vulvovaginitis infecciosa, pero que solo se les resuelve cuando reciben tratamiento hormonal por la menopausia.

¿Cómo se tratan las vulvovaginitis?

«Sufrir diabetes o un déficit de hormonas por la posmenopausia predispone a sufrir vulvovaginitis»

El aspecto primero y fundamental es hacer un adecuado estudio del problema, analizarlo de forma integral y no centrarse solo en si hay algún germen causal, sino también en si se da una alteración del pH y acidez en la vagina. Con ese primer diagnóstico, se investiga la presencia de otro tipo de alteraciones hormonales o metabólicas. Después, se administra un tratamiento sistematizado contra el germen causal, para favorecer el reequilibrio de la flora vaginal. Ese reequilibrio de la flora antiguamente se hacía con productos prebióticos para estimular el crecimiento los gérmenes que habitan en la vagina.

¿Y cómo se tratan hoy?

Distintas casas comerciales han patentado diferentes tipos de estos gérmenes que se administran por vía vaginal para reequilibrar la flora, es decir, con ellos se repuebla la cavidad vaginal. Hay gérmenes liofilizados, que son muy cómodos de administrar y que no provocan residuos (antes era muy común que estos productos dejasen restos y manchasen la ropa interior). Y las infecciones se tratan durante tres o cuatro meses, tras los cuales se reequilibra la microbiota vaginal y se favorece a que ella misma se defienda de otros gérmenes agresivos.

¿Cuál es la diferencia exacta entre los prebióticos y los probióticos?

La diferencia es que los prebióticos son un conjunto de sustancias que alimentan a los gérmenes que componen cualquier la flora vaginal, mientras que los probióticos son un conjunto de seres vivos, de microorganismos, que en algún momento benefician a la flora humana (en la flora intestinal o vaginal). Elías Méchnikov, Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1908, ya recomendaba a sus pacientes que, para ser longevos, tenían que tomar leche fermentada de cabra. Esta fermentación no es más que una gran cantidad de microorganismos que forman el cuajo (leche fermentada), que confieren acidez al medio y que son la base de la buena salud. Parece ser que ahora se retoman aquellas enseñanzas.

¿Es cierto que las vulvovaginitis aumentan en verano?

«Bañarse más, sobre todo en aguas ricas en cloro, y permanecer con el traje de baño húmedo altera la composición del ecosistema vaginal»

Claro, porque el verano es una época en que la mujer transpira más, tienen más secreciones, se baña más por el calor, acude a más a piscinas con un agua con un pH muy agresivo, por tener mucho cloro, y permanece más tiempo con el traje de baño húmedo. Todo esto altera la composición del ecosistema vaginal. Además, en las consultas nos encontramos con ciertas condiciones de algunas mujeres procedentes de Europa (Rumania, Rusia o Bielorrusia) y de Latinoamérica (de Colombia y Ecuador), que tienen el hábito perjudicial de realizarse duchas vaginales (no de la vulva), lo que tiene un efecto de arrastre que elimina la flora vaginal, se altera el equilibrio y predispone a las infecciones de este tipo.

¿Por qué se practican estas duchas?

Por razones culturales. A estas mujeres se les ha enseñado que está mal tener secreciones que manchen la ropa interior. Por ello, se lavan con fruición mediante duchas vaginales, después de tener relaciones sexuales, etcétera. Pero esta intensa higiene vaginal es contraproducente. Hay que lavarse la vulva, la zona de la piel, pero no las mucosas del interior. Pero es difícil cambiar este hábito si se tiene como una norma de higiene aprendida.

¿Las vulvovaginitis llegan a aumentar hasta un 50% más en verano?

Sí, hasta el punto de que es el primer motivo de consulta de atención primaria de todos los ginecólogos de España entre los meses de mayo a octubre, sobre todo, en el periodo estival. Atendemos muchas consultas por picor, aumento de flujo, quemazón e, incluso, por dolor en las relaciones sexuales. Vulvovaginitis es un término muy extenso. Luego está la pequeña labor del ginecólogo de ponerle los «apellidos».

CONSEJOS PARA PREVENIR LA VULVOVAGINITIS

Las vulvovaginitis son mucho más frecuentes en verano, pero también constituyen un problema recurrente a lo largo de la vida de algunas mujeres y una afección de la que algunas es casi imposible que se libren a lo largo de toda su vida. Para prevenirla y para combatirla, en los casos de cronicidad, José Luis Neyro recomienda las siguientes medidas:

  • No utilizar salva slips, porque al hacer su función, mantener la ropa interior seca, no permite la transpiración, retiene las secreciones y macera la vulva. La vagina es un orificio natural que queda abierto de forma permanente y no se debe bloquear.
  • Si se está incómoda por las secreciones, se aconseja cambiar de ropa interior de manera más frecuente y escoger la que sea de algodón transpirable, en lugar de utilizar los salva slips.
  • No recurrir jamás a las duchas vaginales como método de higiene.
  • Tener precaución algunos productos de higiene íntima, ya que algunos de ellos alteran la flora vaginal. La mejor medida para lavarse los genitales es hacerlo «con el sobrante de jabón que cae después de lavarse el pelo», es decir, sin enjabonarse en exceso.
  • Evitar manipular la vagina con las manos sucias o con instrumentos sucios, puede altera la flora vaginal.
  • Procurar no automedicarse nunca y menos con antibióticos.
  • Las mujeres con antecedentes de vulvovaginitis de repetición deben alertar a su médico de que después de cada tratamiento antibiótico sufren de este problema. En caso de duda, deben consultar al ginecólogo.
  • Ante vulvovaginitis recidivante se puede reponer la flora con probióticos. Para ello, durante la menstruación, pueden utilizar un nuevo tampón que libera estos probióticos y permite reequilibrar la flora vaginal alterada, que predispone a esta dolencia.