¿Puede regularse la gestación subrogada cual si fuera un trasplante de órganos?

Son las cuestiones relativas a la ultimidad, el final de la vida y el origen y comienzo de la misma, las que más nos cuestionan en la toma de decisiones bioéticas a lo largo del ejercicio profesional de la medicina, sin duda alguna. Nos ocupamos de esta reflexión hace ya algún tiempo en http://www.neyro.com/2007/12/17/se-nos-exije-adoptar-decisiones-eticas-que-no-tenemos-claras/. No siempre lo tenemos todo claro, pero deberemos reconocer que el desarrollo terrible que la reproducción asistida ha tenido en estos últimos treinta años, ha empujado más que cien años de reflexión aislada en la consecución de nuevas decisiones hasta hace poco ni siquiera imaginadas.
Hoy tenemos delante de nostros sin decidir todavía,  si el acceso al conocimiento de nuestro propio origen biológico es un derecho inalienable o debiera tener ciertas limitaciones en algunos casos como desarrollamos hace unos meses en este mismo blog (disponible en el enlace siguiente http://www.neyro.com/2013/06/09/podemos-crear-el-derecho-a-conocer-nuestro-verdadero-origen-biologico/)
Entre tanto, los acontecimientos del devenir de nuestra historia va retardando la maternidad (ya lo contamos aquí mismo en http://www.neyro.com/2017/01/25/es-la-maternidad-tardia-un-problema-para-la-mujer-o-para-la-sociedad-2/ ) y al tiempo y por idénticas razones, continua creciendo la edad media de las pacientes que en todo el mundo recurren a la reproducción asistida (puede leerse sobre el asunto en http://www.neyro.com/2015/01/26/aumenta-la-edad-media-de-las-pacientes-en-la-reproduccion-asistida/).
Nuevas técnicas se van incorporando a nuestra arsenal terapéutico para conseguir embarazos que hace pocos años hubieran resultado imposibles (en este sentido puede leerse en http://www.neyro.com/2016/04/13/donacion-de-ovocitos-como-solucion-para-un-tercio-de-las-parejas-con-infertilidad/) y entre ellas la subrogación materna es la única alternativa válida a la adopción o a la resignación en determinados casos en los que la mujer no puede gestar por diferentes razones. Se trata de que otra mujer «porte» el embarazo de una determinada pareja y al finalizar la gestación «entregue» el nacido vivo a sus padres biológicos.
En relación con los problemas que esta técnica plantea desde el punto de vista jurídico (y bioético) el director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, considera extrapolable el modelo de donación de órganos existente en España a la gestación subrogada, aunque cree que sería aplicable a un pequeño porcentaje de las personas interesadas. El responsable de la ONT ha admitido «la complejidad» de regular la gestación mediante este proceso y, aunque ha reconocido similitudes con el modelo de donación de órganos, ha asegurado «haber pensado mucho en ello» y «no tener las ideas claras».
Ninguno de los especialistas en bioética consultados, señala el Dr. Neyro, Magíster en Bioética por diferentes universidades españolas, lo tiene definitivamente claro. Así, el Comité de Bioética de España, un órgano colegiado, independiente y de carácter consultivo encargado de analizar las materias con implicaciones éticas y sociales de la Biomedicina y Ciencias de la Salud, lleva preparando aproximadamente tres meses un documento –aún en fase muy preliminar– sobre la cuestión de la gestación subrogada, según explica la presidente de este organismo, Teresa López.

«El tema de la gestación subrogada y los trasplantes tiene similitudes y utilizar la misma filosofía que la donación en vivo si podría servir para determinados casos de gestación subrogada», ha explicado Matesanz. En este sentido, José Luis Neyro recuerda que el modelo de la ONT está basado en valores intrínsecamente benéficos, como la solidaridad, el altruismo y la inexistencia de coacciones para el donante; «por esto es un referente internacional mucho más allá de sociologías diversas» señala el ginecólogo. «En la medida en que se dieran esas posibilidades sería perfectamente aplicable y una solución para un porcentaje de casos relativamente pequeño», ha indicado Rafael Matesanz (que ya anunciado que deja su puesto en breve, por jubilación).

En su opinión, estos casos quedarían reducidos prácticamente al ámbito de un familiar que, de manera desinteresada, quiera acceder a ello. Matesanz cree que el caso de la donación de hígado en vivo es el que podría presentar más parecido con el de la gestación subrogada porque supone «donar un fragmento del órgano que luego se regenera».

Ha recordado que en para el trasplante de riñón se contempla también la posibilidad de un donante altruista, pero en ese caso donante y receptor no se conocen. «Ese es el mecanismo del buen samaritano, una persona que está dispuesta a donar un riñón a quien más lo pueda necesitar, para ello acuden a un hospital o a la ONT donde se realizan todos los trámites y se les adscribe un receptor al que no llegan a conocer nunca», ha indicado.

La posibilidad que siempre hemos contemplado los que desde hace tiempo nos dedicamos a la reproducción asistida (ver en http://www.neyro.com/2010/07/05/el-primer-bebe-probeta-vasco-cumple-25-anos/ ), señala JL Neyro, es emplear un familiar directo, cercano, como gestante subrogada y altruista. Por ello, Matesanz opina que también podría tener «similitudes» con la gestación subrogada: «si existiese una persona que quisiese hacer eso tendría que estudiarse y se adscribiría a quien estuviese en lista de espera».
Los expertos han insistido en la característica que marca el sistema de la ONT basado en el altruismo y ha recordado que en algunos países está permitida la compensación económica por la donación de órganos al igual que ocurre con la gestación subrogada. En opinión de JL Neyro, podría argumentarse desde el punto de vista bioético, con las mismas razones que se «compensa» la donación de semen o de ovocitos, en las que no paga el producto sino que se compensa al/la donante por las molestias ocasionadas por su participación en estos procesos.

De todas maneras, el asunto resulta complejo en el momento desde que «se abre la espita de la compensación» y se recuerda que expertos en bioética «lo consideran claramente un caso de pendiente deslizante en el que se acaba en la comercialización (de órganos), en una compraventa». «No podemos tolerar que eso suceda en nuestro país, ejemplo mundial de altruismo y solidaridad cien veces comprobada en el tema del trasplante de órganos», destaca fiablemente José Luis Neyro.