Células de cáncer de mama triple negativo de ratones, muertas por el ataque experimental de un virus.

Un virus no conocido por causar enfermedad mata las células del cáncer de mama triple negativo y tumores que crecen en estas células en ratones, según revelan investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad del Estado de Pensilvania (Penn State), en Estados Unidos. Saber cómo el virus mata el cáncer podría conducir a nuevos tratamientos para los tumores de mama. De antiguo sabíamos que no todas las pacientes afectas de cáncer de mama presentan factores de riesgo que nos permitan etiquetarlas como de alto riesgo (ver en http://www.neyro.com/2007/09/20/el-95-por-ciento-de-las-mujeres-con-cancer-de-mama-no-responde-al-perfil-de-riesgo-establecido-por-los-expertos/); de aquí el interés de todas estas investigaciones que van apareciendo cada día, aclara el experto en ginecología y responsable de este web, José Luis Neyro.
El virus del que hablamos se llama adenoasociado de tipo 2 (AAV2) e infecta a los seres humanos, pero no se sabe si causa enfermedad. En estudios anteriores, los investigadores probaron el virus en una variedad de cánceres de mama que representan grados de agresividad y en células de cáncer cervical por papilomavirus humano positivo, detectando que este virus inicia la apoptosis, la muerte celular natural, en las células cancerosas sin afectar a las sanas.
Hoy conocemos que lo más importante del cáncer de mama es estudiar su producción biológica desde el punto de vista de su biología molecular, como ya señalamos en su día en http://www.neyro.com/2012/11/25/aclarados-algunos-puntos-sobre-el-cancer-de-mama-y-sus-variantes/. Ahora, «el tratamiento del cáncer de mama sigue siendo difícil debido a que hay múltiples vías de señalización que promueven el crecimiento tumoral y desarrollan resistencia al tratamiento», recuerda Craig Meyers, profesor distinguido de Microbiología e Inmunología en Penn State.

Las vías de señalización incluyen moléculas en una célula que controlan las funciones celulares, como la división celular, mediante la cooperación. Por ejemplo, la primera molécula en el proceso recibe una señal para comenzar, luego le ordena a otra molécula que se ponga en funcionamiento y así sucesivamente.

El tratamiento de cáncer de mama difiere por paciente debido a las diferencias en los tumores. Algunos tumores contienen receptores de proteínas que se activan por las hormonas de estrógeno o progesterona, mientras otros responden a otra proteína llamada receptor del factor de crecimiento epidérmico humano 2 (HER2), de forma que cada uno es tratado de forma diferente. Nos es necesario invertir dinero y medios en el estudio biológico de cada tumor, señala nuestro experto el Dr. Neyro, para poder personalizar cada día más los tratamientos (léase en http://www.neyro.com/2014/02/04/el-cancer-de-mama-her2-se-puede-sub-clasificar-en-cuatro-subtipos-diferentes/) precisamente en base a su propia producción molecular.

Un cáncer de mama triple negativo no tiene ninguno de estos receptores de proteínas y es típicamente agresivo; se caracteriza porque, señala José Luis Neyro, no tiene receptores para estrógenos ni para progesterona y tampoco expresa la proteína HER2; por ello su comportamiento es menos previsible y en general más agresivo. «Hay una necesidad urgente y permanente de desarrollar nuevas terapias que se dirijan de manera eficiente a los cánceres de mama triple negativo», señala Meyers. En el estudio actual, los investigadores probaron AAV2 en una línea celular representativa de cáncer de mama triple negativo. Según sus resultados, publicados en “Cancer Biology and Therapy”, el AAV2 mató al cien por cien de las células en el laboratorio mediante la activación de las proteínas denominadas caspasas, que son esenciales para la muerte natural de la célula.

Además, en línea con investigaciones anteriores, las células cancerosas infectadas con AAV2 produjeron más Ki-67, un sistema de inmunidad de activación de la proteína y c-Myc, una proteína que ayuda a aumentar el crecimiento celular e inducir la apoptosis. El crecimiento de las células del cáncer se frenó a los 17 días y todas las células estaban muertas en el día 21, de forma que AAV2 intervino en la muerte celular de múltiples líneas celulares de cáncer de mama que representan los grados tanto bajos como altos de cáncer y se dirigió a las células cancerosas independientemente de la hormona o el factor de crecimiento para su clasificación. Luego, los investigadores inyectaron AAV2 en líneas tumorales derivadas de células de cáncer de mama humano en ratones sin funcionamiento de su sistema inmunológico. Los ratones que recibieron AAV2 sobrevivieron más que los no tratados y no mostraron signos de la enfermedad a diferencia de los roedores no tratados.

El tamaño de los tumores disminuyó en los ratones tratados, de forma que las áreas de la muerte celular eran visibles y todos ratones a los que se aplicó AAV2 sobrevivieron a lo largo del estudio, un contraste con el grupo de control. «Estos resultados son significativos, ya que la necrosis tumoral o la muerte en respuesta a la terapia también se utiliza para medir la eficacia de la quimioterapéutica», afirma Meyers.